la crónica · tercera corrida del abono de feria en sevilla

Dolorosa presentación

  • La ganadería de Dolores Aguirre fracasa en su estreno en la Maestranza · Barrera, ovacionado por una faena épica ante el cuarto toro, una auténtica alimaña · Salvador Cortés y Alberto Aguilar, silenciados

GANADERÍA: Corrida de Dolores Aguirre, que debutaba en la Maestranza, en conjunto bien presentada, con el denominador común de la mansedumbre y el peligro. TOREROS: Antonio Barrera, de tabaco y oro, con remates negros. Pinchazo, pinchazo hondo, pinchazo, media y descabello (silencio tras aviso). En el cuarto, estocada (saludos tras aviso). Salvador Cortés, de blanco y oro. pinchazo (silencio; con protestas al palco). En el quinto, pinchazo (silencio tras aviso). Alberto Aguilar, de berenjena y oro. dos pinchazos y entera (silencio). En el sexto, pinchazo hondo, estocada corta, pinchazo y media (silencio tras aviso). Incidencias: Real Maestranza de Sevilla. Martes 26 de abril de 2011. Más de media entrada en tarde excelente en lo climatológico.

La ganadería de Dolores Aguirre, que pasta en tierras sevillanas, sucumbió en su presentación en la Maestranza. Ni convenció al público torista ni mucho menos a los toreros. Manso y peligroso el primero, inválido el segundo, muy peligroso el tercero, una alimaña el cuarto, muy descastado el quinto y, tras un claudicante sexto, el sobrero del mismo hierro que le reemplazó resultó complicado y tampoco levantó la pésima nota de una corrida para olvidar.

La terna compuesta por Antonio Barrera, Salvador Cortés y el debutante Alberto Aguilar presentaron batalla como pudieron. Barrera fue el único que cosechó una ovación en una tarde que en lo taurino fue un auténtico funeral.

Antonio Barrera, muy peleón, llegó a manejar con desparpajo el capote en el que abrió plaza, rematando de manera airosa y de frente. Comenzó la faena, ante el manso, de feo estilo, dándole ventaja en la distancia larga, sin probatura alguna. El torero expuso. Y el galafate buscó reiteradamente al diestro, que tragó mucho por el pitón derecho. Cuando cogió la izquierda, el animalito ya sabía latín y lo desarmó cuando el espada presentaba como credenciales la tela encarnada en la mano. A partir de entonces, trasteo preparatorio para un rosario de pinchazos.

Con el cuarto, una auténtica alimaña, el sevillano tiró de épica. El regalito se tiraba al bulto con una facilidad tremenda y Barrera, en gladiador, porfió largamente. En medio del arrojado trasteo, el diestro sevillano llegó incluso a intercalar un cambio de mano. Si se había entregado hasta incluso llegar a pasarse de metraje, lo mejor llegó en la suerte suprema, que el torero ejecutó con gran confianza, metiendo la mano con decisión y por arriba a un toro que le esperaba para atraparle. Recogió una fortísima y merecidísima ovación.

Salvador Cortés contó con el peor lote: un toro inválido y otro descastadísimo. Su primero perdió reiteradamente las manos hasta el punto de que el público solicitó al presidente, con protestas sucesivas, el cambio. Un grito de "¡Presidente, eres más malo que Zapatero!" recibió la única ovación -junto a la que había escuchado Barrera- de la infumable tarde. Pero Julián Salguero mantuvo al inválido y el público se echó encima del torero para que cortara el simulacro de faena. El descastadísimo quinto se echó hasta en tres ocasiones durante una labor en la que Cortés porfió en vano.

El madrileño Alberto Aguilar, que debutaba en la plaza de Sevilla, también luchó con la adversidad de un lote difícil. El manso tercero le buscó siempre con mucho peligro. El albacetense le plantó batalla en la distancia larga en un comienzo de faena esperanzador. Pero la movilidad del toro no estaba acompañada de entrega ni clase. Y tras un arreón del toro cuando manejaba la izquierda, el manchego decidió cortar. Con el sexto, sin calidad alguna, que tenía peligro sordo, tampoco consiguió cosas destacables en una labor en la que no llegó tampoco el torero a entregarse con el arrojo que le habíamos visto en la pasada Feria de Fallas.

Sin duda, la tarde quedó marcada por la dolorosa presentación de la ganadería de Dolores Aguirre.

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