Toros

Luis Mariscal, herido muy grave

  • Los sevillanos Luis Vilches y Salvador Cortés cortan una oreja cada uno en la Maestranza · El madrileño Javier Cortés se marcha de vacío en su debut · Corrida seria y de desigual juego de Peñajara

Ficha. GANADERÍA: Corrida de Peñajara, seria y de juego desigual. TOREROS: Luis Vilches, de verde y oro. Estocada que asoma y tres descabellos (saludos desde el callejón). En el cuarto, estocada (oreja). Salvador Cortés, de caldero y azabache. Estocada (oreja). En el quinto, tres pinchazos y estocada (palmas). Javier Cortes, de teja y oro. Estocada y un descabello (silencio). En el sexto, media estocada (saludos). Incidencias: Plaza de la Maestranza de Sevilla. Domingo 15 de agosto. Corrida en honor de la Virgen de los Reyes. Nocturna. Menos de media entrada. El banderillero Luis Mariscal sufrió una cornada de pronóstico muy grave en el muslo izquierdo, con cinco trayectorias, que afectaba a distintas venas, entre ellas la safena. Tras una operación de cinco horas, el parte facultativo, ofrecido por el doctor Octavio Mulet, recoge que el torero "presenta cinco heridas en cara anterior, lateral interna y posterior del muslo izquierdo con hemorragia arterial y venosa activas y cuadro de shock. Se procede bajo anestesia general a la intervención encontrando una herida que desde la cara lateral interna y en una trayectoria de 25 cm saliendo en la cara anterior por debajo de la ingle; otra trayectoria que hacia abajo rompe músculos sartorio, vasto interno del cuadriceps y fibras del biceps femoral llegando hasta el fémur y en una extensión de 20 cm llegando hasta la cara lateral interna de la rodilla y rompiendo la arteria femoral superficial y vena femoral a nivel del anillo de Hunter. Otra trayectoria hacia atrás en una extensión de 10 cm y otra hacia delante y hacia afuera de unos 15 cm que sale por la cara lateral externa del muslo. Presenta herida inciso-contusa con hematoma en región frontoparietal izquierda que se sutura. Se procede a las anastomosis de la arteria y de la vena, esta última con injerto de safena de la misma pierna. Se transfunde sueros, expansores de plasma, cinco unidades de concentrados de hematies y heparina sistémica. Cierre de planos musculares y aponeuróticos y piel y colocación de varios drenajes. Pronóstico muy grave".

Crónica. La noche, que discurría por un sendero discreto en lo artístico, se partió en dos cuando el buen banderillero Luis Mariscal citó al astifino quinto toro de Peñajara. Dio la impresión de que entraría por el pitón derecho. Sin embargo, Mariscal decidió emprender el viaje a última hora hacia el izquierdo. El torero, en su celo, se dejó ver en exceso y el negro burel le lanzó dos hachazos al muslo izquierdo, propinándole una cornada seca, dura, que supuso un calambrazo abismal, estrellándose el torero en la arena. Mariscal quedó sentado durante unos segundos eternos, mientras la cuadrilla intentaba llevarse al toro. Las asistencias emprendieron de manera rauda el camino hacia la enfermería y un reguero de sangre fue la señal inequívoca de que la cornada era muy grave. Un escalofrío recorrió los tendidos, que enmudecieron de inmediato. El hermano del banderillero, el matador Salvador Cortés, su jefe de filas, pidió calma. Y, con serenidad, se sobrepuso a la impresión -en este caso mayor, al ver cómo sangre de su sangre se había derramado en el ruedo maestrante- por la tremenda cogida. Salvador se entregó de manera porfiona con su oponente, que resultó muy deslucido en la muleta.

Con anterioridad, habíamos vivido un espectáculo plácido en muchos sentidos. El bello marco de la Maestranza, iluminado, refulgía en una noche de agradable temperatura, acariciada por una leve y refrescante brisa. Y en esa placidez nocturna, los diestros sevillanos Luis Vilches y Salvador Cortés -que toreaban en el patio de su casa- contaron con unos partidarios fieles que les apoyaron incondicionalmente y que solicitaron trofeos con vehemencia. Vilches cortó una oreja a su segundo toro y Salvador Cortés otra a su primero, de una seria corrida de Peñajara, que dio un juego desigual.

Luis Vilches, en la primera corrida que toreaba esta temporada, impresionó por su toreo de capa. A su primero lo recibió con unas bellas verónicas y una media de cartel, con el compás abierto. Su faena, con un buen comienzo con la diestra, bajó luego en intensidad. El utrerano dibujó algún natural con empaque. En el cuarto, en el que consiguió el trofeo, estuvo muy voluntarioso. De nuevo toreó con buen aire con el capote a un animal demasiado abierto de cuerna. En los tercios, el trasteo fue correcto con la diestra. Al natural, hubo excesivos enganchones. El torero se entregó de nuevo por el lado derecho, en un esfuerzo denodado por agradar al respetable, que solicitó la oreja tras una estocada.

Salvador Cortés consiguió el otro trofeo del segundo peñajara, un animal que, aunque acudía tardo, transmitía en sus embestidas y que se resistió a morir. Cortés, en los medios, dio distancia larga para una primera serie con la diestra que caló en los tendidos. Engarzó de nuevo derechazos de mano baja en otra tanda y la música se arrancó con el pasodoble Dávila Miura. Con todo a favor, el toro se fue apagando, cuando el diestro de Mairena del Aljarafe toreó con la mano izquierda. El trasteo bajó en intensidad. La estocada fue decisiva para que volaran pañuelos y el premio fuera concedido.

El madrileño Javier Cortés, que debutaba en la Maestranza, dejó una pobre impresión ante el peor lote. Con el incierto tercero anduvo desconfiado. Y ante el sexto, sin apenas recorrido, tampoco brilló en actitud ni recursos. Hubo demasiados enganchones en una labor que no llegó a conquistar al público.

Al cierre de esta edición, el equipo del doctor Vila continuaba operando a Luis Mariscal de una de las cornadas más duras de las últimas temporadas. Una cornada terrible a un gran torero de plata, cuyas actuaciones suelen ser de oro y que anoche se tiñó con el rojo dramático de su sangre.

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