Toros

Morenito de Aranda realiza lo más destacado en Valdemorillo

  • El presidente le niega una oreja en el sexto al burgalés. Leandro e Iván Vicente, silenciados

El tercer festejo de la Feria de San Blas de Valdemorillo tuvo como protagonista a una corrida en suspensión de pagos. O una corrida de Antonio San Román que suspendió en todo, salvo en la presentación: toros serios, de bonita pinta, pero intervenida la bravura por falta de raza y casta. Dura corrida para el inicio de temporada de tres toreros, Iván Vicente, Leandro y Morenito de Aranda, que hicieron las cosas bien, salvo con las espadas. El primero recibió una voltereta del primero y el último, Morenito, vio cómo un Presidente en babia (el invierno no cambia estas cosas) le negaba una oreja que había merecido por su labor frente al sexto, que tuvo movilidad pero ninguna entrega. Se tuvo que conformar con una vuelta.

El tercero, burraco salpicado, alto de agujas, bien presentado, se dejó de salida y Morenito de Aranda firmó tres lances con muy buen son. Después, el toro se vino a menos y sólo brindó medias arrancadas con la cara alta. El torero estuvo bien con él, componiendo la figura e imprimiéndole estilo a su quehacer, pero falló, como sus dos compañeros, con la espada. Merecía haber cortado una oreja por su labor frente al sexto. Morenito mostró firmeza y logró tres tandas, una por la izquierda y dos sobre la diestra, de mucho mérito. El toro no iba entregado nunca, y pegaba tarascadas, pero el burgalés logró armar una faena compuesta a la que el Presidente le negó el premio de una oreja. Dio una vuelta al ruedo.

Iván Vicente recibió bien de capote al primero, un castaño que resultó manso y rajado. En un pase, el toro lanzó un derrote en su muslo izquierdo y le volteó, rompiéndole la taleguilla. Vicente mostró valor y coraje, robándole pases por ambos pitones. Fue ovacionado y pasó a la enfermería. Salió de allí para lidiar al cuarto. Iván Vicente lo intentó todo, pero sólo pudo robarle algún muletazo aislado a un toro que marcó muy pronto lo querencia y no quería embestir.

Leandro estuvo firme con el segundo y logró dos tandas buenas, especialmente una sobre la mano izquierda. Se le puso complicado a la hora de matar y él tampoco estuvo acertado con la espada. Su actuación fue silenciada. El quinto fue otro toro serio que mostró genio, haciendo hilo siempre, Leandro no se encontró.

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