GANADERÍA: Toros de Alberto Mateos, desiguales de presentación y manejables en su conjunto. El quinto, Lisonjeador, fue indultado. TOREROS: Marc Serrano, oreja y oreja. Sánchez Vara, ovación y dos orejas y rabo simbólicos. Andrés Palacios, dos orejas y silencio tras aviso. Incidencias: Plaza de Ajalvír. Tercera de feria. Un cuarto de entrada en tarde gélida. Serrano, Sánchez Vara y Palacios salieron en hombros.
La feria madrileña de Ajalvir terminó por todo lo alto, con la terna por la puerta grande y el éxito de la ganadería de Alberto Mateos, cuyo quinto toro, Lisonjeador, fue premiado con el indulto. Ese astado fue a parar a manos de Sánchez Vara, que protagonizó una faena basada en el pitón derecho, a pesar de que el mejor del animal era el izquiedo. El torero firmó un trasteo templado y limpio, con algunos pases de buen trazo, aprovechando un toro de gran condición, que recibió dos puyazos y que llegó a la muleta arrancándose de lejos, fijo en las telas. Ante el manejable segundo, Sánchez Vara se mostró bullidor con el capote y diseñó una faena con la mano derecha.
Pero todo no quedó ahí, sino que Andrés Palacios se destapó y mostró un gran concepto. Al tercero le enjaretó un buen ramillete de verónicas y un quite por chicuelinas de mano baja, aunque al animal le costaba andar. Sin embargo, Palacios se sintió a gusto y relajado. Cerró el trasteo con una tanda al natural llena de gusto. Con el sexto, que fue a menos, sólo pudo mostrar su voluntad.
Por su parte, el francés Marc Serrano dejó patente su voluntad y su disposición. Ante el que abría plaza nunca se aburrió, y sacó buenos derechazos al cuarto.
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