Toros

Serafín Marín destaca en la Corrida de Ramos celebrada en Las Ventas

  • El diestro catalán da una vuelta al ruedo · Víctor Puerto y Javier Cortés son silenciados en sus respectivos lotes

GANADERÍA: Cinco toros de Mari Carmen Camacho, serios y de juego desigual; y uno, como quinto tris, de Mauricio Soler, exigente. TOREROS: Víctor Puerto, silencio tras dos avisos y silencio tras aviso, Serafín Marín, saludos y vuelta tras petición de oreja. Javier Cortés, silencio y silencio tras aviso. Incidencias: Plaza Monumental de Las Ventas de Madrid. Media entrada.

El matador de toros barcelonés Serafín Marín fue el diestro más destacado en la corrida del Domingo de Ramos celebrada en la plaza madrileña de Las Ventas. Con un sobrero mostró su dimensión de torero valiente y capaz. El catalán dio una vuelta al ruedo, tras petición de oreja en el quinto tris. El resto del festejo transcurrió con escaso lucimiento, debido al escaso juego de los toros lidiados de María del Carmen Camacho. Víctor Puerto y Javier Cortés se mostraron voluntariosos.

Serafín Marín logró los mejores momentos ante el quinto tris, del hierro de Mauricio Soler, que exigió mucho al torero, quien le provocó mucho con la voz y con el toque, arriesgando hasta el punto de casi sufrir un percance en un derrote del toro, que le tocó la banda derecha de la taleguilla. Muy valiente, Marín rubricó su faena con un estoconazo perfecto, por lo que le pidieron la oreja.

Ante el astado anterior de su lote, el segundo, deslucido, Serafín Marín porfió en los tercios, tratando de pergeñar una labor que se basó en su pundonor. De nuevo cumplió con creces en la suerte suprema y fue ovacionado.

Víctor Puerto ratificó en el primer toro de la tarde su buen momento profesional, a pesar de su mal manejo con los aceros. Con un astado deslucido, el torero adoptivo de San José de la Rinconada se entregó con oficio y estética. Remató de mala manera con los aceros y a punto estuvo de escuchar los tres avisos. Con el también serio, pero basto y sin clase, que hizo cuarto, el trasteo no tuvo relieve.

El desrazado tercero no dio opciones a Javier Cortés, que aún con ello dejó muestras de su concepto. Bien colocado y echando la muleta adelante, el madrileño trató de arrancar las embestidas al animal, sin entrega. El sexto tampoco le brindó la oportunidad de lucirse y el trasteo fue porfión.

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