Toros

"Fue muy duro notar como la sangre de mi hermano me empapaba las medias"

  • El diestro, que auxilió a su hermano -Luis Mariscal- en la cornada más grave de la temporada durante la nocturna dominical en Sevilla, pasó la madrugada en la enfermería y ayer volvió a torear en Leganés

La jornada de ayer para el matador de toros Salvador Cortés y su cuadrilla rompe los esquemas a quienes desconozcan la filosofía de sacrificio de los toreros. Tras la gravísima cornada que sufrió su hermano Luis Mariscal, que toreaba a sus órdenes en la Maestranza el pasado domingo, aguardó a pie de la enfermería desde las doce y media hasta las cinco de la madrugada para conocer su estado. Y tras informarse de la operación viajó con su cuadrilla y su padre -banderillero retirado- a la localidad madrileña de Leganés, donde a las ocho de la tarde volvía a enfundarse el terno de luces, y resolvía positivamente ante una mala corrida, en una actuación en la que alternó con Juan Bautista y Eugenio de Mora, con toros de Jaralta. En su día, Salvador, decidió anunciarse con su segundo apellido, el materno, Cortés, dentro de una familia, los Mariscal, que siempre han sido un referente de profesionalidad y solvencia dentro del mundo del toreo.

-Desde fuera de su mundo, resulta muy difícil comprender que acabe de lidiar dos toros en Leganés, entre tanto la vida de su hermano, a cientos de kilómetros, todavía corre peligro...

-Esto es así. La cuadrilla y yo estuvimos hasta las cinco de la madrugada a la espera de noticias en la misma enfermería de la plaza. Cuando supe que la operación había terminado, mi deber era emprender el viaje hacia Leganés para cumplir con mi obligación. He venido con ellos, nos ha acompañado mi padre y todo ha salido bien.

-Supongo que habrá sido su viaje más duro hacia una plaza de toros...

-Sí. Constantemente hemos recordado la cornada. Estamos pasando un rato malísimo.

-En pocos minutos pasó de triunfar -le premiaron con un trofeo- al drama.

-Así es la Fiesta. Viví un momento agridulce. Lo importante es que él se recupere. A mí el triunfo, en ese momento, ya no me importaba.

-¿Cómo vivió la cornada?

-Fue muy desagradable. El toro apretó hacia los adentros y se intuía, pero nunca imaginé que sería tan fuerte.

-Hubo una escena sobrecogedora, cuando usted levantó a su hermano, junto a las asistencias, y se dirigió a la enfermería.

-Fue muy duro notar como la sangre de mi hermano me empapaba las medias. Pero me vine arriba. Luego, me la jugué. Con ese toro, en otro momento, quizás hubiera triunfado. Pero tenía la necesidad de saber cuanto antes el estado de mi hermano.

-¿Ha estado centrado en su actuación en Leganés?

-No he estado feliz. Me vienen las imágenes de la cornada a cada momento y me hubiera gustado estar con los míos. Pero como profesional tienes que cumplir y no transmitir tus problemas al público.

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