CORRIDA PICASSIANA

La revolución de los mansos

  • Nefasto encierro de Lagunajanda para una tarde que pasó desapercibida · Talavante y Luque mostraron voluntad ante dos lotes imposibles · Paquirri demostró su nivel con las banderillas

GANADERÍA: Corrida de Lagunajanda, en su conjunto bien presentada, pero faltos de bravura y fuerza.TOREROS: Rivera Ordóñez 'Paquirri', de fucsia y azabache. Estocada tendida (palmas). En el cuarto, pinchazo, media y descabello (palmas). Alajandro Talavante, de blanco y oro. Un aviso tras tres pinchazos y media estocada (saludos). En el quinto, un aviso tras una media estocada y dos descabellos (saludos). Daniel Luque, de caña y azabache. Media estocada (saludos). En el sexto, media estocada y descabello (saludos). INCIDENCIAS: Plaza de toros de La Malagueta. Domingo 24 de abril de 2011. Domingo de Resurrección. Corrida Picassiana. Media entrada en tarde fresca. DURACIÓN: dos horas.

Tarde para el olvido la que se vivió ayer en la plaza de toros de La Malagueta. El encierro de Lagunajanda sólo dio muestras de poca valía, lo que tampoco permitió el lucimiento de ningún diestro. Una picassiana a la que le faltó color en todos los sentidos, empezando por los trajes de luces. Rivera Ordóñez y Luque debieron confundir a Picasso con Goya. Talavante, en cambio, estuvo muy acertado con su vestido recordando al mítico arlequín del pintor. En cuanto al público, desoladora media entrada en una corrida en la que se vaticinó desde la empresa el no hay billetes. Abría cartel Francisco Rivera Ordóñez, Paquirri, que pasó por el albero de La Malagueta sin pena ni gloria, a pesar del buen nivel que demostró en el tercio de banderillas de sus dos toros. Su primer enemigo cabeceaba ante el capote dando síntomas de mansedumbre, la tónica de la tarde, pero aún así el diestro se mostró fino en el recibo con la capa.

Los pitos no tardaron en sonar al ver que tras el tercio de varas el animal no reaccionaba. Por chicuelinas realizó un quite Talavante que remató con una media e hizo gala de su buen gusto con el toreo de capote. No hubo lucimiento de Rivera con la muleta en una faena que remató con una estocada tendida y caída. Ante el tercero de la tarde no cambió el guión. Dejó detalles en la faena de recibo con el capote, pero el toro iba dejando muestras de su poca bravura y poca fuerza, hasta el punto de que cayó al término del tercio de banderillas. Falló con la espada, lo que le obligó a descabellar, tras un pinchazo y una media estocada.

Buenas clase la que mostró Alejandro Talavante con el capote ante el peor de su lote, si es que hubo alguno bueno. El público recibió con ganas sus lances, quizás porque era de lo primero que se veía en la tarde. En el caballo el toro no mostró demasiada lucha como tampoco ayudó a Daniel Luque, que intentó gustarse con la capa en el quite, pero que finalmente no pudo ser.

Talavante se llevó el toro a los medios, pero la intención no fue suficiente. El diestro avistó pronto que el de Lagunajanda necesitaba que se le acercara mucho la muleta y sin ganarle terrenos al toro intentó sacarle el poco partido que podía tener. Una faena anodina que fue rematada con el toque de un aviso. Ante el segundo de su lote, que en un principio apuntaba mejores maneras, siguió dando muestras de su intención. Todo quedó en agua de borrajas. Menos manso, o menos malo, que el resto de sus hermanos dio alguna posibilidad en la muleta, que pronto se esfumó. Su mala gestión con el acero se saldó con un nuevo aviso. Buenos propósitos los que traía Daniel Luque al ruedo de La Malagueta. Aquí ya fue triunfador y quería repetir en su primer compromiso picassiano. No pasa dos veces el mismo agua por el mismo río, decía Heráclito, y a Luque, al igual que al resto, le pudo el caudal de mansedumbre. A pesar de eso, el de Gerena aprovechó los pocos momentos de lucidez de su ganado para dejar grandes estampas con el capote que el público agradeció y premió con palmas. No mucho más que reseñar del segundo de su lote y sexto de la tarde. Los seis animales hicieron de cada faena un mala copia de la anterior. Algo que hizo que los pitos no dejaran de sucederse a lo largo de todo el festejo. El público fue abandonando la plaza cabizbajo y con sonrisas como mejor alternativa al llanto.

Próxima estación; la Feria de Agosto. El aperitivo no deja muchas esperanzas sobre lo que depararán los festejos en verano. Algunos ya piensan en José Tomás, que no se sabe si estará, pero es un consuelo. Quien sí se sabe que estará será la magistral banda de Miraflores. Su música propinó el único buen recuerdo de la corrida. Es preferible no pensar eso de que la música amansa a las fieras. De ser así, estamos perdidos.

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