Unicaja

Acelerón a la Copa

  • El Unicaja vence con solvencia al Obradoiro y fortifica su posición entre los ocho mejores

  • Buena mentalización del equipo y notable aportación colectiva para tumbar a los gallegos

Los jugadores del Unicaja celebran el triunfo.

Los jugadores del Unicaja celebran el triunfo. / ACB Photo / M. Pozo

Algunos chamanes venden que el cansancio no existe, que es un estado mental. Quien ha competido a un nivel con cierta exigencia física sabe que no es cierto, que las piernas pesan, que los músculos tiran y los huesos duelen. El Unicaja no lució ningún síntoma de fatiga al jugar su tercer partido en cinco días. Ayuda no viajar y hacerlo en casa, pero tras dos batallas contra el Valencia pasó por encima de un Monbús Obradoiro que ha caído en picado tras ganar siete de sus nueve primeros partidos. Ahora sus opciones de Copa son mínimas. El Unicaja le endosó su sexta derrota seguida (96-76) con autoridad.

El físico y la mente son uno a la hora de competir en el deporte de máximo nivel. Tiene picos bajos el Unicaja como el inexplicable segundo tiempo ante el Valencia, pero se entiende en el vaivén del calendario, no hay equipos a salvo. El Barcelona perdió hace dos meses 26 puntos de renta en un partido en Bamberga y el jueves arrasó al mejor equipo de la Euroliga en la primera vuelta. Igual vale el Unicaja, pero el Obradoiro está en otro nivel competitivo. A medio o largo plazo puede pasar factura, pero, con el grado de mentalización adecuado, el Unicaja debe ganar cualquier partido ante rivales de zona media o baja, sobre todo ante el Carpena. El desgaste innegable se compensa con el bagaje impagable que ofrece jugar contra los mejores.

Así fue el partido, un ejercicio de superioridad del Unicaja, que fue usando hombres en la rotación para demoler a un equipo gallego desprovisto de dos hombres importantes (Radovic y Sàbat) por lesión y con la confianza extraviada por algún lugar. El Unicaja ni siquiera necesitó a un gran Nedovic, que repartió más asistencias (ocho) que puntos (seis), tuvo el punto de mira desviado para meter pero no para asistir. Lució Shermadini (16 puntos), alimentado adecuadamente en el segundo tiempo, antes Brooks, después Waczynski, Suárez siempre está... En fin, la diferencia que hay en un vistazo previo a las plantillas se ejemplificó sobre el parqué.

Es posible, hasta humana, la distracción en partidos random de ACB, pero cuando hay un objetivo acuciante no hay excusas. Desde el comienzo marcó distancias el Unicaja. Matt Thomas, interesante tirador del Obradoiro que se diluyó después, daba la réplica, pero Waczynski y Brooks mandaban (26-18 al final del primer cuarto).

Aunque el Unicaja lleva tralla, la rotación es más profunda y la calidad física del equipo es mayor. Poco a poco fue imponiéndose el cuadro malagueño. Nedovic repartía juego y ahora era Suárez quien percutía (10 puntos sin fallo al descanso), con esa habilidad de ofrecer al equipo lo que necesita en cada momento.

La defensa malagueña no era ideal, pero el ataque le permitía dominar con solvencia al descanso (50-38), en un estirón que parecía ya definitivo. Y el equipo mejoró atrás para acabar de reventar el partido, dejó en 10 puntos al rival del minuto 20 al 30. Con todos los respetos al cuadro gallego, disminuido por lesiones, el nivel de exigencia que existe en la Euroliga hace que en partidos como éste resalte el escalón creciente entre las dos competiciones. Fue el partido más cómodo en meses. Waczynski siguió con otra buena actuación ante sus ex, Shermadini campeó y la ventaja fue creciendo (59-42, 68-48) hasta llegar a los 22 puntos al final del tercer cuarto con el georgiano de capo (70-48).

El último cuarto resultó a beneficio de inventario, con minutos y espacios para el lucimiento y para, al fin, tener un partido cómodo en el que no tener que exprimirse al 100% durante 40 minutos. Milosavljevic metió un matazo sobre la bocina para cerrar y vuelve a estar el equipo en balance positivo (8-7) y con un average general que le permite pensar que una victoria ante Barcelona o Gran Canaria podría valer la Copa.

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