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El 'Chacho' fue mucho

  • El Unicaja compite durante los 40 minutos, pero le faltan fuerzas y clarividencia en el cuarto final

  • El fabuloso base canario guía al CSKA

  • Horrible arbitraje, muy discutido en el Carpena

El Unicaja entregó el partido al Chacho, imperial sobre las tablas del Carpena. Desde que en aquel play off de 2006, previo al título de la ACB, se presentó con 19 años con un partido de 24 puntos ha dejado recitales de todos los colores en este parqué. Pocos como el de ayer. El Unicaja consiguió atajar en gran medida a De Colo, pero Sergio Rodríguez negó el triunfo cajista. No supo el cuadro malagueño resolver en el último cuarto, seguramente ya no llegaban las piernas. Exigió un notable CSKA, que estranguló en el último cuarto las fuentes de anotación. Metió en una jaula a McCallum, capital en el despegue del tercer cuarto. Pero tiene limitaciones el base americano para leer lo mejor para el equipo, cuando no tiene metros y espacio para correr. Itoudis le castigó negándole el desborde. Y ahí no tuvo respuesta un Unicaja guiado por el espíritu de Alberto y Suárez y un gigantesco Augustine, que hizo continuos clinics defensivos de hombre grande.

Cae otra derrota (80-89), pero quizá se sembró algo. Pareció algo similar cuando se fue a la prórroga contra el Zalgiris y vinieron dos derrotas. El contexto del partido puede llevar a engaño. Jugar contra el CSKA libera de presión para competir, hay que medir la progresión ante rivales menores. Con mayor agudeza mental al final podría haber sacado el partido, pero las piernas probablemente no llegaron tras competir contra el equipo más caro de Europa. Con sus contradicciones y limitaciones, el Unicaja sólo tiene un camino para subsistir a este nivel. Furor en cada acción y machete en la boca. No tiene un Sergio Rodríguez (21 puntos) que solvente problemas, ni una claridad ofensiva coral para generar puntos fáciles. Lo más próximo, Nedovic, tuvo una aparición testimonial porque no estaba para competir.

3-6Balance. Empieza a escaparse el 50% anhelado para seguir con vida en la competición

Una actuación arbitral horrible puede ayudar como excusa. Realmente cayeron varias faltas en ataque fuera de lugar, pero es la Euroliga y hay que estar preparados. Por momentos fue un arbitraje sibilino. Sí chirriaron las tres faltas en ataque casi seguidas señaladas en un momento de posible break para el Unicaja. El caso es que la ovación que el Carpena dispensó a su equipo al despedirse indica que entiende el contexto en el que compite, pero lo que no perdona la desidia de otros duelos. Es la quinta derrota seguida y no se puede obviar. Pero habrá que trasladar esta actitud a partidos asequibles para ganar con más asiduidad.

El panorama, no obstante, era un tanto deprimente después de una centelleante penetración del Chacho (7-19). McCallum ya había pasado por el banquillo a los dos minutos, mitad para cambiarse las botas porque resbalaba y mitad porque no se enteraba. El CSKA arrasaba en el rebote de ataque y aquello amenazaba con carnicería porque la defensa cajista era endeble. El discurso previo de Plaza parecía habérselo llevado el viento, por más que el talento del CSKA sea sideral. Pero no llegaba a los mínimos de exigencia para competir con el gigante ruso.

Pero había asideros. Uno, Alberto Díaz, en un repunte continuo en los últimos partidos. Un balón recuperado tirándose al suelo recordó a esa icónica imagen de la eliminatoria ante el Bayern el año pasado. Latía el Unicaja con la transfusión de sangre del malagueño y fue enganchándose gente a la causa. Conectó Alberto con Augustine en un par de continuaciones. También Waczynski, en línea ascendente paralela a la de Alberto. Los minutos de Nedovic no fueron alentadores para creer en él. Y de un 21-32 se pasó con un parcial de 10-0 liderado por el polaco y culminado por McCallum a un 31-32.

Ajustó defensivamente el Unicaja, fue negando tiros cómodos que había tenido en el inicio el CSKA. Pero, como suele suceder ante estos equipos, la manta es corta y por algún lado hace frío. Era el rebote de ataque por donde más sufría el equipo malagueño, no conseguía cerrarlo. Y por ahí tomaba aire el CSKA para acabar con renta al descanso (39-46).

Tras el paso por el vestuario el ambiente se caldeó. Los árbitros anularon un triple de Salin porque sonó previamente la bocina de la posesión. El balón había tocado claramente el aro moscovita y habilitaba el rebote posterior cajista. Cinco minutos de parón para rearbitrar la jugada fueron de griterío. Más aún tras una antideportiva a Salin en la pérdida en el saque de banda. La reacción, habitual en estos casos, fue corajuda por parte malagueña. 7-0 de parcial con canastas de Brooks, Díaz y un triple de Waczynski en carrera (46-48). Los dos siguientes ataques fueron faltas en ataque de Augustine y Brooks y el CSKA estiraba. Entraba en combustión el Unicaja otra vez, con dos triples de Suárez y otro de Salin más una defensa febril.

McCallum cogió las riendas. En juego roto es letal, el único escenario en el que se le ha visto diferencial. Dos dos más uno seguidos montado en la moto ponían seis puntos de renta (63-57). Con Suárez y Augustine desatados defensivamente, ejemplares, el Unicaja podía correr al asegurar el rebote. Pero enfrente estaba el Chacho, con un triple al final del tercer cuarto (63-65) y otro para comenzar el segundo (65-66).

No era un partido para Shermadini, a pesar de que consiguió robar un balón a ocho metros del aro a De Colo. Pero los árbitros la castigaban en los bloqueos con alguna falta en ataque. El partido estaba en el columpio, con canastas de los dos equipos pero con un arma nuclear para el CSKA, un Sergio Rodríguez tremendo que solapaba el mal día de De Colo. El canario repelía dos buenas canastas de Milosavljevic, que tomaba protagonismo después de que Salin fuera eliminado. Dos triples de Clyburn y De Colo estiraban la cuerda (74-79).

Y se le apagaron las luces al Unicaja, seguramente derrengado por el esfuerzo. La defensa del CSKA maniataba, el partido se había frenado en ritmo y ahí McCallum se vuelve vulgar y, en cierta forma, predecible. Varios pases fuera de lugar alimentaron a los rusos para sentenciar el partido. Es la quinta derrota consecutiva, pero el público no se fue triste. Vio a su equipo competir contra un transatlántico, también cómo crecen algunos jugadores y cómo se puede pensar en una mejora colectiva en partidos más realistas. Material hay, pero se debe mezclar mejor para aspirar a cosas grandes.

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