No era el primer reencuentro de Fran Vázquez con el Carpena. Pero ni punto de comparación la del chico formado en Los Guindos que dijo no a la NBA con la vuelta del capitán. Cuatro años de referente en una de las etapas más complicadas en la historia del club marcan y mucho. A él, a Málaga, al Unicaja. El pívot volvió a la Costa del Sol en las filas del Iberostar Tenerife, donde la rotación lo relega a un relativo segundo plano. Su influencia, no obstante, es grande.
Fran Vázquez pisó el Carpena en la tarde noche del martes, a su llegada a Málaga, para ejercitarse. También lo hizo ayer por la mañana en una nueva sesión. No fue hasta bien entrada la tarde, a algo más de una hora para el partido, cuando al fin se encontró a las primeras caras conocidas en el parqué. Alberto Díaz, Dani Díez, Boni Ndong... Entabló conversación con aquellos con los que compartió vestuario, interesados mutuamente en el devenir de las cosas. Y por supuesto con Carlos Suárez, con el que coincidió dos años en el Málaga y al que cedió el brazalete tras su marcha. Tienen buena relación y lo mostraba el de Aranjuez el día antes del partido en sus redes sociales, donde pedía recibir "como se merece" a su colega.
El Carpena desde luego tiene buena memoria. Cumplió con lo que pedía Suárez y aplaudió hasta la saciedad a Fran, con mención especial del speaker durante la presentación del Iberostar Tenerife. Se sentó el gallego de entrada y compitió con buenos minutos. Ayudó en el segundo cuarto, donde entró a los dos minutos, para dejar nueve puntos entre sus dos estancias en pista. No cogería un rebote por el acierto cajista, que sólo falló dos tiros y capturó los dos rebotes ofensivos. Tampoco haría mucho más en el horror tinerfeño. Dejando, aun así, uno de esos tapones icónicos a Musli, con el que conversó intensamente. Como sea, el Carpena le enseñó que sigue siendo su casa.
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