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Ganar en un final loco (89-88)

  • El diezmado Unicaja sabe sufrir y superar un día menos brillante para ganar en la prórroga al FIATC Joventut (89-88). Enorme encuentro de Luka Zoric, con un tapón y un rebote claves.

Un punto, una canasta, cambia una visión, una tendencia. El Unicaja aprovecha el viento a favor que ha generado, gana por inercia. En un partido despojado de su habitual perímetro titular (Valters-Fitch-Darden) y con varios jugadores en la reserva física, derrotó a un animoso y competitivo FIATC Joventut (89-88) tras una prórroga. Fue un final de partido y un tiempo extra de locura, con alternativas innumerables, fallos en cadena, drama y alegría. El epílogo fue que el Joventut tenía bola a falta de una décima, después de que Jeter fallara un triple y Zoric capturara el rebote en el suelo y se forzara una lucha. Pero en la Penya ya no juega Rudy Fernández y la décima aquella que valió para que culminara un alley oop y ganar un partido de Euroliga en el Carpena hace cinco años esta vez no bastó.

Antes, Berni erró, algo sumamente inhabitual en él, dos tiros libres a falta de siete segundos con dos puntos de ventaja. Jelinek forzó la prórroga después de que el capitán pagara su frustración con una falta. En su partido 450 pudo ser el héroe, había anotado un triple capital un minuto antes después de que Jeter diera dos puntos de ventaja al FIATC, pero acabó cediendo honores al inmenso Luka Zoric.

Pese a las bajas, fue una complicación innecesaria el apéndice final para el Unicaja. Debió vencer antes el equipo de Chus Mateo, que ya acaricia la Copa del Rey. Es virtual, aún no matemática, pero las nueve victorias y el enorme average positivo debería valer. Y quedan cinco partidos para sumar victorias. Ser cabeza de serie es el siguiente objetivo, muy real. E importante.

El Unicaja sacó adelante un partido perro, en el que la conexión croata Peric-Zoric fue absolutamente determinante. El de Dubrovnik y el de Zadar vertebraron un triunfo muy valioso por las condiciones en las que se consiguió. Mateo debe tirar de fondo de armario, del altillo, de la cantera. Salió como titular Abrines, que anotó el primer punto de su carrera en la ACB. Aunque aún está en fase de rodaje, propia y arbitral, en la élite. Mark Payne jugó más de 25 minutos, mejor al principio (cuatro asistencias al descanso) que después. Pero la respuesta coral es muy estimable, por más que Saúl Blanco no se sume a la corriente favorable y dilapide oportunidades. Una falta en ataque con dos rivales enfrente y compañeros abiertos en las dos alas, en el segundo cuarto, despertó el enojo del público hacia él. Una pena.

Zoric atrajo los focos, en el primer cuarto sostuvo al equipo (10 puntos ahí) cuando el Joventut estaba juguetón, con Jelinek iluminado como durante todo el partido (25 puntos, tope como profesional). Una pieza más de esa interesante generación checa de veinteañeros (con Vesely o Satoransky como líderes) que está germinando. Pulido en la cantera verdinegra, le hatocado el turno de brillar tras la fuga de talento y lo hizo hasta que fue eliminado en la prórroga. Zoric fue el contrapeso a Jelinek, aunque fuera en otra posición. El FIATC anotaba con solvencia desde la línea de tres y el Unicaja, en una tendencia que comienza a preocupar, no tiene ese tino desde el tiro lejano. Su porcentaje no acabó siendo horrible (4/12, un 33%), pero se echa de menos ese desatascador. A cambio, es el equipo que más canastas de dos mete en toda la competición. No es casualidad que los cuatro jugadores más anotadores ayer (Zoric, Freeland, Peric y Garbajosa) sean interiores. Peric es tres, pero produce sus puntos en la cercanía del aro por su deficiente tiro.

Tras domar el inicio del FIATC, que conoció tiempos mejores y no rebosa talento pero conserva gen competitivo, el Unicaja gobernaba el partido en el segundo cuarto (31-22), con pinta de romperlo. Payne dio un buen primer relevo a Rowland. Repartió juego y estuvo algo más tímido cara al aro. Garbajosa también ofrecía buenos minutos, ayer le entraron más tiros para embellecer la estadística. Pero Pooh Jeter, que por un mes estuvo en Málaga como temporero a las órdenes de Aíto, enganchó a la Penya al partido. Quizá demasiado individualista, sí es verdad que tiene una capacidad anotadora notable. Enfrente, Earl Rowland le paró a ratos. Alterna el búlgaro momentos deslumbrantes con desconexiones o errores en la toma de decisiones. Le cuesta aún gobernar totalmente los encuentros, pero la buena tendencia invita a esperarle.

Con equilibrio llegó el descanso (43-40), antes de que un triple de Berni colocara al Unicaja ante la frontera psicológica de los 10 puntos de renta (56-47) tras otro empujón de los croatas, pero la secuencia siguiente fue un 0-9 de parcial (56-56). El acordeón continuaba (de 65-58 a 67-66) hasta que hubo un punto clave. Jeter metió un triple a falta de dos minutos para dar la primera ventaja desde el primer cuarto al Joventut (70-72). Respondió Berni con otro triple capital (73-72). Espiral de locura con carrusel de tiros libres. Freeland metió dos a falta de 13 segundos (77-74), Van Lacke sólo uno a falta de 12 (77-75), Berni falló los dos con siete segundos por delante y Jelinek, sobre el que el capitán hizo personal, los metió (77-77). Berni falló la última carrera, taponado por dos rivales, muy posiblemente con falta. Y el duelo se fue a la prórroga.

Ahí continuaron las alternativas. Un triple de Freeland con falta simultánea sobre Zoric en el rebote parecía dar ventaja al Unicaja, pero Jelinek metió su último triple antes de marcharse eliminado. Con 89-88, entre Rowland y Payne extraviaron un balón en saque de fondo. Zoric lo arregló con un tapón extraordinario sobre Báez a falta de 16 segundos para ganarse definitivamente el corazó del Carpena. Pero eso no había acabado. Esta vez fue Peric quien erró los dos tiros libres. Jeter falló el triple, Zoric cogió el rebote y la lucha dejó una décima eterna (dos tiempos muertos) antes de celebrar una victoria agónica.

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