Unicaja

Márgenes de mejora

  • El Unicaja afronta la segunda mitad de la temporada con el gran objetivo de estar en la Euroliga

  • Mejorar la gestión de los finales se antoja clave

Antonio Herrera, Joan Plaza y Ángel Sánchez-Cañete, durante un tiempo muerto.

Antonio Herrera, Joan Plaza y Ángel Sánchez-Cañete, durante un tiempo muerto. / acb photo

El paso de la temporada va afirmando la identidad de los equipos. Los tres últimos meses del Unicaja han evidenciado una avance en la competitividad claro. Se han perdido una decena de partidos desde que se cayó en Atenas el 1 de diciembre. Se capituló con amplitud en Milán (-14) y Vitoria (-18). El resto de encuentros, por cinco puntos o menos, como sucedió el pasado jueves ante el Real Madrid en la Copa.

El Unicaja ha disputado esta temporada 44 partidos oficiales. 17 de ellos se han decidido por un margen de cinco puntos, a favor de uno u otro equipo. El Unicaja ha ganado cinco de ellos y ha perdido 12. Tres más los perdió por seis puntos. Es un campo de mejora obvio de aquí a final de temporada, la gestión de los finales. Una proporción inversa presentaría un panorama absolutamente distinto. Una equilibrada (tres o cuatro victorias más), otro mucho mejor. Competir y no ganar genera una frustración evidente. Más aún, claro, genera no competir. Está en los mínimos que se le pide al Unicaja, quinto en la ACB (a dos victorias del segundo) y décimo en la Euroliga (a tres del octavo). El matiz ahora es la ambición, no dar por buena su posición teóricamente natural y, sobre todo, ir a muerte por la ACB, la que va a dar la nota a final de temporada y la que marcará el futuro de la plantilla y el técnico, en buena medida. Ya se contó ayer que la idea del club es seguir contando con el técnico y que 11 de los 13 jugadores tienen contrato en vigor u opción del club para seguir. Pero los resultados acaban decidiendo.

¿Falta sapiencia para manejarse ahí? ¿Es cuestión de tino? ¿De mejorar la estrategia? Un repaso a las derrotas ajustadas permite recordar canastas adversas en los instantes finales y casi ninguna propia. Con Baskonia y Zalgiris, por ejemplo. Cinco derrotas ante ellos pesan porque son de la liga cajista. Cuatro de ellas llegaron por dos puntos o menos. En ese margen estará el éxito de la temporada.

La opinión bastante generalizada es que el Unicaja tiene un caballo de batalla en la posición de base. Alberto Díaz da seguridad, ha mejorado en los últimos meses en el nuevo reto de ser influyente en los partidos de Euroliga. Le ha costado al principio, pero está y cumple, con sus limitaciones, en las que trabaja para mejorar. La otra pieza, McCallum, debiera ser diferencial pero cada partido es una moneda. Su impacto en los partidos crece cuando el partido se rompe o es de ritmo rápido. En encuentros más trabados, cuando hay que interpretar otros códigos, su mejora es escasa. Es aplicable a la defensa también. La administración de las ventajas en ataque estático es deficiente. Y no se ve un progreso en la lectura. Compitió bien ante el Madrid McCallum, metió puntos, tuvo arrojo y determinación, hizo su juego. Sólo Nedovic y Augustine juegan más minutos que él por partido esta temporada, Plaza le ha dado confianza para crecer, pero cuesta imaginarse a un McCallum más sólido tras más de 40 partidos. Es un reto. Se planteó en el club el fichaje de un base, también el técnico tiene la opción de darle a Soluade más minutaje en esa posición.

A Nedovic es a quien van más miradas cuando llega la decisión de los partidos. Debe ser el líder y ha ejercido como tal en muchos partidos. Jugó mejor el equipo ante el Madrid sin él, más coral y fluido. Pero su jerarquía es indudable en el escalafón para Plaza. La idea de que con un buen Nedovic se hubiera ganado al Madrid también era repetida. Si se le exige es porque es, con diferencia, el jugador con más talento del plantel. En Málaga se ha hecho más continuo. El siguiente paso es decidir en minutos finales. Hay que darle también la zanahoria de que defensivamente se ha implicado más en partidos de verdad.

En la posición de tres hay una sobreabundancia. No jugó Milosavljevic ante el Madrid. Es difícil la cohabitación de tres jugadores de nivel como Waczynski, Dani Díez y el serbio en la misma posición. Y Plaza ha optado en el periodo de mejoría de equipo por reducir la rotación a 10 jugadores, con lo que frecuentemente se ha caído uno. El buen hacer en el tiro de Waczynski ha repartido ese descarte entre Milosavljevic y Díez. No le va mal así, no obstante, al equipo. Los tres aportan cosas diferentes cuando tienen protagonismo.

La pareja de cuatros es de lo más sólido del equipo. Brooks y Suárez se reparten protagonismo. Donde no llega el uno lo hace el otro. El partido de Suárez ante el Madrid estuvo al nivel de la colosal final de la Eurocup ante Dubljevic. Inmejorable toma de decisiones en las dos canastas y acierto en el tiro. Augustine y Shermadini también se complementan bien. El americano tuvo problemas de faltas ante el Madrid y no tuvo impacto en el partido como acostumbra. Shermadini compitió con Tavares, pero no le llegó para ser determinante, como sí había sido semanas atrás. Encontrarle en mejores condiciones, se ha mejorado en ese aspecto, es un reto por mejorar.

Defensivamente, las bases están plantadas. El equipo es incómodo para los rivales, su actividad es alta. Pero también se nota, al alto nivel, que se sufre cuando se baja el pistón, se sufre. Ofensivamente hay momentos de colapso y hay que gestionar el factor Nedovic adecuadamente. Hay una plantilla polivalente y profunda. Hay margen para crecer.

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