Unicaja

Nedovic y el equilibrio

  • El serbio decanta en un segundo tiempo soberbio la victoria para el Unicaja en Zaragoza

  • Debut de Omic, que reactiva al mejor Musli

La historia es verídica, no es una licencia periodística. Un amigo fue invitado la temporada pasada a un Unicaja-Maccabi de Euroliga. Es un buen aficionado al deporte en general, pero iba esporádicamente al Carpena. Al acabar el partido dijo que se había enamorado, deportivamente, de Nedovic. Aquel día el serbio metió 11 puntos en el triunfo ante los macabeos, entonces dirigidos por Zan Tabak. Pero le cautivó la plasticidad, la facilidad innata para jugar a este deporte de Nedovic. Es un don natural, una bendición que no siempre encauza adecuadamente, aunque sus exhibiciones se van repitiendo con cada vez más frecuencia, la última en el Príncipe Felipe. Este año, el amigo, casi en los 40, se sacó el abono del Unicaja por primera vez. "Hasta que siga Nedovic ahí estaré", asegura, no garantiza que se quede cuando el serbio se vaya. Se le mentaliza para lo que viene porque el pico alto del serbio tiene poco parangón en Europa. Ayer escribía tras su exhibición en Zaragoza: "Es que es de NBA. Es que me gusta hasta cuando falla".

Nedovic es el hombre que, en gran parte, determinará el futuro de este Unicaja 2016/17. Es demasiado bueno para infrautilizarlo, para no poner el equipo en sus manos. No siempre tiene la lectura de partido de ayer. Él lo justificaba tras el encuentro con sus piernas frescas. Piernas frescas suele equivaler a mente lúcida. El Unicaja encontró el equilibrio ofensivo, asignatura pendiente, en la segunda mitad de Zaragoza. De nuevo, con pegada serbia. Omic le ha puesto el despertador a Musli, que tiene que mejorar su rendimiento, también ante pivots de más fuste, fuertes y físicos. Sufrió mucho el miércoles, por ejemplo, con Kravtsov. Hay una oportunidad, de nuevo, esta semana de testarle.

El Unicaja ganó en el Príncipe Felipe, tradicional sinónimo de palmatoria. Firmó un primer tiempo irregular, con mejores minutos defensivos que ofensivos. Tuvo varias opciones para escaparse, pero no lo hizo. Las faltas de Musli y Omic, que se estrenó mediado el primer cuarto, propiciaron que Plaza rebajara el quinteto, con Brooks y Suárez dentro, y ahí se perdió el rebote y lo aprovechó un Tecnyconta que pronto se embolicó con los árbitros. Casadevall y Bellas, cerebros dentro y fuera de la pista, fueron amonestados con sendas técnicas, sintomático. Plaza intenta sumar jugadores para la causa. Ayer el péndulo negativo fue para Jamar Smith, desubicado y fallón, no sólo en el tiro. El positivo para Fogg, que ha perdido mucha confianza con los galones que ha recibido Nedovic tras su vuelta. Seguramente la mejor forma de recuperarla empieza por demostrar y demostrarse que no sólo es un anotador compulsivo, su virtud esencial. Fogg hizo ayer un partido completo, reboteó en ataque y contribuyó con Alberto Díaz, que nunca falla, a desactivar a los bases zaragozanos.

En distancias cortas se movió todo el primer periodo. Con momentos para que el Unicaja rompiera, pero el Tecnyconta tenía inspirado a un indescifrable Jelovac, tan pronto certero como fallón. Ayer sumó 23 puntos y fue el clavo ardiendo de un Tecnyconta que tiene talento ofensivo. Dominaba 13-16 el Unicaja, pero los maños volteaban provisionalmente (22-21). Era Jeff Brooks quien más tino mostraba en el Unicaja, con la anotación muy repartida. Cierto es que atrás el equipo mostraba más solidez, escaseaban los momentos bajos. La primera irrupción de Omic fue tímida en ataque, prefirió dedicarse a lucir su capacidad de pase antes que buscar el aro. Sí añadirá una mayor capacidad de jugar la continuación tras el bloque que Musli, más talentoso para postear con calidad. Pueden replicarse ciertas características del serbio. Es cuestión de experimentar. Lo que se puede perder de improvisación se puede ganar en un ancla interior ofensiva constante, capaces tanto el serbio como el esloveno de jugar con soltura en el poste alto y en el bajo. Al descanso dominaba el Tecnyconta (34-33) después de que se cerrara el segundo cuarto con un parcial de 6-0 local.

Tras el descanso Jamar Smith volvía con la empanada, perdió un balón e hizo la personal de la frustración, versión antideportiva. Otro error más le llevaría al banquillo hasta el final. Plaza le dio el equipo a Nedovic y el serbio, también el resto de compañeros, surtió de balones a Musli. Los ataques comenzaban por él, a partir de ahí se generaba, fuera interior o exterior. 10 puntos seguidos llevaron su firma. Tiene unas llamaradas productivas que, si repite en partidos importantes, multiplicará el espacio para tirar habilitados a los exteriores. Uno de los que no necesita mucho espacio es Waczynski, en una línea regular rondando la decena de puntos.

Nedovic cerraba el tercer cuarto con un canastón sobre la bocina desde la esquina, aunque pisando la línea de triple (57-60). Y el mago serbio entró en combustión para reventar un partido que estaba complicado. Sin ser el base, dirigió el juego, dribló y asistió o ejecutó. Desde el triple o entrando. Un par de lanzamientos parecían buscar simplemente la superación en dificultad del anterior. Acabaría con 24 puntos y sólo dos fallos en el tiro. El huracán Nedovic asolaba el Príncipe Felipe, bien secundado cuando Suárez y Díaz coinciden en pista, la línea de flotación defensiva. Nedovic ganó el encuentro (67-82), aunque en los dos últimos minutos se entregara un parcial de 0-10. Hay días en los que se descree, véase el miércoles pasado. En otros, como ayer, Nedovic recuerda que la temporada apenas ha llegado al ecuador. Y que con él en el equipo puede llegar el equilibrio. Y más gente al Carpena.

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