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Como un azucarillo (87-70)

  • El Unicaja entra con opciones en el último cuarto, pero el Baskonia aprieta para deshacer la resistencia malagueña

  • Lesión de Waczynski

  • Mal día de Augustine y Alberto Díaz

El Unicaja tuvo la sensación de que compitió en Vitoria. Dispuso un balón para ponerse por delante a comienzos del último cuarto. Pero tuvo algo de impostura el partido. El Baskonia siempre tenía una carta más, una marcha extra que meter cuando el Unicaja le hacía cosquillas. ¿Pudo cambiar eso si el Unicaja se pone por delante? Quedará la duda. Cuando utilizó el comodín el cuadro baskonista, se marchó en un parpadeo a 17 puntos de renta (87-70 al final). Disipó las dudas que pudo tener en esta eliminatoria traicionera a tres partidos. El factor sorpresa se diluye, pero no está muerto el Unicaja. Ofreció un mejor aspecto que en el último mes, aunque no lo suficiente para ganar a un equipo rodado, con mecanismos adquiridos sobre la marcha con Pedro Martínez y jugadores con hambre.

El Unicaja sufrió en el cuarto final lo indecible para meter una canasta y el Baskonia las creó con un chasquido. Tiene seguramente más talento y el juego ofensivo le sale más natural que al bloque de Joan Plaza. Ayer no tuvieron su día ni Augustine ni Alberto, jugadores normalmente fiables. Y cuando dos patas del trípode cojean suele haber problemas. Hay detalles preocupantes, como la clamorosa derrota en el rebote (35-25), un segmento del juego que es innegociable para Joan Plaza. No tuvo contundencia. Hace poco el equipo hizo récord negativo de rechaces de ataque en la era del barcelonés. Fueron dos. Ayer, sólo cinco para un equipo que rebasa la decena casi por decreto en el último lustro. No es casual que los rivales digan en cada previa que es uno de los puntos fuertes malagueños. También se fortifican y se preparan para ello. Queda ese sentir amargo de la debacle final.

35-25Rebote. Perdió claramente la batalla en el rebote el equipo malagueño

Si la voluntad, aunque pueda ser ciega, es agarrarse a detalles positivos también los hay. Compitió el Unicaja mejor, qué menos en un play off. Entró metido en el partido, viviendo de los triples de Dani Díez (nueve de los 11 primeros puntos) y con buena actitud defensiva. Un fallón Nedovic (cuatro pérdidas) se ponía atrás y la tónica era esa. Llevaba la iniciativa el equipo malagueño, pero desperdiciaba oportunidades de marcharse en el marcador. Se le salía un triple a Alberto y no funcionaba la conexión con los interiores por la agresiva defensa vasca.

La salida de Vildoza, refrescante base argentino, cambió el rumbo del partido. Le metió una marcha extra a su equipo y el Unicaja recibió un parcial de 7-0 cortado por unos tiros libres de Salin. Waczynski salía del partido con un esguince de tobillo.

Empezó ahí a sufrir el Unicaja. Con McCallum el juego no fluía demasiado y el ataque era espeso. Y se abrió una vía de agua con los triples de Marcelinho, tres en tres minutos, que tampoco Alberto Díaz pudo tapar. Al descanso había una sensación rara. No se había jugado mal, pero había ocho puntos de desventaja (44-36).

La salida del vestuario fue mala y Plaza tuvo que gastar rápidamente un tiempo muerto (48-36). El Unicaja había perdido su momento de hacer daño y el Baskonia estaba pletórico, pero cambió la tendencia con triples de Milosavljevic y Brooks, aunque perdió una buena oportunidad el equipo malagueño concediendo tres ataques en la misma jugada. Pero ahí estaba el cuadro cajista, sin irse del partido (54-49) aunque su ataque no fuera demasiado fluido. McCallum recortaba a tres puntos (56-53) con una gran canasta a aro pasado pero en el siguiente ataque hacía una antideportiva sobre Poirier, que falló los dos tiros libres. Un triple de Vildoza hacía daño tras una buena defensa, pero un reverso de Brooks y un tiro libre de Salin dejaban de lleno al Unicaja en el partido (59-56) al final del tercer cuarto.

Se colocó a uno el Unicaja tras un mate de Shermadini, pero falló un ataque para colocarse por delante. Y el Baskonia repelía con dos triples de Beaubois y Timma (71-62). La sensación era que el equipo vasco tenía más en la recámara, más facilidad para anotar puntos mientras el Unicaja iba con la lengua fuera. El equipo malagueño no había aprovechado sus ocasiones y el rival había pisado el acelerador para ponerle a una derrota de la eliminación. Okouo salió a dos minutos del final, síntoma de que ya se había acabado competitivamente. Mañana, nuevo episodio.

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