Jornada 16 de la Euroliga

Lección de inmadurez (83-85)

  • El Unicaja pierde 17 puntos de renta ante el Valencia y encaja una dolorosa derrota

  • Ante un rival sin media plantilla pero orgulloso el equipo malagueño no tuvo colmillo para sentenciar

La Euroliga puede ser árnica o veneno para este Unicaja. Ha sido el asidero al que se ha agarrado para mejorar y para crecer como equipo, pero cuando estaba en disposición de alcanzar el 50% anhelado tuvo un tropiezo lamentable que puede causar frustración. Ganaba por 17 puntos de ventaja a 17 minutos del final a un Valencia que no tenía piernas, sin medio equipo por lesión y con varias banderillas puestas. Pero sí emanó corazón y orgullo el equipo valenciano. Van Rossom, un mayúsculo Abalde y un Rafa Martínez al que el verde del Unicaja le extramotiva mantuvieron a su equipo en el partido. El cuadro de Joan Plaza no supo matar el duelo en un ejercicio de inmadurez, de no valorar lo que valía este triunfo. Seguramente los más dolidos por la derrotas sean técnicos y jugadores, pero por el contexto y la situación es un tropiezo demasiado importante. El sueño del Top 8, un territorio que el Unicaja sólo pisó una vez en su historia, exige aprovechar cada oportunidad. Tras una reacción enorme con cuatro victorias, no procede esta derrota.

Hablar de cansancio o de falta de energía cuando se juega ante un equipo con el mismo calendario y con seis bajas importantes en su plantel huele a rancio. Joan Plaza optó por cambiar el perímetro titular habitual en Euroliga, McCallum y Nedovic. Seguramente, parte de ese mensaje de ser "pragmáticos" ante lo que se viene. No mermó el rendimiento del equipo ahí. El Valencia cargaba su juego ofensivo en Dubljevic, todos los balones pasaban por el montenegrino (5-9 de salida). Poco a poco, Shermadini encontró respuesta (12-11) y la igualdad se mantenía ya con los primeros espadas cajistas en pista (19-19).

En el segundo cuarto Nedovic abrió el tarro de las esencias. Es cierto que su labor defensiva a veces cuesta puntos. Pero cuando se pone en plan delicioso en ataque sobran dedos de una mano para ver algo mejor en Europa. Hizo 11 puntos en un parpadeo, de todas las hechuras. Un dos más uno, un triple tras partir a Rafa Martínez, un tiro libre y una bomba tras coger el rebote, un penetración acabada con la izquierda a pie cambiado preciosa... Un lujo.

El Valencia pagaba el mal día de Erick Green y el Unicaja hacía intentos de despegue (28-21, 39-33, 42-35) sin que se concretara. Cuatro puntos de Brooks en los últimos segundos del primer tiempo daban ventaja considerable al descanso (48-39). Plaza le había dado minutos a Morayo Soluade y no lo hizo nada mal el londinense. Cogió un rebote y robó la última bola a Van Rossom para asistir a Brooks. Puede dar energía para combatir en partidos que requieran revulsivos. Se ganó otra oportunidad.

Decía Plaza en el descanso que la clave estaba en cómo se saliera tras el paso por los vestuarios. La respuesta fue una subida propia del nivel defensivo más un 8-0 gracias a un tiro de Augustine y sendos triples de Waczynski y Salin para extender la distancia a 17 puntos (56-39) y propiciar el tiempo muerto de Vidorreta. Debería haberse acabado ahí el partido, pero no. Es el colmillo, la mala leche o la madurez que hace falta. Es cierto que se está viviendo una Euroliga con remontadas muy espectaculares, es una tendencia y casi ningún equipo se ha librado.

La respuesta del Valencia fue excelente, la de un equipo con corazón. Parcial de 2-12 y con el Unicaja cazando moscas cuando debía haber rematado. Son detalles de inmadurez del equipo que hacen dudar de sus posibilidades, respetando el orgullo rival.

Había perdido la oportunidad de remachar el Unicaja y el Valencia estaba crecido. El equipo malagueño tomaba malas decisiones, los exteriores no supieron leer el partido. Es de esos momentos en los que a Nedovic no le basta su brutal talento para anotar para gobernar el partido. Y atrás el equipo había bajado el diapasón. Ello le impide marcar diferencias a este máximo nivel, no es igual. Al final del tercer cuarto, la diferencia era de sólo cuatro puntos (69-65). Y con el rival enchufado.

Se consumó la remontada con un triple de Van Rossom (72-74) y dos canastones de Abalde, confirmándose en la Euroliga como un jugador inevitablemente de selección, lanzaban al equipo taronja (74-79) ante la atonía cajista. Remontó a lomos de Nedovic el equipo malagueño, entregado completamente a él (83-79). Cuando había hecho lo más complicado y con el serbio fundido, regresó el Valencia. Abalde percutió otra vez. Waczynski se llevó un tapón, falló el Unicaja a falta de 10 segundos y se le hizo una falta a Green para llevarlo a la personal a 4.7. Anotó en un día negro desde el tiro libre (83-85) y la última jugada del Unicaja fue un caos tras el tiempo muerto, acabó con una media vuelta de Augustine a cinco metros cuando se perdía por dos puntos. En suma, una derrota que duele por la manera, por el rival, por el contexto. Una lección de inmadurez.

Unicaja (19+29+21+14) 83: Díaz 5, Salin 3, Waczynski 6, Brooks 9 y Shermadini 9 -quinteto ideal-. Soluade 0, Díez 2, Nedovic 23, Augustine 8 y Suárez 8.

Valencia Básket (19+20+26+20) 85: Van Rossom 15, Green 6, Doornekamp 9, Thomas 2 y Dubljevic 8 -quinteto inicial-. Puerto 0, Abalde 16, Rudez 0, Martínez 17 y Pleiss 12.

Árbitros: Javor (SLO), Paternico (ITA) y Panther (GER).

Incidencias: Jornada 16 de la Euroliga. Encuentro disputado en el José María Martín Carpena ante 8.338 espectadores.

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