unicajagiorgos printezis. jugador del olympiacos

"Me duele no haber dado en Málaga todo lo que podía"

  • Estuvo casi dos temporadas en el Unicaja pero la relación no fue óptima para las dos partes

  • Con 32 años, es uno de los jugadores más determinantes de la Euroliga y mañana recibirá al Unicaja en El Pireo

"Me duele no haber dado en Málaga todo lo que podía"

"Me duele no haber dado en Málaga todo lo que podía" / tolga bozoglu / efe

Giorgos Printezis (Syros, 1985) responde al teléfono en un excelente castellano. "Un año más en Málaga y lo hubiera hablado perfecto", bromea. Uno de los mejores ala-pívots, hay quien piensa que el mejor, de la Euroliga estuvo temporada y media larga en Málaga, pero las cosas no salieron como él y como el Unicaja deseaban. Pese a ello guarda gratos recuerdos de su estancia. Padre de un bebé de dos meses y medio, no ha dejado de mejorar desde que salió de Málaga. Con 32 años, habla con madurez y con ilusión a la vez. Metió la canasta para ganar una Euroliga y es un ídolo en el Olympiacos, el equipo de su infancia. Se pasa al inglés para responder a unas preguntas. Mañana juega contra el Unicaja. Y se alegra.

-¿Cómo le va la vida?

-Muy bien, estoy en mi casa, con mi gente, en mi club, fui padre ahora... No puedo quejarme.

-Cada año le vemos progresar como jugador, añadir más registros a su juego.

-Intento trabajar más que en mis fortalezas en mis debilidades. Cuando pierdo no busco excusas, cuando no gano un título intento ver qué más pude hacer, en qué fallé, qué me faltó por ayudar al equipo para ganar. Año a año continúo mejorando. Todos mis veranos son de mucho trabajo, con muchas prácticas, tengo que hacer más difícil que mis rivales me paren y me superen. La confianza viene durante los partidos, pero antes hay que trabajarla. Sé que si quiero jugar más tiempo en la élite tendré que trabajar cada vez más porque el baloncesto evoluciona. Sólo se consigue con el 100% cada día.

-Vemos también que cada verano su nombre suena para ir la NBA pero no se concreta.

-Estuve dos veces cerca, buenas oportunidades. Pero, honestamente, no tenía la seguridad de jugar minutos. Ir para decir que he estado en la NBA... Realmente no quería eso. Olympiacos es mi casa, amo este equipo, mi club desde niño. Este equipo es mi carácter, es mi manera de ser. Mis amigos, mi familia... Tenía que ser algo muy tentador para irse.

-Han pasado cinco años desde que se fue de Málaga. Con la perspectiva del tiempo, ¿cómo valora su etapa aquí?

-Tengo buenos recuerdos y malos recuerdos. Aprendí de los malos momentos, pero ahora recuerdo más los buenos. Intento ser positivo. Sabía lo que podía dar en Málaga, pero no pude llegar al tope, me siento mal por no haber ayudado como podía, me duele. Pero todo ocurre por una razón. Por una razón fui, por una razón regresé de Málaga... Todo es un proceso de maduración.

-¿Se arrepintió de venir?

-No, no. En absoluto, nunca me arrepentí. No pude dar lo mejor pero trabajé mucho y mejoré, siempre aprendes. Éramos un buen equipo pero no salieron las cosas. Recuerdo, claro, a la afición, la motivación que te daban. Es una de las mejores de Europa. Me hubiera gustado llegar hasta el final en la Euroliga o en la ACB, lo merecían. Pero las cosas son así.

-No pocos pensamos que hubo un antes y un después de aquella lesión en Sevilla, esa mala caída cuando hizo un mate.

-Fue una mala lesión, es verdad, aún la recuerdo. Lo pasé mal. ¿Fue una lesión importante? Sí. ¿Pudo haber sido peor? También. Algunas veces en caídas como esas puedes tener secuelas más graves. Nada es uniforme en nuestra vida, nunca vas por el camino recto. Podía haber sido peor.

-Pareció que no sintonizó demasiado bien con Aíto.

-No me gusta hablar mal o bien de antiguos entrenadores o compañeros. Aíto es un gran coach, es muy respetado en España. Con él salieron muchos grandes jugadores, pero no es matemático. Ni Ivkovic u Obradovic sacaron el 100% de todos los jugadores que entrenaron. Teníamos buenas cualidades en el equipo, había jugadores para hacerlo bien... Pero la química no fue la mejor. Ocurre.

-En Málaga fue una decepción quedarse fuera de la Euroliga, pero ha vuelto tras ganar la Eurocup. ¿Qué concepto hay en el resto del continente sobre el Unicaja?

-Es un equipo especial para mí. Creo que son un equipo totalmente de Euroliga, muy atlético. Tiene un gran coach, amigos que trabajaron con él me hablaron bien de él. Y en la plantilla hay jugadores de mucha calidad. Y, claro, los aficionados son de los mejores de Europa. Ojalá estén muchos años más en Euroliga.

-Coincidió con Shermadini en el Olympiacos. ¿Qué nos puede decir de él?

-Ganamos una Euroliga juntos y fue muy importante para nosotros. Mejora cada año. Llegó al Panathinaikos y año a año ha mejorado, lo hizo muy bien en la ACB y me alegra verlo otra vez en la Euroliga. Me gusta eso de él, que no ha parado de mejorar.

-El Olympiacos nunca es el mejor equipo pero siempre es el más competitivo. ¿Cuál es el secreto?

-Tenemos una buena química, tenemos jugadores que llevamos muchos años juntos. Para mí eso es importante, es algo difícil en el baloncesto moderno conseguir esa permanencia. Tienes terreno ganado cuando juegas de memoria. El corazón del equipo es griego. Spanoulis, Mantzaris, Papanikolau, Agravanis, Papapetrou... Todos llevamos varios años aquí. Para los americanos es más sencillo entrar ahí. Esa base de seis-siete jugadores de casa ayuda mucho. Tenemos la química, nuestro espíritu es combativo. Este año creo que somos un poco mejores aún que el pasado. No tuvimos altibajos.

-Conoce bien a Spanoulis. ¿Por qué es tan especial?

-Bill (así se le llama en Grecia) es así por lo que le gusta ganar y por lo que trabaja. Siempre trabaja mucho en cada entrenamiento. Trata de hacer mejor al resto. Es una leyenda dentro y fuera de la pista. Tras tantos años juntos es como mi hermano en la pista, sabemos lo que va a hacer cada uno.

-¿Qué se siente al meter una canasta en el último segundo para ganar una Euroliga?

-Me sentí bien porque era un título que el Olympiacos llevaba muchos años esperando. Soy del Olympiacos desde niño y sabía que la gente deseaba tanto ese título... Además fue inesperado, nadie había apostado por nosotros. Llegamos a la Final Four como los peores. Ganamos al Barcelona y después al CSKA de aquella manera... Fue una liberación.

-Decía en estas páginas Roberto, portero del Málaga, que trabó buena relación con Spanoulis y jugadores del equipo en su estancia en Atenas.

-¡Sí! Admiré mucho a Roberto, hizo grandes cosas con nuestro equipo de fútbol, era un jugador muy querido. Le deseo que siga su carrera con fortuna en Málaga. ¡Suerte al Málaga!

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios