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El embrujo de Sasha

  • Retrato del técnico serbio del Bayern al que el Unicaja deberá superar la próxima semana

El embrujo de Sasha

El embrujo de Sasha

Aleksandar Djordjevic cumplirá en agosto 50 años. Es entrenador desde hace una década pero aún quedan retazos de su fabulosa trayectoria como jugador, de aquel triple imposible ante el Joventut para ganar la Euroliga o de su liderazgo con la última gran Yugoslavia. Sasha es ahora el guía del Bayern de Múnich, rival del Unicaja desde el martes en la eliminatoria de cuartos de final de la Eurocup. El balance en los duelos directos es 4-0 (dos con el Panathinaikos y dos con el Bayern) con el equipo malagueño, al que también ganó como jugador con el Barcelona y el Madrid. En el crepúsculo de su carrera pudo venir a Málaga al inicio de la era Scariolo, pero la opción no se concretó.

El baloncesto lo tiene en los genes Djordjevic. Su padre, Bratislav, está considerado uno de los grandes impulsores del baloncesto en la antigua Yugoslavia. Fue entrenador del Estrella Roja, el rival encarnizado del equipo donde su hijo fue leyenda desde los 17 años, el Partizan. Djordjevic creció rodeado de balones y desde joven dejó su huella. Campeón del mundo junior en Bormio (Italia, 1987) con, quizá, uno de los mejores equipos de la historia en la categoría (además de él, Kukoc, Radja y Divac más el que después sería jugador del Unicaja Samir Avdic) junto a los juniors de oro españoles, más los equipos americanos. Hizo carrera y ganó títulos en Italia y España. Probó, sin demasiado éxito, en la NBA con Portland Trail Blazers.

Sergio Scariolo, ex técnico del Unicaja, fue el técnico que más tiempo en clubes entrenó a Djordjevic. Le tuvo dos años en la Fortitudo Bolonia y tres años en el Madrid. "Siempre hablaba con él de que tendría cualidades para ser un gran entrenador, pero sólo si se armaba de paciencia para entender que los jugadores a los que iba a entrenar iban a ser, casi al 100%, peores jugadores de lo que él había sido. Y él era impaciente, pero ha conseguido cambiarlo. Su labor en Serbia es espléndida", explicaba esta semana Scariolo en Zona Verde. El italiano se refiere a Djordjevic como uno de los jugadores con más personalidad y decisión que entrenó. Djordjevic y Carlos Cabezas fueron los jugadores a los que más tiempo dirigió Scariolo en un club. El malagueño duplicó su etapa en Málaga y Moscú con el Khimki. Aún no se han enfrentado como rivales en el banquillo de la selección Scariolo y Djordjevic. Quizá el próximo verano...

Compañero de Djordjevic fue el malagueño Nacho Rodríguez, durante una temporada en el Barcelona. "Se le veían cualidades de líder, mucha visión de juego y mucho carácter ganador. Él era protagonista ofensivo más que un base puro, pero sí denotaba un carácter ganador muy grande. Iba a muerte en los entrenamientos y los partidos", recuerda Nacho, que tiene en la memoria "el partido de vuelta en la final de la Copa Korac, remontamos al Estudiantes más de 15 puntos. Estaba candente el tema de la guerra en Yugoslavia. Fue el primer título que yo gané, pero se me quedó grabado el carácter ganador y la importancia que le dio él. Sacó un cartel que decía "Stop the war" y hacía el símbolo de la victoria serbia. Estaba extramotivado. Se le veía que le tenía un perfil de influir en todo lo que le pasaba en la pista. Se enfadaba si lo cambiaban, si perdía...".

En la campaña 1999/00, Djordjevic cambió el Barcelona por el Madrid y se llegó a un recordado quinto partido de la final de la ACB en el Palau. Djordjevic celebró el triunfo blanco y, cuando se retiraba a vestuarios, Nacho Rodríguez le reprochó. "Coincidí con él cuando era director general de la Junta y fui representando en 2011 a Treviso por la Final Four de la Eurocup. Él era embajador de la competición. Estuvimos en el mismo hotel, le saludé y estuvimos hablando. Ni estoy orgulloso ni me arrepiento de lo que hice. Perdimos y entramos en el vestuario, ni buscaba protagonismo ni nada por el estilo. Fue un lance más del juego, era de sangre caliente y para mí ahí quedó, ni fue premeditado ni nada por el estilo, pensé que podía saltar alguien y responder. Con un muy buen amigo como Alberto Angulo en aquel partido tuvo varios piques y ahí se quedaron. La prensa de Barcelona le dio trascendencia al asunto. Sólo puede decir que aprendí mucho de Djordjevic, como después de Jasikevicius o Bodiroga".

Otro ex entrenador del Unicaja con trato con Djordjevic es Bozidar Maljkovic. "Yo propuse en 2014 que él fuera el entrenador de Serbia. Me decían que era muy joven, que no tenía experiencia... Tonterías. Era la persona adecuada para el cargo, la que podía recuperar la mejor Serbia. Y ahí está, subcampeona olímpica y mundial. Serbia tiene un futuro brillante y en los próximos años va a estar en la cima de Europa y el mundo en el baloncesto", cuenta Maljkovic, que vive a caballo entre Belgrado y Marbella.

Y un jugador suyo en la selección, Nemanja Nedovic, destaca cómo recuperó el orgullo por competir para el país. "Nos reunió y apeló a que debíamos pensar como grandes, a trabajar mucho. Puso el ejemplo de España, de cómo todos morían por la idea y que nosotros debíamos hacer igual", explica el escolta, al que Djordjevic piropeaba ayer como uno de los jugadores más explosivos del continente: "Sasha es muy popular en Serbia, es un ganador. Prepara los partidos muy bien, es un gran motivador. Los entrenamientos son muy enfocados a detalles de los partidos, no se trabaja mucho, pero cuando llegas estás al 100%".

Un retrato de la personalidad de un jugador de época en su esplendor en los 90, aunque ya en los 80 brilló en Yugoslavia. De hecho, tuvo algún pique serio de joven con Drazen Petrovic que, cuentan en Serbia, le sacó de la selección en la época de la última Yugoslavia unida. Sólo jugó el Europeo de 1987 junto con el mago de Sibenik. Es Aleksandar Djordjevic, el técnico que desde el martes el Unicaja tendrá que tumbar para seguir adelante en la Eurocup. Su embrujo, no obstante, es un obstáculo complicado.

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