"Defendió como estaba atacando y no ayudó al equipo", fue la forma en la que Joan Plaza definió el encuentro de Dejan Musli ante el Barcelona. Sorprendió la manera en que públicamente señaló el entrenador cajista a uno de sus jugadores. Deja tocado a Musli, que no es un prodigio de estabilidad mental y que tampoco entendió, según comentó a su gente más cercana, esa alusión directa y personalizada del entrenador a su labor cuando colectivamente no se había dado la talla.
Cuando se inició la pretemporada, en un desayuno con los medios, Plaza decía que Musli estaba llamado a ser el pívot importante del equipo, incluso cuando aún se desconocía que Trevor Mbakwe no continuaría por sus problemas físicos. Musli ha exhibido su talento, con tramos de mayor continuidad que otros. Pero es verdad que ante pivots de tamaño parecido o físicamente poderosos ha sufrido bastante, ha bajado el nivel. Se estrelló contra Ante Tomic en la segunda mitad del partido.
El mensaje, pues, sonó a que Plaza estaba decepcionado con el rendimiento de Musli sobre el parqué del Buesa Arena. Es un jugador con capacidad para anotar y crear juego en el poste, pero sabido que era que defensivamente no era de superélite cuando se le fichó. Su falta de lateralidad ha dificultado la idea de Plaza de defender lejos del aro las continuaciones. Sonó extraño, no obstante, el reproche.
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