Unicaja

Se les hace el aro pequeño

  • McCallum luce mejores números, pero Granger se lleva el triunfo

  • Dejaron chispazos sin continuidad

Ray McCallum defiende el avance de Jayson Granger.

Ray McCallum defiende el avance de Jayson Granger. / marilú báez

Si marcado en rojo estaba puesto el regreso de Jayson Granger, esperado era su duelo sobre la madera con Ray McCallum. Vinieron a Málaga con la misma idea, propulsar sus carreras hacia otro estadío, y el charrúa ya lo consiguió. Ahora es turno del americano. No recordarán el choque como uno de los mejores de sus carreras, aunque sí tuvieron protagonismo para ello. Faltó tino y sobraron ganas de agradar.

Ni acabar en Baskonia, íntimo rival cajista, provocó que Granger perdiese el cariño de la grada. Los pitos los sostuvo en sus hombros uno que tuvo un pie y parte del otro en Los Guindos, Marcelinho Huertas. Los aplausos en la presentación estuvieron precedidos de un afectuoso abrazo con Plaza, uno de los culpables del estatus del base.

El de Montevideo es una de las puntas de lanza de este Baskonia. La configuración de la plantilla gira en torno a varios puntales y él es uno de ellos. Con carta libre casi para lo que le apetezca, Granger quiso que el choque girase por donde él quería. El técnico verde le puso a Alberto Díaz delante, lo que le amargó el comienzo. El pelirrojo estuvo incisivo sobre el 15, lo que no le permitió dirigir con comodidad. Ni encontraba a sus compañeros ni él veía el aro. De hecho, a un minuto de la media parte llegaron sus primeros puntos a su casillero. El amargor propio se traducía incluso en algunos tiros libres repelidos por el aro.

No fue óbice el gris día para que tras la vuelta se cargase, junto con Shengelia, el Baskonia a su lomo. Un triple escondía multitud de fallos, pero cuando se sentó dejó a los suyos por encima. Huertas le permitió coger aire y cuando volvió, con viento a favor, repartió aciertos y errores. Dio una asistencia de triple a Beaubois, pero se jugó uno que solo tocó cristal. Su 2/10 en tiros de campo habla por sí solo, pero consiguió lo que quería al inicio.

La mejorable actuación de Granger no catapulta a su rival, McCallum, lo cual también dice del rendimiento ayer del americano. Con la mirilla desviada -no llegó al 40% de acierto en sus tiros-, no tuvo el temple para localizar a los de su bando.

Funcionó a fogonazos, aunque de mucha calidad. Se activó tras un acierto sobre la bocina del primer cuarto, lo que le liberó para el comienzo del segundo. Se fabricó una entrada portentosa, cuando utiliza bien su físico marca diferencias, y asistió a Suárez, que sumaba sin cuartel por entonces. Erró un triple y cometió su segunda personal, lo que le mandó al banco.

Repitió suplencia tras el descanso y cuando volvió le tocó remar a contracorriente. Entró con el 45-45 y ahí pecó de prudencia. Penetró en una ocasión y metió los dos libres, como contrapunto acabó fallando los mismos. Se echó de menos esa valentía, que con más o menos acierto, debe tener cuando está en pista.

Poco pudo hacer ante la reacción vitoriana, aunque Plaza lo mantuvo hasta el final. No tiró el técnico de Díaz, que vio los últimos diez minutos desde la banda. Con Baskonia observando por el retrovisor al Unicaja, el de Detroit se erigió como uno de los argumentos para revertir la tendencia. Activo en defensa, robó un par de balones que le permitieron anotar cuatro puntos. Apretó el luminoso, pero marró un triple desde la esquina para poner el estoque final.

En un choque grisáceo de ambos directores, Granger se mostró más sólido en los segundos finales. Vuelta agria en lo personal, dulce en lo colectivo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios