Unicaja

El huracán Jackson

  • El francés salda su cuenta pendiente con el Unicaja en una exhibición anotadora

  • Nedovic, con menos chispa, no pudo equilibrar la balanza

El aficionado al baloncesto se lleva frotando los ojos desde que la temporada dio el pistoletazo de salida. Tras cinco meses, el MVP de la ACB no es Ante Tomic, ni Sergio Llull ni ninguno de los grandes nombres que lideran en los grandes equipos. Es Edwin Jackson. Es el chico que hace sólo un año parecía mirado por un tuerto, peleado con el balón. Es el chico que ayer pasó como un huracán y puso patas arriba el Martín Carpena con un recital de tiro excelso. En estático, tras bote, en penetración o desde nueve metros con una mano delante. Lo que es el deporte, porque la última vez que pisó Málaga lo hacía cabizbajo y sin confianza. Hoy, si le pones una venda en los ojos no sólo se atreve, sino que lo más probable es que anote.

"Jackson es muy bueno y está en un lugar donde él tiene luz verde para hacer lo que quiera y hay que felicitarlo", explicaba Joan Plaza tras el choque y probablemente sea el mejor resumen. El francés es la vía del Movistar Estudiantes para ganar partidos. Omar Cook, otro ex cajista y ahora inseparable compañero, es quien hace que el juego colegial apunte siempre a su referencia. Y así fue desde el principio. Jackson arrancó con siete puntos, dos de tiros libres, una suspensión en la zona y un triple. Buen popurrí al que daría continuidad para acabar firmando 27 tanto y ninguno baladí. Suya fue prácticamente la sentencia cuando el Unicaja estaba sólo cuatro abajo en busca de la remontada. Recibió a nueve metros, acomodó la pelota en sus manos, desafió con la mirada a Nedovic y clavó un triple sin inmutarse.

Y qué iba a hacer Nedovic. Le faltó chispa, como a todo el Unicaja. Después de tres semanas de una exigencia altísima, las piernas pesan y mucho. Plaza dofisicó más al serbio y le dio 19 minutos, otorgando el protagonismo a Jamar Smith. Aun así tuvo para hacer 11 puntos, varios de pura rabia y orgullo. Después de la exhibición europea no era su momento. Mejor llenar el depósito en la primera semana sin partido de por medio en mucho. La situación era propicia para la reivindicación de Edwin Jackson, recibido entre aplausos y despedido bajo pitos y recriminaciones por una mirada retante a la grada. El francés tenía mucho guardado y lo sacó ayer para estar tranquilo. Su próxima visita se espera más pacífica. "Me encanta jugar en el Martín Carpena porque los aficionados lo hacen un lugar especial. Mucha suerte al Unicaja en la final de Eurocup", decía luego en redes sociales. Las cuentas parecen saldadas.

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