Unicaja

Un libro de historias

Manolo Bazán posa en Los Guindos.

Manolo Bazán posa en Los Guindos. / Javier Albiñana

De Málaga a Gran Canaria. Un viaje de muchos años en los que Manolo Bazán (Algar, Cádiz, 1971) ha escrito ocho páginas en su libro. Un tiempo en el que se ha convertido en un emblema de la Minicopa, uno de los torneos con más pedigrí del baloncesto base. En las islas, el gaditano se convertirá en el entrenador con más presencias (9).

El secreto quizá sea el hambre. "A mí ilusión me hacen todas, voy como si fuese a la primera", dice Bazán en una de las pistas interiores de Los Guindos. La cifra y el reconocimiento no le obnubilan, se lo toma con humildad. "¿Por qué llevo tantas? Es por la confianza del club en mí para que esté con el equipo infantil, no es otro motivo. Es gracias al club", añade.

Me quedo con la final de Málaga y la ovación a Lucas en las islas, esas cosas se te quedan ahí

Se cumplirá en Gran Canaria la 15ª edición de esta suerte de torneo, del que el técnico aprecia su constante mejora. "Ha ido evolucionando, siendo ahora la fase final más real", explica Bazán, que aún tiene una espina: "Me faltó un poco de fortuna. La que más cerca tuvimos fue la de aquí en Málaga, que fueron cuatro o cinco puntos de diferencia. Las otras dos que jugué... Quizá la del año pasado fue la más competida, pero no hubo opciones reales de ganarla. Los jugadores que ha traído el Madrid de invitados han marcado la diferencia en las tres". Se refiere el gaditano al triplete de finales perdidas en los últimos cuatro años, que le valió para ser elegido mejor técnico el año anterior en Vitoria.

La extensa experiencia le permite coleccionar recuerdos de alta valía. "Doncic ya se le veía, era preinfantil y fue MVP. Luego ha estado Garuba, Guillem Vives...", responde el que fuera pívot del Caja Ronda en los 90 al ser cuestionado por las grandes apariciones.

Bazán guarda dos momentos imborrables. "Me quedo con la final de Málaga, Los Guindos estaba lleno, no cabía nadie. También con Gran Canaria en 2015 y la ovación que le dan a Lucas Muñoz, mientras el equipo va perdiendo...Una ovación tremenda con el pabellón en pie. Esas cosas se te quedan ahí", rememora con perspectiva.

Muchos de los que moldeó Bazán hace unos años consiguieron derribar la puerta del primer equipo, lo que saca una sonrisa. "Es la función de la cantera, más allá de ganar una Minicopa o no ganarla, que lleguen jugadores al primer equipo. Llegó Domas, Rosa, Alberto... Mi ilusión es que cada año llegue un jugador que he entrenado, más que ganar", sostiene con orgullo. Intentará hacer lo propio con los 16 que conduce estos días en Gran Canaria. Lugar donde su figura se hará un poco más grande.

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