UNICAJA

Las reflexiones de Joan Plaza

  • El técnico analiza en su web el año de la Eurocup

Joan Plaza observa sus notas durante un entrenamiento en el Martín Carpena.

Joan Plaza observa sus notas durante un entrenamiento en el Martín Carpena. / javier albiñana

Hace escasas semanas que Joan Plaza estrenó página web. Un espacio personal donde compartir datos, curiosidades y reflexiones. Se puso introspectivo en avión camino a Belgrado, donde participó este fin de semana en un prestigioso curso de entrenadores. El resultado de ese paréntesis pensativo lo plasmó en forma de dilatado análisis sobre la temporada de la Eurocup dividido en tramos clave. Desde el fracaso de Mbakwe a la última reunión con los suyos.

"Ha sido una temporada excitante donde tras haber salido por la puerta falsa el año anterior de la mayor competición europea y la segunda más importante tras la NBA, y que hay en el mundo de la canasta, logramos volver a ella por nuestros propios méritos deportivos, en la cancha y de tú a tú, como deben resolverse estas cuestiones", hace en primera síntesis el preparador cajista. Parte no obstante desde la pretemporada para alabar al grupo creado, con una química especial. Recuerda a Trevor Mbakwe, "habíamos dado en el blanco y nos iba a dar un salto de calidad", dice, pero "su salida fue un duro golpe en la línea de flotación del equipo", que más adelante tendría consecuencias judiciales para el club.

Ahora pide "llegar a los 9.000 socios, demostrar que Málaga no es menos que nadie"

Plaza aprovecha para sacar pecho. Sacó el tema del presupuesto a lo largo del curso y repite. "En absoluto nos exime de dar lo mejor de nosotros mismos cada día", arranca, que "hoy por hoy, Unicaja es el quinto presupuesto en España y fue el quinto en la Eurocup de la temporada que acabamos de finalizar (Lokomotiv, Bayern, Valencia, Khimki, al menos, estaban por delante), y hace pocos días nos dijeron que seriamos el decimocuarto en la Euroliga del año que viene". Por eso habla de imponerse objetivos realistas: "Debemos no sobreestimarnos, ni faltarnos al respeto con inconsistentes quimeras que van a generar una frustración al más mínimo bache que encontremos en nuestra ruta ".

El catalán coincide con el ánimo general en situar en la Copa del Rey un punto de inflexión. Ya sin N'Diaye, apunta a la llegada de un Alen Omic del que "no podíamos esperar una contribución inmediata y real al juego del equipo, pero su aportación dentro del vestuario fue espectacular". Y tras lamentar los "errores infantiles" en la eliminación ante el Barça, entra en la "fase clave de la Eurocup" con el equipo "más ensamblado".

Menciona siempre el coliseo cajista para enarbolar su narración del avance en la Eurocup. "El Carpena (siempre nuestro Carpena)" o "¡quiero un pedazo del parqué!" exclama. Pasa por los ojos "que derramaban sangre" de sus jugadores para ganar en Múnich, menciona las "5.000 barbas en las gradas que sólo hacían excitarnos más y más" y llega a la mágica final.

La remontada, dice, es fruto de "una fe, una convicción y un deseo como pocas veces he visto en mi larga carrera como entrenador". Se quita el sombrero con todos: "Ser com-pe-ti-ti-vos fue la primera exigencia que nos impusimos en agosto y a eso le añadimos morir (como peor escenario) en el tercer partido y en el último cuarto de esa final y… vaya si lo hicimos. La explosión de júbilo, las lágrimas de alegría, la sensación de felicidad fue indescriptible. La comunión entre cuantos habían venido en el avión, entre los que lo habían hecho en autocar, entre los que nos esperaron hasta las 4:00 en el aeropuerto, entre los que nos acompañaron en la rúa... Fue impagable". Se queda, pues, tranquilo consigo mismo: "¡Vale la pena vivir una vida entera por momentos como estos! Una íntima sensación de haber saldado cuentas con todos aquellos que confiaron en mi hace cuatro años, con quienes me apoyan a las buenas y a las maduras, y conmigo mismo, me sobrevino inmediatamente".

Cierra con un play off al que llegaron "justitos de fuerzas y energía", pero con un balance tremendamente positivo a la postre. Emocionado con la despedida a los jugadores, a los que agradece "su esfuerzo y compromiso". ¿Su próximo deseo? "Llegar o superar los 9.000 socios, demostrar que Má-la-ga no es menos que nadie, llenar el pabellón en todos los partidos sea lloviendo o con Champions por la tele". "Volveré a dejarme la vida dentro de mis imperfecciones", promete.

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