Misko Raznatovic, el poderoso agente que más jugadores importantes tiene en el baloncesto europeo, cada vez más en la NBA, se quedó prendado de la Minicopa cuando venía a ver la Copa del Rey. Ha imitado la idea en Serbia y organiza desde este año un torneo de categoría sub 15 paralelo a la Copa del país balcánico. Sergio Scariolo decía en estas páginas hace una semana que la Copa era la Coca Cola original. Y que la Coca Cola es la Cola. La Minicopa se ha convertido en un fenómeno muy seguido desde que en 2004 se inaugurara en la edición de Sevilla. Ayudó a su difusión que apareciera un genio como Ricky Rubio que impactó haciendo algún cuádruple doble. Ahora es un evento inseparable de la Copa del Rey.

La edición de este año se celebró a caballo entre el Palacio de Congresos Europa y un colegio cercano. La pista, con capacidad para unos 500 espectadores, se quedó pequeña para las semifinales. Trasladar la final al Buesa Arena aumentó el premio para los jóvenes. Es una medida que se ha implantado recientemente, pero que es un acicate más para los chavales.

En las gradas, casi 4.000 personas, un buen ambiente de baloncesto. Los padres de los jugadores conformaban un núcleo de animación del Unicaja, detrás del banquillo. Y muchas personalidades. El Madrid, que se ha apropiado del trofeo, estaba representado por Florentino Pérez, acompañado de históricos como Clifford Luyk y Emiliano Rodríguez, más el jefe de cantera, Alberto Angulo, señalado como el responsable en la sombra del reclutamiento de jugadores de toda Europa. En el bando del Unicaja, el presidente Eduardo García, que felicitó efusivamente a los chavales tras el partido por el campeonato que habían hecho. También estuvo el secretario técnico, Carlos Jiménez.