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Consejos para evitar atragantamientos

  • Los niños no deben comer jugando, corriendo o acostados; sino sentados, concentrados en la comida, ingiriendo trozos cortados muy pequeños y bajo la supervisión siempre de un adulto

Niños jugando en un parque infantil.

Niños jugando en un parque infantil.

Tapones de botella, canicas, caramelos, globos, frutos secos, trozos de comida, uvas, chinchetas, piececitas de juguetes, clips, capuchones de boli... Hay muchos objetos peligrosos en la mano de un niño porque puede sufrir un atragantamiento. La mejor estrategia es la prevención: no dejarlos a su alcance hasta que no tenga edad suficiente. El martes pasado falleció un niño de tres años en el Materno que unos días antes se había atragantado en su casa con una salchicha. El caso vuelve a hacer saltar las alarmas sobre cómo actuar ante estas situaciones.

El jefe de sección de Cuidados Críticos y Urgencias de Pediatría del Hospital Regional, José Camacho, aconseja en primer lugar la prevención. Cortar los alimentos en trozos muy pequeños, que el niño esté sentado en su silla, concentrado en la comida y vigilado. "Nunca tiene que comer jugando, corriendo o acostado. Tiene que comer concentrado en la comida y siempre supervisado por un adulto", advierte.

Un atragantamiento puede provocar la muerte cuando un objeto o un trozo de comida obstruye la tráquea e impide el paso del oxígeno. Ante esta circunstancia, mientras el niño está consciente, es recomendable tranquilizarlo y sin demora animarlo a toser con fuerza para que expulse lo que bloquea la entrada de aire. No es aconsejable intentar extraer el objeto o la comida manualmente. Si comienza a perder la conciencia, entonces es cuando hay que golpearle la espalda o cogerle desde detrás presionándole con las manos en la boca del estómago (maniobra de Heimlich).

"Atragantamientos hay muchísimos en el día a día. Más del 90% son episodios resueltos por la propia tos que actúa como mecanismo de defensa y con la que generalmente se expulsa el cuerpo extraño", aclara el facultativo.

El problema más grave es cuando la comida o el objeto se queda en la tráquea porque impide el paso del oxígeno y puede ser mortal.

Hay otras situaciones graves, pero no críticas, cuando el cuerpo extraño se va por las vías respiratorias. De hecho, en emergencias a vida o muerte, si los sanitarios no pueden extraer el objeto, lo mandan hacia el pulmón. Pero de allí hay que sacarlo porque acaba provocando reacciones inflamatorias o infecciones, como bronquitis o neumonías. Sólo que en estos casos ya no está comprometida la vida. Para extraerlo, los médicos tienen que anestesiar o sedar los niños dado que la mayoría no se quedan quietos. En esas situaciones, se emplea un aparato que tiene cámaras muy pequeñas (broncoscopio) para localizar y sacar el objeto.

Los pediatras hacen hincapié que en los menores de tres años deben evitarse los frutos secos. Y tienen sus razones para lanzar esta recomendación. Un objeto pequeño, firme, puede extraerse con algo más de facilidad del pulmón, pero un cacahuete o un pistacho se desgranan dentro del organismo al intentar sacarlos. Otra recomendación de los especialistas es que los juguetes sean homologados para que no tengan piezas pequeñas que puedan tragarse. Oídos estos consejos y explicaciones, está claro que lo mejor es prevenir, para que los médicos no tengan luego que curar.

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