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Un día para regalar sangre y vida

  • Ayer se celebró la X Maratón de donación en el Patio de Banderas del Ayuntamiento

Ser solidario es algo que nace de cada uno, que se lleva en las venas, y es precisamente de ahí de donde salió el material que los malagueños donaron ayer en la X Maratón de Donación de Sangre. En el Patio de Banderas del Ayuntamiento 20 camillas y 27 profesionales, entre médicos, enfermeros, celadores y administrativos, trabajaron mañana y tarde para lograr el reto impuesto para este día: las 600 donaciones.

Durante todo el día -de 10:00 a 14:00 y de 16:30 a 21:30- una gran cantidad de ciudadanos acudió a donar. Muchos de ellos son donantes habituales, es decir, cada cierto tiempo acuden al centro de transfusión para donar sangre. Para las mujeres, el número de veces que pueden donar en un año es de tres, mientras que los hombres pueden hacerlo en cuatro ocasiones. Pero otros habían acudido a la cita por ser un día especial. "Por pereza nunca lo hago", comentaba una chica mientras esperaba su turno en una cola que, en ese momento, no era tan larga como cabría esperar.

Para la campaña se han enviado unas 600 cartas, 6.000 e-mail a donantes habituales, 11.000 mensajes a móviles, correos electrónicos a 8.000 jóvenes con tarjeta joven, voluntarios, entidades, asociaciones y se han remitido carteles, circulares y octavillas informativas a colegios, institutos, farmacias, centros de salud, parroquias y organismos oficiales locales, entre otros, según dijo el director del Centro Regional de Transfusión Sanguínea (CRTS), Isidro Prat. Además de esta base en el patio del Ayuntamiento, tres unidades móviles estuvieron ayer disponibles para que todos los interesados pudieran contribuir a la causa. Esta maratón, que ya se ha realizado en diez ocasiones, tiene el objetivo de sensibilizar sobre la necesidad de convertir la donación de sangre en un hábito y captar nuevos donantes, además de, principalmente, aumentar las reservas de sangre del centro en una cantidad importante en un mismo día.

La sangre es un recurso "que aunque creamos pensar lo contrarío, escasea en los hospitales", dijo ayer una de las enfermeras que trabajaba en la campaña. "Es necesario que la gente se dé cuenta de que en cualquier momento les puede hacer falta a ellos, a sus hijos, hermanos o seres queridos, y ahí sí querrán que los demás sean solidarios".

Por eso, un hombre que tomaba un refresco después de la extracción contó que la donación, que en condiciones normales no es doloroso ni lleva más de 20 minutos o media hora, "no le cuesta a nadie hacerla". Él, que es donante desde hace más de dos décadas, decidió hacerlo después de un accidente que tuvo su hijo y por el que tuvo que recibir sangre. "Lo pasamos mal, porque había poco de su grupo, pero conseguimos que le dieran la suficiente. Ese día, para agradecer el regalo que le hicieron esas personas, fui a donar y no he pararé de hacerlo hasta que me digan que no puedo más".

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