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El fin de la Semana Santa

  • Málaga contó con todos los cortejos en la calle y la incorporación de la Virgen del Patrocinio y el Redentor del Mundo

  • Urge la revisión de horarios e itinerarios

Operarios comienzan a desinstalar las localidades de la tribuna principal en la tarde de ayer.

Operarios comienzan a desinstalar las localidades de la tribuna principal en la tarde de ayer. / fotografías: J. L. P.

La Semana Santa de Málaga ha cumplido su misión. Ha llegado a su fin. Puede entenderse desde tres visiones distintas que marcarán un antes y un después de la presente edición, donde luces y sombras han definido su hoja de ruta. Las 41 hermandades agrupadas, la orden de Servitas y el cortejo del Resucitado han podido salir a la calle sin mirar al cielo y aguantando, en los últimos días, altas temperaturas.

Los siete días de procesiones llegan a su fin. Se acaban como un proceso efímero que, de Domingo de Ramos al de Resurrección, ha dejado un buen sabor de boca general. Las primeras salidas procesionales de la Virgen del Patrocinio Reina de los Cielos y el Nazareno Redentor del Mundo fueron una realidad aplaudida en general. Ambas procesiones cerraron los huecos que faltaban por completar en sus jornadas. Igualmente, la restauración de tronos como los de Soledad de San Pablo, Soledad del Sepulcro y en parte del Coronado de Espinas recuperan algunas de las estéticas clásicas que traen a sus hermandades hasta el siglo XXI.

El patrimonio ha seguido aumentando con piezas como el manto de Dolores de San Juan, el estandarte de la Columna, el grupo escultórico de Dulce Nombre o las cabezas de varal del Rescate. Todo ello contribuye a crear una Semana Santa más completa y culmina proyectos que no sólo pasan por los tronos, sino también por las filas nazarenas.

En cuanto a las jornadas en general, días como el Martes o el Jueves Santo ganaron enteros. Son días en alza donde diferentes realidades pueden convivir con sus pequeños matices que cambiarán con el tiempo. Los cortejos de Rocío y Penas, aun siendo opuestos, hacen posible momentos inolvidables entre el bullicio o el recogimiento.

La Semana Santa tiene otro fin que, pese a haber dado la talla, precisa de mejoras. La tradición y el mensaje religioso de la misma son imprescindibles y muchos cortejos supieron dar la talla en la idea de dar manifestación pública de fe en Jesús de Nazaret. Sin embargo, en los últimos siete días ha sido alto el número de nazarenos que han usado su túnica antes y después de la procesión como abrigo o como una vestimenta más.

A este respecto, desde la Agrupación de Cofradías hasta la última hermandad deberían reflexionar acerca de la necesidad de formar a los hermanos en su estación de penitencia, bien bajo el capirote o en los varales. Numerosas han sido las fotografías de descapirotados descansando, portadores con teléfonos móviles y el aluminio en el hombro, selfies y actitudes que distan mucho del sacrificio cuaresmal y pasionista.

Misma reflexión debe hacer el público en general. Si bien se mejoraron algunos momentos de interioridad y silencio en algunos cortejos se echó en falta que se evitase cruzar entre cortejos, con la consiguiente molestia a penitentes y músicos.

Otro de los objetivos, en este caso de la Agrupación de Cofradías, sí se cumplió. La tribuna principal y el recorrido oficial cumplieron, pese a las obras del Metro, lo que de ambas instalaciones se esperaba.

Pero también es el fin de la Semana Santa tal y como es actualmente. El actual modelo ha tocado techo y diversos hechos acaecidos en ella merecen una profunda reflexión y modificación.

El Viernes de Dolores se anunció la decisión del Consejo de Ministros que no concedió el indulto a Jesús 'El Rico' por primera vez en su historia. Pese a los intentos de cambio, la Hermandad decidió mantener la plena absolución al reo y esperarán a que se decida un nuevo candidato. El Miércoles Santo, por su parte, se quedó sin uno de sus actos más concurridos y señeros.

El Lunes Santo, las tensiones vividas en Carretería por diversas actitudes provocaron una avalancha que deshizo la procesión del Cautivo. La escasa vigilancia policial en esta zona contrasta cada Semana Santa con el número de efectivos que aguardan en el entorno del recorrido oficial. Ayuntamiento y Agrupación deberán velar por que no vuelva a suceder.

Igualmente, los horarios e itinerarios actuales no se ajustan a la realidad. Jornadas como el Domingo de Ramos no encuentran una solución definitiva donde un retraso provoque un efecto dominó y culmine en retraso general. La creación de un nuevo recorrido oficial debe pasar por el acuerdo mayoritario y los ajustes necesarios para conseguir la unanimidad. Entre los cambios, además, se encontrarían otras mejoras como la reducción de la tribuna principal en un intento por hacer avanzar la Semana Santa a un modelo más respetuoso con la ciudad.

Los últimos ocho días arrojan más luces que sombras. Hay mucho trabajo hecho y otro tanto por hacer. Arriesgar con respeto a los cofrades y a la ciudad será lo que mejore y haga avanzar hacia un modelo mejor la semana de Pasión malagueña.

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