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El reto de los 'fontaneros' del cuerpo humano

  • Especialistas del sistema público andaluz se reúnen para reducir aún más la mortalidad en casos de aneurisma roto de aorta abdominal

Rafael Gómez Medialdea observa una prueba diagnóstica.

Rafael Gómez Medialdea observa una prueba diagnóstica. / málaga hoy.

La aorta es la tubería que lleva la sangre del corazón al resto del cuerpo. A veces se ensancha y revienta. Los cirujanos deben reparar la hemorragia contrarreloj o, de lo contrario, el paciente muere. Según la técnica que se aplique, la mortalidad oscila entre el 50 y el 30%. Pero los especialistas en Angiología y Cirugía Vascular -que vienen a ser los fontaneros del cuerpo humano- están empeñados en rebajar estos índices para salvar a más pacientes.

Para ello, unos 80 profesionales del sistema público andaluz se reúnen hoy en Málaga con un objetivo: pensar en común cómo seguir incorporando mejoras asistenciales. "Se trata de que los profesionales den todo de sí para seguir avanzando porque estamos hablando de vidas", explica el jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Clínico, Rafael Gómez Medialdea. Esta es la única unidad de la especialidad en la provincia. Y el reto que se han trazado los angiólogos no es porque lo estén haciendo mal. Al contrario; es para hacerlo mejor cada día. Hasta 1953 en que comenzaron a operarse las roturas de aorta abdominal, todos los pacientes morían. Desde entonces y durante casi cuatro décadas, la única solución era abrir por el abdomen al enfermo para reparar la tubería. Así, los cirujanos llegaron a conseguir la supervivencia de la mitad de los enfermos.

Queremos seguir aumentando las posibilidades de supervivencia"Rafael Gómez MedialdeaAngiología Hospital Clínico

Luego, en 1991, se inventó una técnica que revolucionó el tratamiento de esta patología ya que no requería abrir al paciente. Mediante un catéter, desde la ingle y aprovechando las vías circulatorias, se introduce una prótesis plegada que, como si fuera un paraguas, se abre allí donde la aorta se ha roto para reparar la herida. Pero esta técnica no puede utilizarse en todos los pacientes y se emplea principalmente en las operaciones programadas. Es decir cuando se diagnostica un aneurisma -como se llama el ensanchamiento de la aorta- antes de que se rompa.

En 1994, esta forma de reparar la arteria también comenzó a utilizarse puntualmente en casos urgentes; es decir no programados ya que no podían esperar sino que debían entrar en quirófano a vida o muerte y contrarreloj. Y en estos casos, la supervivencia se puso en el 70%.

Así que ahora los cirujanos se plantean el reto de cómo avanzar para continuar bajando la mortalidad. "Queremos seguir aumentando las posibilidades de supervivencia y reducir el tiempo de llegada al hospital porque estamos hablando de salvar vidas", recalca Gómez Medialdea. Para eso, el Clínico ha organizado la reunión interservicios públicos de Angiología y Cirugía Vascular de hoy. Una vez que los especialistas encuentren la fórmula de avanzar en su objetivo, "la Administración tendrá que ayudar con equipamiento y recursos", comenta el responsable del servicio. Las prótesis para cirugía abierta cuestan unos 1.500 euros. Las que se emplean para reparar sin abrir al paciente valen en torno a 10.000. Pero Gómez Medialdea aclara que con estas últimas se reduce mortalidad, la estancia en UCI y los días de ingreso en el hospital. De modo que al final resultan más rentables, advierte.

En el Clínico se hacen al año unas 65 operaciones por rotura de aneurisma de aorta abdominal; en torno a una quincena son urgentes y el resto, programadas. Comparadas con otras patologías, no son muchas. Pero son intervenciones a vida o muerte. Y los cirujanos están empeñados en que cada vez más el resultado sea la vida.

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