Jerez

El cambio generacional es ya una realidad

La Sala Compañía, el Palacio de Villavicencio y la Sala Paúl han sido testigos del despegue definitivo de artistas cuya progresión en los últimos tiempos ha sido una constante. Propuestas para todos los gustos han pasado por estos tres escenarios, unos para oír cante de verdad, otros para presentar alternativas al baile y otras tantas, sobre todo la de la Sala Paúl, que se estrenaba en el Festival, para comprobar la evolución más contemporánea del flamenco, una apuesta ésta aprobada por muchos y desechada por otros.

Ciclos como ‘Los Novísimos’ o ‘Solos en Compañía han servido para descubrir a valores como Carmen Herrera o la mexicana Karen Lugo, y para consolidar a jóvenes como Ana Morales, Pepe Torres, Adrián Sánchez, La Truco y el dúo compuesto por Patricia Ibáñez y Abel Harana. El baile más racial y el más vanguardista se han dejado ver por la Sala Compañía que junto con el Centro Andaluz de Flamenco acogieron a otra de las novedades más productivas de esta edición, el ciclo ‘Vivencias’. Conocer las experiencias en primera persona de maestros como Silvia Durán, Victoria Eugenia, Balao y La Sallago es algo al alcance de pocos pues su sabiduría y sobre todo su arte, ya que algunos obsequiaron al público con inolvidables pequeñas pinceladas, fueron situaciones irrepetibles.

Especial interés y éxito han tenido ‘Los conciertos de Palacio’, cuya media de entrada ha sido una de las más elevadas. A ello ha contribuido el efervescente momento que padece el flamenco jerezano donde nombres como Luis ‘El Zambo’, Jesús Méndez, El Londro, David Lagos, Manuel Valencia, Kina Méndez, Ramón Trujillo o Pedro Garrido ‘Niño de la Fragua’ han sobresalido con creces. La presencia de numerosos artistas locales ha acabado también con otro mito del Festival, el de la mayoritaria asistencia de extranjeros a estos recitales, ya que esta vez, presumiblemente por la inclusión de gente de la casa, el público de Jerez respondió.

En la línea de otros años, la bodega Los Apóstoles también ha mantenido su interés. Cierto es que en esta edición no había nombres mediáticos, pero sí artistas de un talento elevado. Juventud y veteranía se han asociado perfectamente en González Byass, aunque como en todo, hemos asistido a ratitos de pellizco, como los ofrecidos por Mujerez, o los protagonizados por artistas como Rancapino, Antonio Reyes,Fernando de la Morena o El Torta; y otros decepcionantes como los que ofrecieron los lebrijanos Inés Bacán y PedroPeña, de lo más flojo de los ciclos paralelos.

A mitad de camino ha quedado la Sala Paúl, el espacio escénico incorporado este año. Concebido con el objeto de dar cabida a músicas alternativas, la asistencia de público no ha cumplido con las expectativas en algunos espectáculos. Bien es verdad que pesos pesados de este ciclo, Diego Carrasco, Los Delinqüentes, Tomasito y La Farruca, arrastraron a una ingente cantidad de personas pero otros, como Mixtolobo o Soniquete, a pesar de mostrar una cara acertada, dejaron la sala a medio llenar.

Entre las razones, unos achacan la escasa afluencia a los elevados precios de las entradas, y mientras otros consideran que la nueva propuesta tardará un tiempo en cuajar.

Lo realmente curioso en esta decimocuarta edición, aunque algunos todavía se empeñan en solicitarlo sin mirar las estadísticas, es la abultada participación de artistas de Jerez, pues si repasamos los treinta y nueve espectáculos que componen la muestra (a excepción de Vivencias), en veinticinco de ellos ha habido presencia de gente de la tierra.

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