Adolfo Suárez

Rojas-Marcos: "Era un genio del cuerpo a cuerpo"

FUE el más importante de los tres artífices de la Transición, seguido, por este orden, de Carrillo y el Rey. Era un genio del cuerpo a cuerpo. Hábil, audaz, noble. No tenía quizá la categoría de estadista de un González, un Carrillo o un Fraga en política internacional, aunque fue el más brillante en política nacional. En todo caso, estuvo muy por encima de los Aznar, Zapatero o Rajoy. Así recuerda a Adolfo Suárez el histórico líder andalucista Alejandro Rojas-Marcos, que tuvo con el fallecido presidente mucho trato en la Legislatura del 79 al 82, en la que se decidió la suerte de la autonomía andaluza.

La habilidad era su punto fuerte. También era su punto débil, porque los políticos que basan su actuación en la habilidad tienen siempre un déficit de credibilidad. Ésta es la primera consideración de Alejandro Rojas-Marcos sobre presidente fallecido. "Suárez y el Rey responden al mismo tipo de espécimen político en muchas cosas: eran un producto de Franco, no rompen con el dictador en vida, pero se buscaron un sitio en el sol de la democracia y España se aprovecha de la extraordinaria habilidad de Adolfo Suárez y del Monarca".

Rojas-Marcos confiesa su simpatía por el gran personaje político de la Transición. Esa habilidad podría interpretarse como negativa, pero no es ese el balance que el andalucista hace de Suárez: "tenía una coherencia". Una de las cinco veces que cenó con él en La Moncloa, en esas cenas de frugalidad legendaria con un vaso de vino y una tortilla francesa, Rojas Marcos le dijo que en aquellos tiempos tormentosos con cientos de atentados de ETA, podía un general en una audiencia militar sacarle una pistola.

-Y me dijo: "Estoy preparado psicológicamente para eso. A mí eso me puede pasar". Y abrió el cajón de su mesa y me enseñó una pistola. El día del golpe, 23 de febrero de 1981, demostró que estaba anímicamente preparado, porque esa manera de reaccionar no la tiene uno que no ha interiorizado una situación así.

Mucho tiempo después de que dimitiese, se vieron en un despacho que tenía cerca del Hotel Ritz. "Alejandro, tengo muy mala conciencia contigo, porque para el pacto que tuvimos que hacer para desbloquear la autonomía andaluza, hubo que contar con el PSOE y ellos os machacaron. Y eso es injusto, no es verdad lo que cuentan…".

-¿Fue un político afortunado?

- Él la suerte se la ganaba. Él jugaba fuerte y con los militares era muy audaz. Era un noctámbulo, se llevaba hasta altas horas de la madrugada de conversación con los generales para intentar convencerles de sus planes.

Rojas Marcos considera que la dimisión como presidente del Gobierno en enero de 1981 le honra; no contaba con nadie, se había quedado solo: "Pero cometió un error de catón, pero muy fácil de cometer para un político: su gran error fue irse de UCD y fundar el CDS. Tras la derrota de UCD, habrían vuelto a buscarlo como a un mesías. Él no había sido capaz de crear un partido en condiciones: creó una red de intereses; se sentaba con Joaquín Garrigues y le convencía de que disolviera su partido y se sumara a la UCD. Igual pasó con Ignacio Camuñas, con Manuel Clavero o con Fernández Ordóñez. Nadie se resistió a su encanto personal. Era superhábil para tejer intereses políticos personales, pero no fue capaz de crear un partido. Un partido era el PSOE, el PCE o Alianza Popular. UCD, no". La teoría de Rojas-Marcos es que cuando en esa red de intereses vieron que Suárez se quemaba, se desentendieron de él y le faltaron el respeto: "Lo achicharró su propia gente". Fue víctima de la traición de sus partidarios y de la crueldad de sus adversarios.

El primer contacto de ambos fue con motivo de la investidura de Suárez en 1979. El PSA-Partido Andaluz, que se había presentado con esas siglas, había sacado cinco diputados en el Congreso y con el reglamento de la Cámara en aquel momento no podía tener grupo parlamentario. Alejandro recuerda que se entrevistó con Felipe González en la casa de su cuñado Palomino cerca de Dos Hermanas. Pero la cosa no fue muy bien. "Felipe estaba descompuesto. La derrota del 79 le sentó fatal. Constaté que no apoyaría la constitución del Grupo Andalucista y decidimos pactar con Suárez, votamos su investidura a cambio de que nos facilitara tener grupo propio y cumplieron". Ésa es otra característica que destaca del primer presidente de la democracia: "era un hombre de honor, muy castellano para la palabra dada y las promesas; jugaba siempre limpio".

El 23 de febrero de 2011, el expresidente gravemente enfermo fue el único líder político de los que estaban en el Congreso el 23-F que faltó al 30 aniversario del golpe de Estado. El resto, con el Rey, el presidente Zapatero y el presidente del Congreso se fotografiaron en la puerta de los leones. Allí estaban Fraga y Carrillo, ya desaparecidos, González, Roca, Lavilla y Rojas Marcos. Después, en una sesión extraordinaria, en la que los líderes del 81 se sentaron en el banco azul el presidente del Congreso tuvo un detalle muy honorable. "Fue un gesto bellísimo de Bono, dijo que Suárez era el gran ausente de aquel acto y que en su partido debían hacer autocrítica porque no se habían comportado bien con él. Yo tenía al lado a Roca y a González, que dijeron que aquella frase era innecesaria…"

El siguiente episodio entre Suárez y Rojas Marcos es poco conocido. Tras las elecciones municipales del 79 pudo haber un pacto entre la UCD y el PCE en el que el PSA habría entrado en Andalucía. "Suárez se llevaba muy bien con Carrillo; le propuso un pacto para dejar gobernar a la lista más votada y que no pactara con el PSOE. Pero Arias Salgado que era el secretario general de UCD se negó".

En diciembre de 1979, tras los refrendos catalán y vasco, UCD y PSOE pactaron una Ley Orgánica de Modalidades Referéndum, que escenifican en el Congreso Alzaga y Guerra. "Las condiciones eran leoninas para el referéndum andaluz de febrero del 80, porque debía salir que sí por mayoría absoluta del censo en las ocho provincias. Sabíamos que así se perdería. Pero Suárez se equivocó al pedir la abstención, y el PSOE lo aprovechó para dar un paso decisivo hacia La Moncloa. Aunque al día siguiente de la votación ambos partidos daban por bueno que se fuese a la autonomía por el artículo 143 de la Constitución, le insistí a Suárez en lograr una salida para Almería, con la repetición del referéndum con el argumento sólido de que el censo no estaba actualizado y me dijo que los militares no lo tolerarían. Hice mis propios tanteos con los militares y descubrí que era cierto. Me dijeron que si se hacía un referéndum en Navarra para su integración en el País Vasco y salía que no, con ese posible precedente andaluz tendríamos a los vascos reclamando una repetición detrás de otra".

El desencuentro en el tema autonómico lleva al Grupo Andalucista del Congreso a votar a favor de la moción de censura del PSOE contra Suárez en mayo de 1980. Aquel día, el portavoz del grupo catalán Miquel Roca le dio una pista de cómo se podría desbloquear la autonomía andaluza. "Me dijo que Suárez no tendría más remedio que provocar una moción de confianza y ese sería el momento de conseguir una solución. Fue él el que me sugirió que el artículo 144 de la Constitución, que se había pensado para Ceuta y Melilla, podía valer para llegar al 151". La puesta en escena de ese pacto se materializó en la moción de confianza de Suárez en septiembre de 1980, en la que el Grupo Andalucista votó a favor.

Pero antes, a finales de julio de 1980 Rojas Marcos había visitado a los presidentes catalán y vasco Pujol y Garaicoechea. Y en sendas ruedas de prensa hizo unas declaraciones polémicas: la prensa tituló que el secretario general del Partido Andaluz afirmaba que los socialistas propiciaban la llegada de un militar al Gobierno. La declaración provocó dos cosas, el desmentido iracundo del PSOE, insultos incluidos y una llamada de Suárez muy interesado en saber la fuente. Aquella aseveración se produjo antes del encuentro de Mújica y Raventós con el general Armada en Lérida, que fue en octubre. Rojas Marcos explica ahora que había coincidido con Felipe González en un avión cuando ambos iban a Barcelona desde Madrid para hacer campaña en las primeras elecciones autonómicas catalanas de marzo de 1980.

-Felipe me dijo que lo de Suárez era insostenible, con un gran desprestigio en todo el mundo y que había que sacarlo de la Moncloa como fuese: "Incluso si hay que aceptar un militar con un gobierno provisional que convoque elecciones". El PSOE jugó siempre sucio con el presidente Suárez. Y Suárez siempre jugó limpio con los socialistas.

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