Adolfo Suárez

Último adiós a Suárez

  • El ex presidente es enterrado en la catedral de Ávila tras recibir de nuevo el reconocimiento de miles de ciudadanos en las calles madrileñas y abulenses. Su epitafio reza "La concordia fue posible".

 El ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez ha sido enterrado este martes en el claustro de la catedral de Ávila junto a los restos mortales de su esposa, Amparo Illana, en una tumba en la que reposa ya bajo el epitafio "La concordia fue posible". Su cuerpo ha recibido sepultura en el claustro de la catedral de El Salvador, a escasos diez metros de donde está sepultado quien fuera presidente del Gobierno en el exilio durante la II República, Claudio Sánchez Albornoz. Una vez finalizado el funeral, que ha sido oficiado por el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, el féretro de Suárez ha sido trasladado al claustro, donde sólo han acudido los familiares del ex presidente para el entierro. Con esta ceremonia concluyen tres días en los que la familia de Suárez ha velado sus restos en la clínica donde falleció y la capilla ardiente instalada en el Congreso de los Diputados, a la espera del funeral de Estado que tendrá lugar el 31 de marzo.

La ciudad de Ávila ha ofrecido una última muestra de respeto y afecto a Suárez, hijo adoptivo de la ciudad."¡Viva Suárez!", han exclamado al unísono centenares de personas que han esperado ateridas durante horas la llegada del féretro con los restos mortales del ex presidente del Gobierno. Una ovación ha acompañado al coche fúnebre en los últimos metros antes de su llegada a la plaza de la catedral, donde ha sido recibido por el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto. En la plaza, desde las 08:00, han comenzado a reunirse abulenses que querían despedir al "mejor presidente que ha tenido España" y que han soportado el frío y el viento que ha azotado durante toda la mañana la ciudad. Algunos de esos vecinos han podido acceder a la catedral de El Salvador para presenciar desde el trascoro el funeral por el ex presidente. El resto ha asistido a la llegada del cortejo fúnebre, escoltado por la Policía Local, y ha escuchado doblar las campanas de la catedral antes de que la banda municipal de Ávila interpretase el himno nacional en el momento en el que el féretro era recibido en la seo.

El funeral corpore insepulto por el primer presidente de Gobierno de la democracia comenzó en la catedral de Ávila a las 14:00. En el interior, el féretro fue recibido por García Burillo, junto con el cabildo catedralicio y, tras una monición, el prelado ha dirigido una breve oración. A continuación, la comitiva ha cruzado la nave central de la catedral hasta el altar mayor, a cuyos pies se ha depositado el féretro en un catafalco. Junto a él se dejaron el Collar del Toisón de Oro y el de la Real Orden de Carlos III.

El obispo de Ávila ha destacado el "prodigioso trabajo" de Adolfo Suárez en la Transición, que inauguró un estilo de convivencia política trabajando sin cesar por el entendimiento entre los españoles, y ha instado a seguir su camino. "Su política consiguió que las dos Españas pudieran encontrarse tras décadas de animadversión política y de odio", ha dicho García Burillo quien ha recordado la fe que profesaba Suárez, "un católico en la vida pública". García Burillo ha hecho hincapié en el "gran objetivo de reconciliación y de paz promovido por el presidente Suárez" a quien España debe "una acción de gracias inmensa"."Él trazó un camino que bien merecería ser continuado", ha manifestado.

Ha asegurado también que Suárez "inauguró un estilo de convivencia política, respetando las posiciones adversarias, buscando tenazmente el pacto y el consenso, valorando las posiciones de adversarios políticos, sin rencor ni revancha". "Con espíritu democrático trabajó sin cesar por el entendimiento entre los españoles", ha continuado el obispo quien también ha subrayado que, en los momentos más difíciles de su carrera, "se mantuvo erguido con valor y serenidad" y que, "finalmente convencido de que no tenía apoyo", "dejó el poder sin vacilar, sin amargura, convencido de que era lo mejor para España".

La búsqueda del bien común para los españoles, ha dicho el obispo de Ávila, era "caridad política" y ha remarcado que "la gran aportación de Suárez a la sociedad española y a la comunidad internacional ha sido la reconciliación del pueblo español". Ha aludido asimismo al "sufrimiento" que acompañó la vida del ex presidente y no sólo durante la enfermedad de sus últimos once años. "El sufrimiento anidó en su alma por la muerte de su esposa y de su hija y por la profunda soledad que envolvió la última etapa de su quehacer político: Adolfo experimentó el abandono de alguno de sus colaboradores, el abatimiento personal, la ingratitud como respuesta a su entrega", ha indicado. "Comprobó con amargura el sacrificio que su familia había padecido a causa de sus necesarias ausencias", ha continuado García Burillo, quien ha recordado que Suárez decía que sin su esposa y sus hijos no habría "sido capaz" de dar lo mejor de sí mismo "en servicio de España". Suárez, ha señalado, dejó Ávila "después de haber vivido años de juventud apasionados" y regresa este martes para reposar eternamente "junto a quien fue todo en su vida", su esposa, Amparo Illana, hacia quien su atención estuvo "llena de amor".

Los familiares del ex presidente han permanecido en el interior de la catedral y no han abandonado el centro hasta que han saludado a todos y cada uno de las personas que han acudido al oficio religioso.

Vítores, salvas y aplausos al ex presidente

Antes de que el cuerpo fuera trasladado a Ávila, Madrid ha despedido a Adolfo Suárez con honores de Estado en una solemne y emocionante ceremonia en la que miles de ciudadanos han acompañado al primer presidente de la Transición democrática para expresarle su gratitud con aplausos y vítores. El último homenaje de los madrileños a Suárez ha empezado con la salida del féretro del Congreso de los Diputados -donde durante 24 horas ha estado instalada la capilla ardiente-, mientras sonaba música fúnebre, escoltado por un piquete de honor del Regimiento Inmemorial del Ejercito de Tierra. En presencia de la familia y de las principales autoridades y representantes políticos y ante compañías de los tres ejércitos y la Guardia Civil, el cortejo fúnebre se ha parado a los pies de la escalinata de la Puerta de los Leones del Congreso para escuchar el himno nacional. Un momento de profundo silencio roto poco después por el aplauso de la multitud congregada en la Carrera de San Jerónimo, donde se ha iniciado el desfile militar que ha rendido honores de Estado a Suárez.

Envuelto en la bandera española y en un armón de artillería tirado por cuatro caballos, el féretro ha iniciado su recorrido solemne hacia la Plaza de Cibeles, el último destino del ex presidente antes de su partida a Ávila. Detrás de él, un soldado del ejército del Aire portando el Toisón de Oro que le concedió el Rey y un marinero con el Collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, que este lunes otorgó el Gobierno a título póstumo al ex presidente. Los hijos y nietos de Suárez caminaban detrás del féretro y tras ellos Rajoy, acompañado de los del Congreso y del Senado -Jesús Posada y Pío García Escudero-, seguido del resto de los miembros del Ejecutivo, representantes de las altas instituciones del Estado, presidentes autonómicos y los principales líderes políticos.

Aplausos, vítores y "bravos" de los ciudadanos se iban escuchando al paso del cortejo fúnebre en todo ese camino hacia la Plaza de Cibeles, donde los congregados han expresado su reconocimiento con gritos de "Gracias presidente" o "¡Viva Suárez!". Numerosas personas asomadas en los balcones de los edificios de la Carrera de San Jerónimo, incluido el del Hotel Palace, han querido también presenciar esta despedida a Suárez, en la que unos ciudadanos le proclamaban como "el mejor presidente de España" y como un "ejemplo" y otros aprovechaban para lanzar algún reproche a la actual clase política. "Aprended de Suárez" o "Suárez más honrado que vosotros", han sido algunas frases que se han podido escuchar entre los congregados, algunos de los cuales portaban una gran bandera de España, en la que también estaba escrito ese "gracias presidente", que ha sido tan repetido.

Ya en la emblemática Plaza de Cibeles, el armón de artillería con el féretro ha quedado flanqueado, a un lado, por la familia, y al otro por las principales autoridades, entre las que estaban también el presidente del Tribunal Constitucional, el fiscal general del Estado y la defensora del Pueblo. Ha sido en ese momento cuando ha vuelto el silencio. La compañía del Ejercito de Tierra, que escoltaba el cortejo, ha dado el toque de oración y la descarga de fusilería, que ha emocionado a algunos de los presentes y ha dado paso a un último desfile militar al son de música fúnebre.

Una vez que las tropas han salido de la plaza, el ataúd con los restos mortales del primer presidente de la democracia ha sido llevado hasta un coche fúnebre que lo trasladó a Ávila. El coche fúnebre y el cortejo con la familia en otros vehículos fueron despedidos de nuevo por el aplauso de los ciudadanos y esta vez también de las autoridades presentes. Motoristas de la agrupación de Tráfico de la Guardia Civil escoltaron el coche fúnebre por las calles de Madrid, mientras que los viandantes se paraban a su paso para dar a Suárez un último adiós con aplausos.

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