Actividad cinegética

Andalucía, un gran coto de caza

  • Genera 3.500 millones y casi 50.000 empleos en el campo andaluz cada temporada. Hay registrados 7.500 cotos, 100.000 cazadores federados y 171.000 licencias actualmente en vigor.

ANDALUCÍA es un gran coto de caza con casi el 97% del territorio -casi 7.000.000 hectáreas- acotado. Hay más de cien mil cazadores afiliados en la Federación Andaluza de Caza y más de 171.000 con licencia de caza. En cada pueblo hay al menos una sociedad de cazadores, hasta sumar 1.600. Hay caza menor y caza mayor y muy abundante y variada, lo que es un atractivo turístico más de la región. Pero, sobre todo, la caza amén de actividad deportiva, es también una actividad económica que aporta importantes recursos a muchas explotaciones ganaderas y forestales que equilibran sus cuentas con la organización de cacerías o con la cesión o alquiler de sus cotos.

En total, la Consejería de Medio ambiente, que regula esta actividad, estima que en cada temporada de caza se generan unos 3.500 millones y casi 50.000 empleos, además de los empleos fijos que esta actividad mantiene en el campo todo el año, como son los guardas, veterinarios, encargados de realas, venta de armas, ropa...

Ahora, en noviembre, estamos en plena temporada de caza para muchas de las especies más demandadas. Es época de correr liebres, de ojeos de perdiz y, sobre todo, tiempo de monterías, una de las actividades más importantes económicamente. En Andalucía, las monterías que se celebran se cuentan por miles y los precios que se pagan por un puesto son muy variados "desde los 150 euros a los 9.000 o 10.000", según explica el presidente de la Federación Andaluza de Caza, José María Mancheño. También se practica otra modalidad de caza mayor, el "resecho" en la que el cazador avanza sólo, acompañado por un guía o guarda y como mucho un perro "de sangre" -así llamado por su capacidad de seguir a una pieza herida- que busca una pieza concreta. En este caso, se paga según la pieza y al igual que con los puestos de montería los precios son casi para todos los bolsillos, desde los 180 o 200 euros por una pieza más corriente hasta los 15.000 que se pueden pagar por un macho de cabra montés.

Evidentemente estos ingresos son un buen complemento para una explotación agraria o ganadera, a pesar de que los gestores de los cotos se quejan de la bajada de ingresos que se ha producido con la crisis y dicen que dan "para mantenerlos". Desde Asaja Sevilla, José Vázquez explica también que "para muchas fincas de sierra la gestión de la caza es ahora, con el declive de la ganadería, la única fuente de ingresos"

Los cotos -hay 7.500- se explotan para la caza mayor -1553 cotos- y también para la menor-5.958 cotos-. Se cobran los ojeos de perdices; se ceden los derechos cinegéticos a las sociedades de cazadores. O se organizan cacerías como negocio. Hay multitud de modalidades. En caza menor en las fincas de campiña es habitual que los cotos estén cedidos gratuitamente o a cambio del pago de los gastos de guardería a las sociedades de cazadores locales. En las fincas de monte -según explica José Vázquez- cobra más importancia el tema económico, "aunque también hay quien los tiene sólo para disfrutar".

Lo cierto es que en el mundo rural andaluz la actividad cinegética es muy importante y es una afición que "no es elitista", algo que defienden todos los conocederos de ese mundo. Por ejemplo, desde la Federación de caza indican que incluso las armas que es lo más caro "si se compran de segunda mano en subastas de la Guardia Civil bajan de precio y se puede obtener un rifle por 400 o 500 euros y una escopeta por 200". Por pertenecer a una sociedad de cazadores para caza menor se suele pagar entre 200 y 500 euros anuales.

La actividad cinegética también es una fuente de ingresos para la Junta de Andalucía, que cobra por cada licencia que emite y que también cada año saca a subasta o sorteo los cotos públicos, cuyos adjudicatarios pagan a la administración andaluza un canon por su disfrute. Cada licencia cuenta alrededor de 20 euros .

En caza mayor, el ciervo y el jabalí son las principales presas por número - el 90%-, pero también son habituales el muflón y el gamo, y en menor escala el la cabra montesa, el corzo y el arruí.

Aunque en toda Andalucía hay caza de un tipo u otro, las principales zonas cinegéticas, según fuentes de la Federación Andaluza de Caza, serían las sierras de Córdoba y Jaén -las zonas más tradicionales históricamente-, los montes de Málaga y Huelva, las campiñas sevillanas y cordobesas (en caza menor) y también el entorno de Doñana en cuanto a aves acuáticas. En cuanto a la conservación de esta riqueza cinegética, José María Mancheño asegura que las especies de caza mayor está resistiendo mucho mejor que las de caza menor la presión de la moderna agricultura y que "en la actualidad podemos decir que están al alza y hay una explosión de calidad". Sin embargo, las de cazar menor están en peor situación y en algúnos casos en peligro.

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