Insumos

Europa da vía libre a los abonos orgánicos obtenidos de residuos

  • Bruselas ha propuesto un reglamento que los equipara a los inorgánicos. Impulsa aprovechar desechos para lograr fertilizantes sin recursos importados.

LA Comisión Europea (CE) acaba de sacar a la luz un nuevo reglamento que de aprobarse en el Parlamento supondrá un gran espaldarazo a la producción de fertilizantes procedentes de residuos orgánicos ya que da luz verde a su libre circulación en el mercado europeo y los equipara a los inorgánicos, cubriendo un hueco en la actual legislación que dificultaba la expansión de estos fertilizantes más ecológicos. Estos abonos obtenidos de residuos se supone que serán más baratos -al no necesitar materias importadas-, además de mucho menos perjudiciales para el medio ambiente.

La reutilización de materias primas que actualmente se eliminan como residuos es uno de los principios clave del paquete de la economía circular adoptado en diciembre de 2015 en la Unión Europea. En este contexto, la Comisión ha sacado a la luz un reglamento que pretende facilitar el acceso de los abonos orgánicos y obtenidos de los residuos al mercado único de la UE, poniéndolos en igualdad de condiciones con los abonos inorgánicos tradicionales. De este modo -según la CE- "se crearán nuevas oportunidades de mercado para las empresas innovadoras, reduciendo al mismo tiempo el volumen de residuos, el consumo de energía y los daños al medio ambiente".

Jyrki Katainen, vicepresidente de la Comisión y responsable de Fomento del Empleo, Crecimiento, Inversión y Competitividad, ha declarado al presentar este proyecto: "De los abundantes recursos disponibles en forma de residuos orgánicos, es bien poco lo que se transforma en valiosos fertilizantes. Nuestros agricultores usan abonos en cuya fabricación se usan recursos importados o se consume mucha energía, a pesar de que nuestra industria podría valorizar los biorresiduos en nutrientes reciclados. Este reglamento nos ayudará a convertir problemas en oportunidades para los agricultores y las empresas".

Según datos de la CE, las oportunidades de mercado de las empresas que producen fertilizantes orgánicos son significativas. Hoy en día sólo el 5% de los biorresiduos se reciclan. Según las estimaciones, si se reciclasen más biorresiduos, podrían sustituir hasta el 30% de los abonos inorgánicos. Cada año, la UE importa alrededor de seis millones de toneladas de fosfatos, cuando podría sustituir hasta el 30% de este total por su extracción a partir de lodos de depuración, residuos biodegradables, harina de carne y huesos o estiércol.

El reglamento establece normas comunes sobre la conversión de biorresiduos en materias primas que pueden utilizarse para fabricar fertilizantes, lo que quiere decir que les provee de una normativa que les facilitará su libre circulación por Europa. Así, en el reglamento se definen los requisitos de seguridad, calidad y etiquetado que deben cumplir todos los productos fertilizantes para ser objeto de libre comercio en toda la UE. Los productores tendrán que demostrar que sus productos cumplen dichos requisitos y se ajustan a los límites de contaminantes orgánicos, contaminantes microbianos e impurezas físicas antes de colocarles el marcado CE.

La nueva normativa se aplicará a todos los tipos de abonos a fin de garantizar el máximo nivel de protección del suelo. El Reglamento fija límites estrictos para el cadmio en los abonos fosfatados. Los límites se harán más rigurosos, pasando de 60 mg/kg a 40 mg/kg después de tres años y a 20 mg/kg al cabo de doce años, reduciéndose así los riesgos para la salud y el medio ambiente.

Como algunos fertilizantes no son producidos o comercializados con carácter transfronterizo en grandes cantidades, la Comisión propone la armonización facultativa: el fabricante puede, en función de su estrategia comercial y del tipo de producto, optar por colocarle el marcado CE, haciendo posible su libre comercio en el mercado interior conforme a normas europeas comunes, o venderlo con arreglo a normas nacionales basadas en el reconocimiento mutuo en el mercado único.

El proyecto de reglamento se enviará ahora al Parlamento Europeo y al Consejo, que deben adoptarlo. Una vez adoptado, será directamente aplicable si n más trámites, tras un periodo transitorio para que las empresas y las autoridades públicas se adapten a la nueva normativa.

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