Herbáceos

Falta cebada "de cercanía" para la Cruzcampo

  • Intermalta ofrece contratos que priman la calidad y la proximidad. Hay una bonificación del 10% sobre los precios de las lonjas.

CEBADA, maíz y lúpulo son los tres ingredientes de la tierra que necesitan las fábricas andaluzas de Cruzcampo (Heineken), situadas en Sevilla y Jaén, para elaborar su cerveza. El lúpulo no se da bien en Andalucía y viene del frío León, en España, y de Alemania y República Checa donde se produce una variedad aromática que aquí no se da. Pero la cebada y el maíz sí se cultivan en Andalucía y el objetivo de la cervecera es que el 100% de estos ingredientes vengan del mercado local, del más cercano posible. Por ahora sólo logran surtirse del 50% de la cebada necesaria entre Andalucía y Extremadura. Y esta es la razón por la que la Cruzcampo incentiva a los agricultores andaluces a sembrar cebada cervecera ofreciéndoles contratos que priman, en euros, cercanía y calidad.

La primera, la calidad, es una cualidad imprescindible, sin la cual, Intermalta -que es la proveedora de malta de la fábrica de Cruzcampo- no comprará la cebada. De hecho, Intermalta -cuyas instalaciones están prácticamente anexas a las de la Cruzcampo- ofrece un contrato de siembra a los agricultores -tanto independientes como cooperativas- en el que les ofrece una prima de un 10% extra sobre la cotización que tenga la cebada en las lonjas de Sevilla, Córdoba y Extremadura en la época de recolección -junio y julio- siempre que además de ser cebada de las variedades cerveceras específicas tenga una humedad máxima del 11,5%, un contenido de proteína de entre el 9,5 y el 11,5, un calibre determinado, un máximo de impurezas, una pureza varietal mínima del 95% y una capacidad de germinación -imprescindible para hacer malta- de un 97% al menos. Si no se cumplen estas condiciones, la cebada no será comprada por Intermalta y el agricultor puede destinarla a pienso en los mercados habituales.

Además de la calidad, Intermalta ofrece otra prima variable según la cercanía de la explotación productora con la fábrica. Además de los menores coste de transporte, Heineken opera con una filosofía de sostenibilidad en la que uno de sus pilares es evitar la generación de emisiones de carbono en el transporte, adquiriendo sus materias primas lo más cerca posible de sus centros de producción. En este sentido, es obvio que la provincia de Sevilla se beneficia de su cercanía a la Cruzcampo, aunque también lo hacen los productores próximos a la fábrica jiennense. De hecho, según datos de Heineken "nuestras políticas de compras y localización de fábricas de suministro de materias primas, hacen que nuestra malta y sémola de maíz sólo viajen una media de 95 kilómetros. Esto supone un gran ahorro energético y de emisiones de CO2".

En cuanto a la malta, aprovechando la construcción de la nueva fábrica de cerveza de Sevilla en 2008, se promovió la idea de recuperar de alguna manera la antigua maltería que tenía la Cruzcampo, sólo que en esta ocasión no es una maltería propiedad de Heineken sino que es un acuerdo con la citada maltera -Intermalta- cuyos principales accionistas son las cooperativas francesas y navarras, según datos de Tomás Madueño. En cualquier caso, la maltería, al estar pegada literalmente a las instalaciones de Cruzcampo, elimina cualquier necesidad de transporte y de emisiones de carbono. Esta maltería -cuya construcción se hizo con una inversión de 45 millones de euros- es la mayor de España aunque no la única, ya que la misma Intermalta tiene otras dos plantas en Albacete y Navarra.

Actualmente, los contratos de siembra alcanzan unas 21.000 hectáreas. Con una producción media de 3.500 kilos por hectárea, en principio deberían bastar para abastecer a la producción andaluza de Cruzcampo, que necesita unas 70.000 toneladas de cebada al año (Heineken necesita unas 140.000). Pero lo cierto es que -según explica Tomás Madueño, jefe de compras de la factoria sevillana- sólo llega para el 50% ya que "mucha de la cebada sembrada no alcanzará los umbrales de calidad requeridos". Según Madueño, para alcanzar el objetivo del 100% de cebada de mercados locales, habría que doblar como mínimo lo que ahora se está sembrando entre Andalucía y Extremadura.

Pese a ello, la siembra de cebada se ha recuperado en Andalucía. En los últimos cuatro ejercicios, ha aumentado un 9%, según el avance de superficies de la Consejería de Agricultura. Sin embargo, este año la superficie sembrada de cebada de dos carreras, la cervecera, ha disminuido algo respecto al año pasado, un 2% lo que no es muy significativo.

Aun así, se puede decir que entre la Cruzcampo y Bruselas están consiguiendo recuperar la producción de cebada que se perdió precisamente por culpa de Bruselas cuando España se incorporó al Mercado Común Europeo. Éste primaba la siembra de trigo duro por lo que desplazó casi de inmediato a la cebada del campo andaluz. La PAC ha cambiado y ya no hay prima al trigo duro, pero si una prima a la diversificación de cultivos -el famoso greening- que ha devuelto protagonismo a la cebada, en concreto a la cervecera, gracias a ese colchón de tener un comprador seguro -pues se paga en recolección y a buen precio, si se cumplen las condiciones de calidad que piden-.

En cuanto a las variedades que se pueden sembrar, en el mismo contrato previo que se ofrece al agricultor, se indican algunas que ya han sido testadas. De hecho malteros y cerveceros de toda España han formado una Comisión Mixta que promueve la investigación varietal al ámparo de la Cátedra de Cultivos Herbáceos de la Universidad de Córdoba. Fruto de estos trabajos, a los agricultores se les ofrece una lista de las mejores variedades e incluso la posibilidad de sembrar también alguna que aún está en observación. Entre las variedades preferidas, Madueño cita la "Pewter" por sus rendimientos y calidad cervecera, aunque en esa misma lista positiva hay otras como "Shakira", "Scrabble" o "Traveler".

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