Opinión invitada

El acuerdo de libre comercio más ambicioso del mundo

  • Un análisis de los obstáculos con los que se encuentra la negociación del TTIP.

DENTRO de unos días comenzará la décima ronda de negociaciones entre la Unión Europea y los Estados Unidos del que puede ser el acuerdo de libre comercio más importante en el mundo. Las próximas reuniones se desarrollarán en Bruselas (las anteriores se celebraron en Nueva York).

De estas negociaciones se hablará mucho en los próximos meses y escucharemos opiniones para todos los gustos, favorables y desfavorables. El Acuerdo Transatlántico de Libre Comercio e Inversión, más conocido por sus siglas en inglés (TTIP), se anunció en febrero de 2013 y comenzó a negociarse en junio de ese mismo año. Se espera que en 2016 concluya el proceso de negociaciones.

No se trata tanto de un acuerdo de posiciones arancelarias (que oscilan entre un 5,2% y un 3,5%), sino de normas regulatorias, de reconocimiento de "estándares de comercialización" y de eliminación de barreras técnicas y fitosanitarias al comercio. Ya han existido otros intentos de acuerdos transatlánticos, pero todos han concluido sin éxito y se han visto salpicados por litigios comerciales y paneles de resolución de conflictos ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). Este nuevo intento de acuerdo constituye una toma de posición ante la "amenaza emergente" de los países asiáticos, de India y de Brasil.

El comercio entre la UE y EEUU alcanza hoy en día casi 9.000 millones de euros al año, la UE vende a EEUU 4.400 millones de euros (fundamentalmente aceite, queso, aceitunas y vino), EEUU vende a la UE unos 4.300 millones de euros (proteínas vegetales y frutas, esencialmente).

Esta negociación la entablan dos bloques industrializados. Los dos mayores exportadores de productos industriales mundiales y también los mayores importadores de productos agrícolas del mundo. Tradicionalmente la UE ha cerrado acuerdos bilaterales o regionales con países o grupos de países con niveles de desarrollo muy inferiores a las medias europeas, eran acuerdos que se situaban a mitad de camino entre acuerdos de cooperación y de libre comercio y se basaban en el establecimiento de una zona en la que Europa abría sus fronteras a las exportaciones de estos países (esencialmente agrícolas) para que mediante esta fuente de divisas esos países pudieran desarrollar el resto de su economía e importar productos industriales y servicios de la UE.

En el caso de las negociaciones que están desarrollando entre la UE y EEUU las barreras arancelarias no serán el principal problema, ya que el desmantelamiento de éstas se va generalizando por ambas partes, si bien habría que definir una lista de "productos sensibles" con contingentes arancelarios y "una cláusula de salvaguardia" para casos de importaciones masivas.

El gran obstáculo de esta negociación lo constituyen las barreras no arancelarias. Tenemos legislaciones muy diferentes en todo lo referente a los productos fitosanitarios (autorizaciones, tratamientos e índices máximos de residuos), el bienestar animal, el medio ambiente, etc... Aspectos como las denominaciones de origen o las indicaciones geográficas, que constituyen un abismo entre los negociadores (en la segunda ronda de negociaciones no se llegó a acuerdos sobre etiquetado de términos como "reserva", "Chateau" u otros amparados por la legislación europea y con un significado muy preciso conocido y ampliamente extendido entre los consumidores de la UE). Sin olvidar diferencias tan importantes como el cultivo de productos genéticamente modificados o el uso de anabolizantes en la alimentación animal.

En cuanto a la seguridad alimentaria habrá que aunar criterios de cara al consumidor y a su información en el etiquetado.

Algunos estudios de impacto global vaticinan que con este acuerdo se produciría un incremento del PIB de la UE de un 0,5% y se crearían más de 500.000 empleos. En todo caso habrá que hacer los estudios de impacto sectoriales.

Las negociaciones se encuentran aún en una fase muy prematura, por lo que es el momento de trabajar con rigor, estudio y conocimiento y aportar lo necesario para que se llegue a un buen acuerdo para ambos bloques, que no sólo normalice el comercio existente, sino que además ofrezca la posibilidad de crear confianza para que se potencie. Estos dos bloques suman más de 800 millones de consumidores y juntos representan la mitad del PIB mundial.

España es el primer exportador hortofrutícola europeo a EEUU con una facturación en 2012 de 205 millones de euros. Exportaciones que han disminuido en los últimos años por barreras técnicas y trabas no arancelarias. España vende también a EEUU vino (225 millones de euros) y aceite (200 millones de euros). Este acuerdo debería además suprimir las barreras sanitarias y fitosanitarias que levanta EEUU. Por su parte EEUU es también un gran exportador de productos hortofrutícolas, especialmente transformados. En 2012 exportó a España por valor de quinientos millones de euros.

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