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La fruta de hueso entra en barrena

  • La campaña empezó bien para el melocotón y la nectarina, pero los precios vienen bajando desde el 15 de mayo. Desde 2007, Andalucía ha perdido la mitad de las hectáreas dedicadas a este tipo de cultivos.

Los productores de fruta de hueso ya están viendo cómo este año se reproduce la situación que ya vivieron en el pasado ejercicio: los precios buenos -los que dejan algo de rentabilidad al agricultor- no duran ni la mitad de la campaña y al bajo precio que ya se está pagando la fruta no se cubren los costes y se pierde dinero. Y este es el motivo por el que desde 2007 hasta ahora en Andalucía se ha pasado de tener 120.000 hectáreas de fruta de hueso a sólo 60.000. Y amenazan nuevas bajadas .

Según Javier Rubiols, presidente de la sectorial de fruta de hueso de Asociafruit explica que la campaña -que este año ha comenzado algo más tarde que el pasado- empezó bien, con un precio para nectarinas y melocotones de entre 1,70 y 1,80 euros por kilo, por supuesto para fruta muy buena tanto en calibre como en contenido de azúcar. "Pero desde el 15 de mayo para acá ya viene bajando y estamos como el año pasado, con precios que no cubren los costes". Según indica, ahora mismo, el precio está entre 1,20 y 1,30 euros el kilo, "y así ya no se paga lo que ha costado".

En Andalucía, la fruta de hueso se produce básicamente en Huelva, Sevilla y Córdoba, y aunque cada provincia tiene sus características y sus variedades adaptadas a su propio clima, es en general una fruta temprana que entra de las primeras en los mercados. Y esa es la ventaja que tienen que aprovechar, porque luego ya no puede competir con otras variedades más tardías que producen más y por tanto aguantan mejor el bajo precio. Por ejemplo, según Asociafruit, las variedades que se cultivan en Andalucía producen entre 18.000 y 20.000 kilos por hectárea, pero las más tardías, las de Extremadura, ya dan entre 23.000 y 24.000 kilos.

Según Rubiols, hace unos años los precios aguantaban hasta casi mediados del mes de junio pero esto se ha adelantado a mediados de mayo. "Es como si las grandes cadenas entraran en una carrera a ver quien tiene antes el precio más bajo".

El problema es que la calidad que se exige a los productores -y que no se compensa con el precio- es también cada vez más alta. "Por supuesto, ya no hay quien venda una fruta que no sea de primera calidad, con un calibre B, que es como mínimo e 67 milímetros y un contenido en azúcar de cómo mínimo 9 o 10 brix (índice de contenido en azúcar)". Pero lo cierto, según explica es que "estamos ofreciendo fruta excelente, con 12 brix, con un sabor muy bueno y, sin embargo, el precio no lo compensa". Y eso no es todo, según Javier Rubiols. "Para poder vender la fruta a las grandes superficies te exigen que hagas unos procesos de control de calidad durísimos. Si no tienes el certificado de haber pasado el GAP (buenas prácticas agrícolas), ya te puedes olvidar y por supuesto, es necesaria la producción integrada… Todo para ofrecer finalmente una fruta maravillosa que no se paga".

Rubiols, que es productor de fruta de hueso en Huelva y Sevilla, asegura que el coste de producción es cómo mínimo de 60 céntimos por kilo, pero a eso hay que sumar el hecho de que de los kilos que produces sólo salen a comercialización como mucho entre un 70% o un 80% pues el resto quedan desechados. Al productor, además, no sólo le compete cultivar los frutales y recoger la fruta sino también transportarla en camiones refrigerados hasta los almacenes de que disponga, lo que ya de por sí les supone un cose de unos 50 céntimos. Además, si la fruta se ha producido en invernaderos -algo que se hace sobre todo en Huelva- eso lleva un sobrecoste que sólo se compensa por el adelanto de la cosecha y que se obtenga por ello un buen precio.

Y lo peor es que esta misma fruta que al productor se la compran los grandes distribuidores por 1,20 o 1,30 euros/kilo, los consumidores las pagamos a¡ cuatro euros mínimo. "El Ipod (diferencia entre el precio en origen y el precio al consumidor) de la fruta de hueso -asegura el representante de Asociafruit- es "terrible, supera el 300%". La diferencia queda en manos de la gran distribución.

De hecho, los productores miran con nostalgia -según Rubiols- la época en la que funcionaban los mercas -ahora residuales- y no los grandes distribuidores europeos. Y en la fruta, como en la mayor parte de los productos agrarios, se repite la historia: miles de productores hacen la oferta pero la demanda está en manos de cinco grandes distribuidores que ponen el precio.

En estas circunstancias, los productores de fruta repasan las alternativas que les quedan. Están asfixiados económicamente -la mayoría emprende la campaña con préstamos-; sin valor para reponer variedades y asumir nuevos costes ante la falta de expectativas de rentabilizarlos; y sin ver en el futuro cercano opciones que aseguren una rentabilidad que les hace falta para vivir.

Como indica Rubiols, no se sabe qué hacer, ni por qué alternativa optar: los cítricos han sido un desastre, los espárragos ya desaparecieron de Andalucía; muchos están poniendo caquis, "pero a lo mejor son demasiados…".

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