Entrevista al investigador de la universidad de Oporto y colaborador de la Universidad de Córdoba

Salvador Arenas: “La reducción del olivar será mayor en Sevilla y Córdoba”

  • Un estudio de la Universidad de Córdoba advierte que el cambio climático afectará a la distribución actual de los cultivos. En el caso de la aceituna la variedad picual no se verá tan mermada

Arenas es investigador del Centro de Investigação em Ciências Geo-Espaciais.

Arenas es investigador del Centro de Investigação em Ciências Geo-Espaciais.

Adelantarse al futuro es el sueño de muchos y algunos ya lo atisban; es el caso del investigador del Centro de Investigação em Ciências Geo-Espaciais (Cigce) de la Universidade do Porto, que a partir de datos y utilizando modelos predictivos nos explica cómo serán nuestros cultivos dentro de unas pocas décadas.

–El estudio que ha hecho la UCO con el Centro de Investigación en Ciencias Geo Espaciales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Oporto augura una reducción significativa del espacio dedicado al olivar en Andalucía. ¿Tan grave es la situación?

–Desafortunadamente, he de decir que sí, siempre y cuando no se anticipen medidas que lo eviten. Las variedades de olivo con una distribución local, más reducida o específicas de ciertas zonas, como pueden ser Nevadillo y Picudo, más sensibles a las variaciones climáticas, serían las más afectadas. Los científicos llevamos tiempo demostrando que el cambio climático afecta a la distribución espacial de las especies silvestres, tanto vegetales como animales, y los cultivos no son una excepción.

–¿Qué cambios climáticos que afecten al olivar se esperan?

–Principalmente, el aumento de la evapotranspiración y el descenso de las precipitaciones estivales, lo cual provocará períodos secos más largos, serán en general los principales impulsores de la reducción del área ambiental disponible para el olivar.

–¿Habrá variedades resistentes a esos cambios? ¿No sería posible que se adaptaran y se mantuviera la superficie de cultivo?

–Efectivamente, los modelos predicen que las variedades que presentan mayor adaptación a diferentes condiciones ambientales, podrían no verse tan afectadas por estos cambios, como Picual. En contraposición, aquellas variedades más locales, y por tanto con restricciones ambientales más específicas, se verían fuertemente afectadas. En este sentido, se podría fomentar el cultivo en vivero de variedades tradicionales en áreas potencialmente adecuadas, para evitar la sustitución por otras variedades con menor aptitud ambiental.

–Si hay una variación sustancial de las variedades de cultivo es de suponer que también cambie de forma importante los tipos de aceites ¿no?

–En nuestro estudio, lo que se analiza es la variación de la disponibilidad de área ambiental para cultivar olivo por efecto del cambio climático, y cómo esa variación se traduce en oscilaciones de productividad. No obstante, la translocación espacial de las áreas de cultivo podría afectar a los árboles y frutos, y por ende a las características organolépticas del aceite.

–Aunque haya una reducción de la superficie total de cultivo porque el olivar desaparezca de algunas zonas ¿sería posible que empezara a darse en otras, en las que ahora no hay?

–En efecto, y es algo que ya está ocurriendo con otros tipos de cultivos, como la vid, donde ha sido implementado en regiones que históricamente nunca se habían dedicado a esa actividad, por ejemplo, el Reino Unido o Dinamarca, principalmente por localizarse en áreas cuyas condiciones climáticas eran incompatibles con este tipo de cultivo. Sin embargo, los efectos del cambio climático inducen a estas nuevas relocalizaciones, no sólo en los cultivos, sino con especies silvestres principalmente.

"Se podría fomentar el cultivo en vivero de variedades tradicionales para evitar su sustitución”

–¿Cómo va a afectar por provincias la reducción del olivar?

–Ese es uno de los resultados más relevantes de nuestra investigación, ya que se demuestra que muchas de las provincias andaluzas pioneras en el olivo, como Sevilla o Córdoba, se verán afectadas por la pérdida de área disponible y, por tanto, repercutiendo a su productividad y economía. Sin embargo, esto afectaría sobre todo a cultivos de variedades más sensibles a la señal climática de cambio, ya que las provincias que alberguen variedades más generalistas, como Picual, de alguna manera no se verán tan mermadas.

–¿Y cómo cree que puede traducirse esta circunstancia en los precios del aceite?

–Es evidente que, debido a una potencial redistribución del cultivo del olivo, las partes interesadas también podrían cambiar. Probablemente, el precio del aceite se vería afectado por una nueva estrategia de marketing en función de la oferta y demanda, y no sólo el aceite, también la aceituna de mesa, ya que muchas de las variedades locales que se dedican a esta actividad se verán afectadas.

Plazos

–¿De qué plazos de tiempo para que se produzcan estos cambios estamos hablando?

–Afortunadamente, los modelos predictivos nos informan de potenciales cambios a medio-largo plazo, con ventanas temporales relativamente amplias, entre 20 y 80 años, lo cual los convierte en herramientas muy potentes para anticiparse y proponer soluciones a corto plazo, que por otro lado no se suelen acometer, desafortunadamente.

–¿Qué puede hacer a corto y medio plazo el agricultor para evitar un desastre?

–Aunque no es competencia mía, me atrevo a decir que lo más sensato sería tratar de adaptar su olivar a las condiciones adversas que se pronostican, algo que por otro lado ya se está haciendo a través de algunas asociaciones o cooperativas agrícolas pioneras. Los cultivos dedicados a variedades adaptadas a las condiciones climáticas y mantenidos mediante sistemas tradicionales, se verían beneficiados frente a cultivos monovarietales más rentables a corto plazo, pero menos estables “climáticamente” a medio-largo plazo.

–El climático no afectará sólo a Andalucía y el mercado del aceite de oliva es mundial. ¿Cómo cree que evolucionará el cultivo en otras partes del mundo?

–El cambio climático es global y, por tanto, afecta a todo el mundo. Al igual que ocurre con las especies silvestres, cuya pérdida es irreemplazable, los cultivos, y no sólo el olivar, se verán forzados a una redistribución que afectará principalmente a la economía local de productores, y de manera global a los consumidores. Las regiones que actualmente sean líderes mundiales en cultivo del olivo, y que no sepan anticiparse a los cambios ambientales que se prevén, podrían ver su hegemonía seriamente afectada. Además, la translocación o sustitución por olivar en otras regiones, podría comprometer seriamente, o entrar en conflicto, con las partes interesadas en otros tipos de cultivo que actualmente se llevan a cabo.

–¿Cree que la superficie de olivar mundial se reducirá o puede que aumente?

–Otros estudios donde también usan modelos predictivos a una escala espacial mayor, como puede ser la cuenca Mediterránea, ya pronostican, como mínimo, una importante reducción en el área de cultivo del olivar. Es difícil saber con exactitud cuánto se reducirá en algunas regiones, o aumentará en otras, no hay que olvidar que los modelos predictivos son aproximaciones a la realidad y su fiabilidad depende de los datos de entrada que se usen. No obstante, constituyen una herramienta temprana muy potente para pronosticar potenciales cambios y, por tanto, anticiparse y ayudar en la toma de decisiones.

"Los modelos predictivos nos informan de cambios con plazos de entre 20 y 80 años”

–¿Cómo nace la colaboración de la Universidad de Córdoba con la de Oporto?

–Tuve el privilegio de licenciarme y obtener un doctorado en la Universidad de Córdoba en el Área de Ecología del Departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal de la Facultad de Ciencias. Tras eso, y como todo científico novel, emprendí mi carrera investigadora con estancias postdoctorales en centros de investigación de reconocido prestigio, lo que me llevó a la Universidad de Porto. La sólida experiencia docente e investigadora en el ámbito de la ecología en ambos centros ha permitido esta colaboración, entre otras muchas.

–¿Cuánto tiempo les ha llevado este trabajo hasta que han podido presentar las conclusiones?

–Este estudio fue diseñado originalmente para un trabajo fin de Máster y, teniendo en cuenta además los plazos requeridos de edición y revisión de la revista científica, consiguió ver la luz tras cinco años de trabajo.

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