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El crimen de la fiesta de la primavera

El Ayuntamiento carecía de un plan de seguridad en la 'macrobotellona'

  • El Cecop no tenía ningún dispositivo preparado para la fiesta de la primavera y la Policía Local tuvo que retirar a los agentes del resto de la ciudad para enviarlos a la Cartuja conforme crecían las incidencias.

El Ayuntamiento de Sevilla no tenía ningún dispositivo de seguridad previsto para la macrobotellona del pasado viernes en la isla de la Cartuja, en la que falleció apuñalado el joven de 23 años Francisco Javier Guerrero Vargas. Ni los policías locales que estaban de servicio en el turno de la tarde del viernes ni los que entraron por la noche tenían ninguna indicación de cómo intervenir en la fiesta de la primavera, según fuentes de este cuerpo consultadas por este periódico.

Tampoco en la orden del cuerpo en la que se especifican todos los servicios del fin de semana se indicaba nada relativo a la botellona y sólo se reflejan los servicios de un fin de semana ordinario. La fiesta se había convocado mediante las redes sociales y correos electrónicos durante toda la semana y había departamentos municipales que sí tenían conocimiento de la misma. Ejemplo de ello es que la empresa municipal de transportes (Tussam) había reforzado en diez los autobuses que se dirigían a la isla de la Cartuja.

Sin embargo, la Jefatura de la Policía Local se vio sorprendida por la magnitud que fue tomando la fiesta conforme avanzaban las horas. Oficialmente se concentraron en la Cartuja más de 6.000 personas, según los datos facilitados por el Centro de Coordinación Operativa (Cecop). Eso obligó a la Policía Local a cortar la avenida de Carlos III para evitar atropellos, una medida habitual que esta vez fue puesta en marcha con tres coches que esa tarde estaban de servicio en los distritos e interrumpieron su trabajo ordinario para cubrir la botellona.

A medida que pasaban las horas y se sucedían los incidentes, peleas, accidentes de tráfico e intoxicaciones etílicas, la Jefatura de la Policía Local fue restando agentes del resto de la ciudad y enviándolos a la isla de la Cartuja, de tal forma que hubo un momento de la jornada en el que prácticamente todos los policías de servicio estaban en esta zona, dejando el resto de la ciudad desatendido.

Las horas más críticas fueron precisamente las más próximas al crimen de Francisco Javier Guerrero Vargas, que fue apuñalado en la calle Gregor Mendel sobre las nueve y media de la noche. A las nueve entraron 16 policías de refuerzo y casi todos fueron enviados a la Cartuja. El presidente del Sindicato Profesional de Policías Municipales de España (Sppme) en Sevilla, Manuel Bustelo, explicó que no había nada previsto contra la macrobotellona, que no debería haberse celebrado si el Ayuntamiento hubiera cumplido lo que marca la ley 7/2006, conocida como antibotellón.

"Cuando hay una gran concentración de estas características, se prevé que va a haber un consumo importante de alcohol, y debe haber unas condiciones de seguridad mínimas", expuso Bustelo. "Se cubrió con lo que se pudo, en precario, con indicativos normales a los que se les dijo que fueran actuando en función de lo que iba pidiendo el servicio. Ahora toca lamentarnos cuando esto se sabía que podía pasar y se permite".

Tampoco existía ningún dispositivo previsto por la Delegación del Gobierno y la Policía Nacional sólo se desplazó a la Cartuja una vez que se tuvo conocimiento del apuñalamiento de Francisco Javier Guerrero. Antes, este tipo de servicios contaban con la presencia de policías nacionales, que recibían una productividad a cambio. Ahora, como ha denunciado la Unión Federal de Policía (UFP), esas horas extras ya no se pagan y la Policía Nacional no cubre las botellonas salvo que haya problemas de seguridad ciudadana, como ocurrió en este caso. De hecho, los agentes de ambos cuerpos tuvieron que escoltar a los servicios médicos que eran recibidos por algunos de los jóvenes a botellazos y pedradas. El 061 se colapsó y fue necesario recurrir a las ambulancias de los Bomberos.

Ni el Cecop ni el servicio de emergencias 112 tenían conocimiento del apuñalamiento una hora y media después de los hechos, tal y como pudo constatar este periódico. Pese a ello, fuentes municipales indicaron ayer que sí existía el dispositivo de seguridad habitual en las macrobotellonas, con la Policía Local y los servicios sanitarios coordinados por el Cecop.

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