Andalucía

Doble crimen en Ubrique

  • Un hombre es detenido como presunto autor de la muerte de sus dos hijos con un cuchillo de grandes dimensiones. Tras huir, la Guardia Civil lo localizó a las pocas horas

Hay que ser malo para quitarle la vida a otra persona. Pero hay que ser muy malo para arrebatar la vida a tus propios hijos, a los que viste nacer, llorar, crecer y llamarte papá, a los que hace años pensaron que tu presencia guardaría su sueño y que una noche de octubre se encontraron luchando por su vida en su propia casa, en su refugio, contra el mismo ser que un día se la regaló. Seguro que fue una lucha desigual. Un chico y una chica de 16 y 20 años contra un demonio armado con un cuchillo de grandes dimensiones y cegado por la ira. Un amante de las cacerías, de los tiros en el monte, de las escopetas y que en esta ocasión prefirió la crueldad del cuchillo, menos ruidoso pero igual de dañino. En palabras de los propios agentes de la Guardia Civil que accedieron a la vivienda del primer piso del número 70 A de la calle San Sebastián de Ubrique, el escenario del crimen ofrecía una imagen dantesca, con sangre, mucha sangre, y restos de cuchilladas a diestro y siniestro. Lo comentaban mientras buscaban a Juan Márquez, el presunto asesino. Sí, todavía hay que llamarlo presunto asesino, aún es presunto porque un juez no le ha condenado, pero cuando agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana Alfa de la Guardia Civil de Villamartín lo encontraron en el monte, adonde se había tirado huyendo a pie, ensangrentado, con la camisa rajada, y le pusieron las esposas, todo el mundo en Ubrique respiró un poco más tranquilo sabiendo que habían capturado al presunto asesino de Laura y Juan Pablo Márquez Fabero, de 20 y 16 años respectivamente, dos buenos chavales que luchaban diariamente por encontrar su camino en la vida, en una vida que se les puso cuesta arriba cuando su madre murió de cáncer hace siete meses y tuvieron que quedarse a convivir con su padre, quien en la madrugada de ayer, entre gritos de desesperación e impotencia que despertaron a los vecinos, les quitó la vida.

Los hechos sucedieron a eso de las cinco de la mañana. En contra de lo que algunas personas aseguraban, este medio ha podido saber que el padre sí vivía con los hijos en el domicilio familiar y que sólo dormía fuera los sábados, cuando, supuestamente, estaba con una mujer de origen magrebí y de nombre Fátima que también fue llamada a declarar en la mañana de ayer al cuartel de la Guardia Civil de Ubrique. Decíamos que a esa hora los vecinos oyeron un enorme griterío y golpes que precedieron a un estruendo como de muebles cayendo. Inmediatamente llamaron al 112, que pasó el aviso a Policía Local y Guardia Civil. Cuando las fuerzas de seguridad llegaron al inmueble se encontraron a Laura en el descansillo de la primera planta agonizando por las heridas de arma blanca causadas supuestamente por su padre. Posteriormente fueron los bomberos los que forzaron la puerta de la vivienda, que el padre cerró en su huida. En el interior hallaron a Juan Pablo, también muerto a causa de las múltiples heridas de arma blanca.

La mala relación entre los hijos y su progenitor no sólo parece debida a la entrada de otra mujer en la vida de este tras enviudar, sino al hecho de que el padre se hubiera desentendido económicamente de los hijos. Laura incluso había tenido que dejar sus estudios de Empresariales en Sevilla para volver a Ubrique a trabajar en un supermercado hace un par de semanas y hacerse cargo de su hermano pequeño. Laura había presentado una denuncia contra su padre hacía pocas semanas para intentar evitar que su progenitor le quitara la casa donde vivía con su hermano. Al parecer los problemas económicos habían hecho que los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Ubrique se interesaran por la situación de estos jóvenes. La presunta disputa por el domicilio familiar, unido a la relación del padre con esta nueva mujer mencionada con anterioridad, a la que Juan podría haber intentado meter en su casa, habrían desencadenado una trifulca que acabó con la vida de Juan Pablo y Laura. Todo hace indicar que el padre habría querido atacar a su hija Laura, pero los hechos se precipitaron y acabó matando también a Juan Pablo. Otras fuentes consultadas por este medio aseguraron que el reparto de una presunta herencia de la madre de los jóvenes, que se habría beneficiado hace poco del fallecimiento de un tío que poseía tierras en la localidad, también había venido a enrarecer aún más la distante y fría reacción de Juan con sus dos hijos.

Tras el macabro descubrimiento de los cadáveres, la Guardia Civil y la Policía Local iniciaron un dispositivo para encontrar al presunto autor de los hechos, que en su huida dejó un reguero de sangre por el cauce canalizado del río Ubrique que atraviesa la localidad en dirección a los montes cercanos, a una zona conocida como Los Olivares, un pequeño monte donde se ubican depósitos de agua municipales, situado a la entrada de uno de los accesos al municipio. El dispositivo estuvo formado por más de un centenar de agentes de los distintos cuarteles de la Guardia Civil en la Sierra gaditana, apoyados por un helicóptero y por la unidad canina de la Benemérita afincada en El Puerto de Santa María. A los sabuesos se les dio a oler prendas del agresor para que le siguiera la pista.

El supuesto autor del doble asesinato tenía licencia de armas y contaba con dos escopetas y un rifle, aunque la Guardia Civil no se las encontró encima cuando lo localizaron a eso de las dos y cuarto de la tarde. Sí que hallaron el cuchillo de caza de grandes dimensiones con el que supuestamente mató a sus hijos, y que arrojó en un arroyo cercano. En el momento de la detención Juan Márquez se encontraba muy debilitado por la sangre perdida, de hecho incluso se había practicado un torniquete para intentar frenar la hemorragia causada cuando su hija intentó defenderse y salvar su vida. Quizá por ello no opuso resistencia alguna.

Después de ser detenido, el presunto agresor fue conducido al hospital de Villamartín, donde fue atendido de las heridas sufridas. Posteriormente, y ataviado con una vestimenta hospitalaria de color azul, fue llevado hasta el cuartel de dicha localidad, donde en presencia de su abogado prestó declaración y, según ha podido saber este medio, confesó los hechos ante la recomendación del letrado que le asiste. Tras este trámite, fue trasladado en un todoterreno de la Guardia Civil a la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, donde pasó la noche mientras espera de ser puesto a disposición judicial.

El despliegue de la Guardia Civil tardó pocas horas en dar sus frutos

El despligue de la Guardia Civil en los serranía gaditana fue espectacular ayer. Desde que se recibió el aviso de que Juan Márquez había huido tras presuntamente asesinar a sus hijos, se desplegó un centenar de agentes de las diferentes unidades, la UCESIA de Villamartín, el Seprona, la Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Cádiz, la Unidad Canina de El Puerto de Santa María, un helicóptero, vehículos todoterreno...Todo para capturar a un hombre que conocía perfectamente el terreno. Ese hecho era el que más temían los agentes del Instituto Armado. Porque el supuesto agresor trabajaba como guarda forestal en algunas explotaciones agrícolas de la zona, incluso había sido contratado para realizar sus labores de vigilancia en fincas que posee la familia de la que fuera su mujer. Esto, además de que era considerado un experto cazador y de que no se sabía a ciencia cierta si iba armado con algunas de sus escopetas, hizo tomar todas las precauciones posibles. El trasiego de agentes motorizados era constante y algunos carriles, como el que conducía a Los Olivares, se veían cercados por agentes armados. A eso de las dos de la tarde, cuando varios vehículos con las sirenas puestas y una ambulancia enfilaron hacia una de las salidas del pueblo. todo se fue aclarando. Los agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana de Villamartín lo habían encontrado.

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