Andalucía

Doñana en la encrucijada

  • Los 40 años del espacio natural coinciden con el desastre del parque de Daimiel que debe hacer saltar las alarmas de la prevención · Algunas voces alertan de los riesgos que lo hacen muy vulnerable

Doñana ha mirado con el rabillo del ojo y un rictus de preocupación lo ocurrido en Daimiel. "Cuando las barbas de tu vecino veas cortar…" Y aunque es difícil, por su condición de área estuárica, que en el parque nacional andaluz se produzca un desastre de dimensiones similares al ocurrido en Daimiel, con la turba recorriendo el subsuelo ardiendo en cuatro focos distintos, Doñana no está preservado al cien por cien del cualquier incidente agresor que ponga en peligro su ecosistema. Antes, al contrario. Y hay voces que, con ocasión de su celebrado 40 cumpleaños, se levantado para advertirlo.

Da la impresión de que Doñana sobrevive desde la resistencia. El acoso es severo. Las agresiones, numerosas. Desde distintos frentes se lanzan advertencias continuadas y aun así parece que tiene que ocurrir de las proporciones del de Daimiel para que se produzca la intervención: esgrimiendo el talonario, el Estado ha salido al rescate del parque nacional manchego comprando fincas con las que adquirir los derechos de riego y evitar así que los cultivos continúen secando el humedal. Curioso. Porque: ¿cuál es el achaque que más daño hace en la actualidad a Doñana? La sobreexplotación, confundir su acuífero con un tanque sin fondo del que extraer agua sin parar y de manera indiscriminada. Es lo que viene pasando desde hace tiempo, demasiado, convirtiendo a Doñana en víctima de una agricultura insostenible, debido sobre todo al cultivo intensivo y en masa de la fresa, detectado incluso en explotaciones al margen de la ley que extraen el agua de forma fraudulenta. Todo eso provoca, además, al tratarse de una agricultura pesada, que a la ya de por sí escasa agua se sume la contaminación, lo que da como resultado un descenso en la calidad del acuífero y el consiguiente perjuicio para el ecosistema.

Con el objetivo de preservar éste de esas y otras agresiones, el Grupo de Biodiversidad del Consejo de Participación del parque nacional pidió esta semana al Gobierno una operación como la de Daimiel: que el Ministerio de Medio Ambiente ayuda a la Junta de Andalucía a la adquisición de fincas del propio espacio natural o aledañas. La propuesta ha partido de los grupos conservacionistas, para los que la ejecución de esa medida haría posible la recuperación de un ecosistema que es hábitat de especies como el lince.

Y es que el "optimismo" demostrado en no pocas instancias de la Administración en la efemérides del 40 aniversario del parque nacional no es, ni de lejos, compartida por las principales organizaciones ecologistas, para quienes, "sin ser catastrofistas", la situación de Doñana es "crítica, muy peligrosa". Así al menos la ve Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España.

"Con Doñana hay un problema, que es la definición de su entorno. Aún no se ha acometido de forma seria. Y el parque está cada vez más aislado", avisa Del Olmo. Y ese entorno es cada vez más agresivo: a la sobreexplotación del acuífero por los cultivos hay que agregar el expansionismo de las infraestructuras urbanísticas y turísticas de los alrededores (Matalascañas), la actividad industrial, con vertidos de hidrocarburos (como el reciente episodio del pasado verano en Huelva) cuyo riesgo se multiplicaría de materializarse el proyecto de la refinería de Balboa o la sombra a muy pocas millas -frente a las costas de Chipiona (Cádiz)- de un parque eólico, en la actualidad en fase de estudio.

"¿Es eso lo que se quiere para el entorno de Doñana?", se pregunta el dirigente de WWF España, para quien, de todas formas, lo más grave fluye por el cauce del río Guadalquivir, la "arteria femoral" de Doñana. Lesionado éste, muerte para el parque nacional. Y los ataques que viene sufriendo reiteradamente el río son, en opinión de la organización conservacionista, múltiples "y desde luego intolerables". Empezando por el dragado del Puerto de Sevilla, una "locura" contra la que WWF desenterrará el hacha de guerra. "Nos tiene muy preocupados porque pone en peligro el estuario, el parque, la pesca, los arrozales, y todo por el negocio del Puerto de Sevilla. Pero la Autoridad Portuaria nos tendrá enfrente en 2010", avisa Del Olmo, que recuerda el éxito de su organización en el pleito de Las Aletas. "Es el colmo que nadie se subleve". WWF tiene previsto reactivar la plataforma por el Guadalquivir e implicar en esa batalla a colectivos como el de los pescadores de Sanlúcar, que "aceptan con infinita paciencia lo que les llega de arriba. ¿O es que ya no nos acordamos de los episodios de salinidad y de turbidez del río? Todos miran para otro lado".

Vital para la vida de Doñana, la política fluvial que se ejecute sobre la cuenca del Guadalquivir determinará la fortaleza y la pujanza o la fragilidad y el deterioro del parque nacional. El plan para la revitalización del río recientemente presentado por el Ejecutivo autonómico y en el que también están embarcados municipios ribereños, empresarios, sindicatos y otras instituciones, recibe casi a partes iguales parabienes y críticas. "Es preferible un Guadalquivir lúdico, destinado a una actividad recreativa plena, que dedicado a la navegación de grandes buques", conviene Del Olmo. "Hasta ahora ha estado completamente abandonado, y más en su tramo final, en su desembocadura. No hay más que recorrerlo desde Sevilla a Sanlúcar para comprobarlo, está machacado, es una catástrofe, nadie le ha prestado atención. Si ese plan sirve para cambiar las cosas…", confía Del Olmo, quien hace hincapié en que España siempre fue un ejemplo para otros países en la unidad de gestión de cuencas. "Si ese criterio se mantiene, lo de menos es sobre quién recaen las competencias, Estado, Junta… Las transferencias en esta materia a las comunidades autónomas tiene una parte positiva, innegable, que es que cada gobierno regional conoce mejor, más de cerca, los recursos, tiene una visión integradora. ¿Lo negativo? Las presiones de los ayuntamientos, los intereses localistas".

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