Carmen C. G. Ex tutelada

“Gracias a mi actual familia, me he convertido en la persona que soy”

  • La experiencia vital de una niña, hoy adolescente de 18 años.

Carmen recuerda vagamente a su familia biológica porque, por suerte, “mi actual familia ha hecho que olvide mi pasado”. Cuando llegó con siete años a la casa de acogida permanente, que hoy es su hogar, encontró unos padres que la han hecho sentir “como una verdadera hija”. Serena y amable, Carmen comenta ese instante tan difícil, para una niña pequeña, en el que debes integrarte en un nuevo núcleo familiar. “Es un momento duro porque, a esa edad, no tienes herramientas para comprender qué está ocurriendo en tu entorno. Sin embargo, con el tiempo, y gracias a la paciencia y la sensibilidad que han tenido mis padres –porque considero que mis padres son ellos–, pude evolucionar y avanzar”.

 

El ambiente original de Carmen no le propiciaba un cuidado adecuado ni hábitos de limpieza o alimentación saludables. Esa era la realidad para una niña que también debió pasar por una casa de acogida. Mucho ha llovido desde entonces –ya tiene la mayoría de edad– y, sin embargo, Carmen siente un agradecimiento permanente. “Quiero dar las gracias a Aproni que me buscó a esta familia maravillosa que ha fomentado mis lazos con otros niños y niñas; sobre todo, con una amiga que conocí a los siete años en la misma situación que yo. De hecho, mi madre y su madre están en contacto”.

 

No en vano, reconoce, debido a esta dura experiencia, “he podido ser acogida porque es muy difícil que adopten a una menor de siete años”. Desde su perspectiva, Carmen tiene muy claro que ésta es la mejor opción para los menores. “Yo les diría a los niños y niñas que estén en situación de acogida que, comprendiendo que estén desorientados, no tengan dudas, que sigan adelante, porque lo que está en el pasado ahí se queda. Es natural que recuerden determinados momentos pero lo bueno, lo positivo, es que tendrán una nueva vida. Siempre hay maneras de seguir y de mirar al futuro”.

 

La voz de Carmen comienza a vibrar de la emoción cuando dedica unas palabras a la que, insiste, es hoy su familia. “Gracias a ellos me he convertido en la persona que soy ahora. Una buena persona, sobre todo. Ellos han hecho que me olvide de todo lo malo y me han enseñado muchas cosas buenas. Gracias a ellos, una vez más, puedo estar agradecida de por vida por darme la oportunidad de comenzar de nuevo”.

 

La sensibilidad y la paciencia que Carmen ha recibido de sus padres es la que solicita para otros niños que, desgraciadamente, están en una situación desprotegida. “Ojalá hubiera muchas familias, sobre todo, para el acogimiento de urgencia. Es cierto que son niños y niñas que vienen de un ambiente problemático, pero hay que comprender que son menores desorientados que necesitan amor. Mis padres son tan bellas personas que siguen acogiendo a menores que no han tenido tanta suerte”.

 

Con seguridad y alegría, Carmen mira al futuro optimista. “Quiero estudiar educación infantil. Me gustan mucho los niños y he tratado bastante con ellos. Es un ámbito que me agrada porque, ver a los niños y niñas felices, me hace feliz a mí también”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios