Sesión de investidura

La Línea aclama a su nuevo alcalde, Juan Franco, y vitorea a Cefe Peño

  • El líder de 100x100 toma el bastón de mando con el respaldo de PP e IU en un salón de plenos desbordado, que abuchea a la alcaldesa saliente y celebra el resultados de la votación.

ranco, un apellido que en España se suele asociar al pasado más rancio, es, desde ayer, al menos en La Línea, sinónimo de futuro y esperanzas renovadas. El líder de 100x100 fue investido alcalde de la ciudad, mientras era aclamado por los asistentes, a las 10:46 horas. Lo hizo con el respaldo de los nueve votos de su formación, los cinco del Partido Popular y el de Ceferina Peño (todavía concejal de IU) que con su decisión de no acatar la orden de su formación de votarse a sí misma arrebató parte del protagonismo del pleno al nuevo primer edil. Todos ellos formarán parte del equipo de gobierno. PSOE y PA optaron por votar a sus líderes en una mañana marcada por el desafortunado discurso de la ya exalcaldesa Gemma Araujo, que además de cantar alabanzas para una gestión brillante durante los últimos cuatro años de la que nadie parece tener conocimiento, arremetió contra Peño, a la que tildó de ser “una mujer de derechas”. La réplica de ésta no pudo ser más contundente: “Ha demostrado usted una vez más su falta de humanidad”.

La Línea vivió ayer el relevo al frente del Ayuntamiento en un horario inapropiado y en un escenario indigno para un acontecimiento de tal magnitud. La última decisión del gobierno saliente, en un intento tan desesperado como inútil de restar protagonismo al nuevo alcalde. Decenas de personas se agolparon en las inmediaciones del salón de plenos, en una zona en la que se podía seguir lo que estaba sucediendo en el interior gracias a un servicio de megafonía montado ex profeso por la formación que accedía al poder.

El reparto de los poco más de cien asientos colocados en el salón de plenos fue tan peculiar  que habían sido reservadas localidades para los representantes de los sindicatos, mientras los de los medios de comunicación tuvieron que realizar su trabajo bien de pie, bien sentados en el suelo.

El acto institucional tuvo un comienzo solemne. El secretario general, César Escobar, siguió el protocolo y formó la mesa de edad, compuesta por Juan Rodríguez (PSOE) y Mario Helio Fernández (100x100), además de proceder a la entrega de medallas y documentaciones a los nuevos ediles.  En todas las ocasiones en las que eran nombrados, tanto Juan Franco como Ceferino Peño eran vitoreados o aplaudidos.

Llegado el momento y después del procedente juramento o promesa de cumplir la Constitución el secretario solicitó que los cinco cabezas de lista presentes se postulasen para ser votados, pero sólo lo hicieron Gemma Araujo (PSOE), Juan Franco (100x100) y Ángel Villar (PA), mientras que Nacho Macías (PP) y Cefe Peño (IU) declinaban esa opción.

De los 25 votos escrutados quince lo fueron a favor de Juan Franco, nueve para Gemma Araujo y uno, el suyo, para Ángel Villar. En el momento en el que fue anunciado el resultado se produjo un auténtico estallido de júbilo en el salón con gritos tan peculiares como “viva el Franco el bueno” o “Juan guapo” que sin embargo no consiguieron cambiar el semblante, extremadamente serio, de quien en esos momentos se había convertido en primera autoridad municipal.

Juan Franco se detuvo en su camino hacia el atril, al que se dirigía para pronunciar su primer discurso como alcalde. Lo hizo para estrechar la mano de Nacho Macías y para fundirse en un más que significativo abrazo de una Ceferina Peño que a pesar de que no paraba de recibir muestras de cariño no abandonó en momento alguno su gesto cariacontencido.

El alcalde, que como manda el reglamento recibió el bastón de mando de manos del mayor de los nuevos concejales (en este caso Juan  Rodríguez) comenzó lamentando que el acto no se hubiese celebrado “en otro sitio” y siguió anunciando que era el momento en el que comenzaba “un nuevo tiempo” en el que no debe haber sitio “para las rencillas ni entre partidos ni entre personas” sino para “entre todos sacar a la ciudad de la catastrófica situación en que se encuentra”.

El nuevo alcalde garantizó la transparencia que echó en falta en sus predecesores y recalcó que tomará medidas difíciles de digerir (“en forma de impuestos para unos y de recortes salariales para otros”) porque su primer objetivo es que “el Ayuntamiento deje de ser un lastre para el desarrollo de esta ciudad y se convierta en su motor”.

El líder de 100x100 garantizó que en sus balances posteriores no hará “referencia a la herencia recibida” y garantizó que trabajará para conseguir “una buena vecindad tanto con Gibraltar como con el resto de poblaciones del entorno”.

Llegado el capítulo de agradecimientos, el alcalde linense se detuvo en las dos formaciones (PP y IU) “sin las que hubiese sido posible” su desembarco en la alcaldía y sólo se le truncó la voz en el momento en que se refirió a su esposa e hijos, para acabar con un acuerdo emocionado a García Medina y Juan Carlos Villalba.

El pleno continuó con la declaración de Ángel Villar, que garantizó su “lealtad institucional” y Cefe Peño, que se acusó de “querer con pasión a esta ciudad” para dejar paso a Nacho Macías, quien justificó su voto y la pertenecia al nuevo equipo de gobierno “porque el pueblo ha pedido un cambio y ese cambio se refleja en 100x100”.

La exalcaldesa Gemma Araujo se salió del tono institucional que seguía la sesión para adelantarse en el de un injustificado mitin. La líder socialista dejó claro que a  pesar de que “como demócrata” respeta la ley, la suya fue “la fuerza por la que optaron los ciudadanos el veinticuatro de mayo”.

Araujo aseguró que le resultó imposible creer “desde el principio” en lo que denominó “falacia de gobierno de concentración” propuesto por 100x100, pero no explicó por qué durante las últimas semanas se había ofrecido a formar parte del mismo si no lo hacía el PP.

Interrumpida con reproches y abucheos desde la sala en varias ocasiones –hasta el punto de que Juan Franco tuvo que amenazar con desalojarla– la exalcaldesa aseguró que durante los cuatro años había cambiado la imagen de La Línea (“aunque no tanto como hubiésemos querido”) y afirmó que cuando llegó al cargo había nóminas impagadas y la luz faltaba en varias dependencias municipales.  Eso sí, no dijo que el Ayuntamiento debe ahora más de una paga a muchos empleados públicos y que la Casa de la Cultura o la Oficina de Turismo, por poner sólo algunos ejemplos, carecen de electricidad.

El momento más tenso se produjo cuando dirigiéndose a Ceferina Peño le dijo: “Durante los últimos cuatro años he tenido dudas sobre su verdadera ideología, pero ahora ya no me queda la duda, es de una ideología de derechas”, en clara referencia a la decisión de ésta de apoyar al nuevo gobierno local.

En el contraturno de palabra Peño le dijo que lo único que había quedado claro en los últimos cuatro años “es la falta de humanidad” de la exalcaldesa, “lo que ha vuelto a quedar claro”.

Finalizado el acto y mientras era aclamado, Juan Franco abandonó el salón de plenos y se dirigió a las numerosas personas allí congregadas para repetir las líneas maestras de su discurso y garantizar que gobernará “para todos los linenses”.

Pasada la lógfica resaca de un fin de semana que pone fin a días de enorme tensión mañana lunes, a las ocho, empieza un nuevo tiempo en La Línea. Un tiempo que está en las manos de Juan Franco, Nacho Macías, Ceferina Peño y sus compañeros de viaje. Gemma Araujo, al menos durante cuatro años, ya es historia.

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