La caja negra

Matalascañas patas arriba

La plaza principal de la urbanización de Matalascañas, levantada por obras

La plaza principal de la urbanización de Matalascañas, levantada por obras / Juan Carlos Vázquez (Matalascañas)

Matalascañas no es Sevilla, pero tampoco cuenta mucho para Huelva. Esta urbanización que ancla sus orígenes a finales de los sesenta está en tierra de nadie. Tiene vitola de playa sevillana, pero hace años que la mayoría de los sevillanos dejaron estas "playas del Coto de Doñana", como se la sigue denominando en las alcantarillas originales.

Matalascañas es hoy en realidad la playa de ciertos pueblos de Huelva. Estos días está de obra la plaza principal, que es más fea que la trasera de una caseta de Feria, pero tiene su sabor para miles de veraneantes. Casi era más bonita cuando tenía el firme de tierra, cuando estaba sin pavimentar en los años ochenta. Sabe Dios cómo dejarán esta plaza que en julio y agosto huele a frituras y gambas con sal gorda. Ahora está patas arriba, vigilada por el indio de las pizzas y por el lince de bronce, con el personal haciendo cábalas sobre lo "preciosa" que la van a dejar.

Cada vez que tocan Matalascañas es para empeorarla. Es la historia de una urbanización que ha ido de más a menos progresivamente. De recibir a Julio Iglesias a conformarse con la música del transistor de las motos a toda potencia. De restaurantes de mantel gordo a ruidosos abrevaderos. De turistas alemanes y suecos a... mejor no poner ejemplos. Hoy en los supermercados se advierte que está prohibido el acceso "con el torso desnudo", lo que ofrece una idea aproximada sobre el muy respetable. 

Hubo un tiempo en que los pisos y las parcelas de esta playa se vendían en reuniones que tenían lugar en el Hotel Alfonso XIII. De aquellos días queda la peña... y algunas alcantarillas.  

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