Crimen de Laura Luelmo

El abogado de Montoya pedirá su libertad después de que no se grabara su confesión

  • Rivera considera que la transcripción que existe de la declaración "no es válida"

Bernardo Montoya cuando compareció ante la juez de Valverde poco después de ser detenido.

Bernardo Montoya cuando compareció ante la juez de Valverde poco después de ser detenido. / Alberto Domínguez (Valverde)

Miguel Rivera, abogado defensor de Bernardo Montoya, en prisión preventiva por la muerte de la joven zamorana Laura Luelmo en El Campillo el pasado mes de diciembre, va a pedir su puesta en libertad tras conocer que el juzgado no cuenta con el audio de la declaración inculpatoria de su cliente, como avanzó la semana pasada Huelva Información en primicia.

Cuando el pasado 21 de diciembre Bernardo Montoya compareció por primera vez ante la juez Elvira Mora, que instruye el caso contra él por el crimen de Laura Luelmo en El Campillo, alguien olvidó conectar al sistema el cable del audio en la sala de vistas del Palacio de Justicia de Valverde del Camino. En consecuencia, de aquella declaración en la que el investigado reconoció haber matado a la profesora zamorana no quedan más que las imágenes y el acta de la secretaria judicial, pero ni rastro del audio que acredita las palabras literales de Montoya.

Aunque la Fiscalía asegura que esto no debe suponer un problema porque, pese a no contar con el audio se tiene la transcripción de la misma por parte de la secretaria judicial, que tiene la misma validez, Rivera señala que desde que es posible contar con la testifical en soporte informático de audio y vídeo "las transcripciones no son válidas".

Por ello, considera que en el caso de su cliente "no se han cumplido" todas las garantías judiciales a las que tiene derecho como procesado y, por tanto, procede solicitar su puesta en libertad.

Es algo que hará a principios de la semana próxima ante el Juzgado de Instrucción 1 de Valverde, ya que aprovechará los próximos días para fundamentar su petición en informes del Consejo General del Poder Judicial y resoluciones del Tribunal Supremo y la propia Constitución y que todo quede "debidamente justificado".

En esa primera declaración judicial que no ha quedado grabada, Montoya reconocía haber abordado por sorpresa a la joven a las puertas de su casa en El Campillo y haberla golpeado hasta dejarla inconsciente para, posteriormente, llevarla al paraje de La Mimbrera y allí abusar sexualmente de ella; fue después, cuando se percató de que aún vivía y sufría, cuando acabó con su vida haciendo uso de una piedra, como también avanzó este periódico.

Una declaración que dista mucho de la última dada por Montoya a la juez en la que responsabiliza de la muerte de la joven zamorana a una expareja suya, Josefa, a la que habría conocido en la cárcel Puerto III.

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