Andalucía

Nepal: En el corazón de la destrucción total

  • Antonio Casado, uno de los dos agentes de la Guardia Civil de Granada que ha acudido al rescate de del Valle del Langtang, relata la conmovedora experiencia

"Nos eligieron porque los dos habíamos estado en el Himalaya antes, en el equipo de expediciones que tenía antes la Guardia Civil, aunque en años distintos", explica Antonio Casado, que junto a su compañero de la Comandancia de Granada Pedro Partal fue uno de los primeros cinco Guardias Civiles que aterrizaron en Katmandú. "Dos días después llegaron siete más. Lo primero que hicimos fue alquilar un helicóptero y al día siguiente empezamos a sobrevolar y a grabar la zona del Valle de Langtang".

Entre esos cinco primeros expedicionarios había dos que habían estado en ese valle con anterioridad, pero lo que filmaron no se parecía en nada a lo que habían visto. En la zona cero del devastador terremoto que sacudió Nepal se desató una gigantesca avalancha en uno de sus picos de más de 7.000 metros de altitud. La masa de hielo y piedras que arrasó la transitada ruta de senderismo de 30 kilómetros que discurre por el corazón del valle y fue especialmente dramática con su pueblo más popular y concurrido, el que da nombre. "Langtang se volatilizó", cuenta Casado, que en todos sus años de servicio nunca había visto nada ni remotamente igual.

El pueblo quedó enterrado bajo un alud que demolió no sólo lo que sepultó bajo sus toneladas de hielo y piedras sino que aniquiló todo resto de vida que encontró en la onda expansiva ocasiona. La montaña se desplomó en una atronadora avalancha que funcionó también como una bomba letal. "El tercer día, cuando llegaron los siete guardia civiles más, nos dividimos en dos equipos y cada uno empezó a aproximarse a Langtang, que está en el centro del Valle, por un extremo", explica el agente.

Él iba con el equipo que empezó su recorrido por la parte más alta, que tuvo menos dificultades y fue el primero en llegar a la zona cero. En total, en los 30 kilómetros de sendero del Valle, hay 55 albergues en los que los turistas suelen firmar cuando pasan por el hotel. En esa zona cero estuvieron dos días, pero el ojo experto necesitó mucho menos para calibrar la tragedia a la que tendrían que hacer frente.

"Cuando llegamos las noticias eran muy confusas y no teníamos claro cuántos españoles había en la zona. Es aconsejable, pero no es obligatorio, firmar en los libros de los albergues que hay en el valle. A veces, por ejemplo, encuentran colas y se marchan sin hacerlo", detalla Casado.

En los alrededor de 15 kilómetros que recorrieron dificultosamente hasta el aniquilado pueblo recabaron toda la información que pudieron sobre los turistas españoles en la zona y también los de otras nacionalidades. "Cuando se enteraron que llegamos, otros embajadores nos dieron fotos y listas de desaparecidos de otros países. Teníamos claro que íbamos a ayudar a todo el que encontrásemos a nuestro paso", cuenta el agente.

Como el rescate se organizó más de una semana después del terremoto, los heridos ya había sido evacuados y cuando llegaron a la zona cero en la que la montaña cayó del cielo, era prácticamente imposible encontrar cuerpos reconocibles.

"Íbamos preguntando a los encargados de los pequeños albergues cualquier tipo de noticia. Así nos enteramos que había cuatro asturianos que la noche anterior al terremoto había dormido en un pueblo de la parte alta de la montaña y que tenían previsto llegar ese mediodía a Langtang. No han aparecido", relata Casado.

Se consideran desaparecidos en esta zona los montañeros asturianos Sabino Fernández, Jesús Monteirín, Egidio García y Ángel Hernández, así como la pareja formada por el aragonés Mixel Izarro y la cántabra Isabel Ortiz. El ministerio de Asuntos Exteriores declaró el fin de la misión porque se habían "disipado las esperanzas de hallarlos con vida".

Las autoridades locales calculan que habrá aún 300 cuerpos sepultados a más de 15 metros. Los doce agentes de la Guardia Civil realizaron en total 12 vuelos y localizado 25 cadáveres.

"Cuerpos reconocibles encontramos el de la chica catalana, un australiano, un malayo, tres nepalíes de la zona, y siete cuerpos más medio reconocibles", enumera Casado, quien explica que la aniquilación de la avalancha fue tal que los cuerpos quedaron desmembrados. "Los cuerpos sepultados bajo el alud no se pueden recuperar, al menos hasta que no se derrita el hielo. En las imágenes, por el tono marrón, parece tierra pero no lo es. Los que sí hemos encontrado son los cadáveres de los que murieron por la onda expansiva que los atrapó con los restos de hielo y piedras en la avalancha".

La joven cuyo cadáver quedó reconocible fue el de la catalana Roser Palau. El resto no sólo fueron buscados entre los escombros de la catástrofe, también en las cumbres. "Estuvimos varios días sobrevolando por las montañas, porque unos familiares nos dijeron que igual habían podido llegar al campamento base de algunos de los picos del valle", narra el agente del Sereim, quien reconoce que estuvieron buscando más allá de cualquier esperanza de encontrarlos con vida.

Como los cadáveres no tenían permiso para trasladarlos, sólo lo señalaban por GPS para que el ejército nepalí lo recogiese después. Tampoco podía el helicóptero sobrevolar cerca de las laderas cercanas al Tíbet para evitar conflictos con el gobierno chino. El embajador tuvo que intervenir cuando el piloto del helicóptero que habían alquilado para que los llevara al valle y decidió no recogerlos ante una mejor oferta, ya cuando caía la noche y se formaba una tormenta. "Estábamos ya montando las tiendas pero finalmente nos recogió un helicóptero del ejército", comenta el guardia civil, que como el resto de agentes y los 46 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que se trasladaron a Katmandú descansaba en sacos de dormir en el patio del hotel de la cónsul honoraria en la ciudad. Diez días después de aterrizar en Katmandú regresaban en un avión del ejército español con el resto del personal del UME y 7 españoles que eran repatriados. Atrás quedaba un valle arrasado que "tardará varios años en recuperarse". "Ahora lo mejor que podemos hacer es seguir viajando a Nepal para ayudarles en la recuperación", explica el agente.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios