GIbraltar en el Brexit

"Ojalá volvieran a votar"

  • Buenos trabajos, buenos sueldos, buenos horarios: los trabajadores del Campo de Gibraltar quisieran que nada hubiera cambiado l Jubilación y Seguridad Social, sus preocupaciones

Trabajadores españoles del alcantarillado de Gibraltar durante el descanso del almuerzo

Trabajadores españoles del alcantarillado de Gibraltar durante el descanso del almuerzo / Julio González

The white man es uno de los personajes más populares de Main Street, la arteria comercial de Gibraltar. Desde hace veinte años, de los 47 que tiene, este hombre atraviesa la aduana con sus dos perros vestido de Papa, totalmente de blanco, y recoge las monedas de los turistas, que le premian por mantenerse completamente quieto en un pedestal.

Su nombre es Ricardo, así le conocen en La Línea, y es checo. De un tiempo a esta parte ya está notando en las monedas de su cepillo que “la cosa está difícil. La gente viene con menos dinero y me temo qque el próximo año, con el ‘Brexit’, habrá menos turistas ingleses. Ojalá volvieran a votar. Pero yo seguiré aquí porque en La Línea el arte callejero no tiene mucho futuro”.

Como Ricardo, unas 9.000 personas cruzan diariamente el puesto fronterizo para trabajar en Gibraltar, donde hay asentadas 40.000 empresas, aunque la mayoría de ellas sólo a efectos fiscales. Isa, de San Roque, once años trabajando al otro lado, es la que menos recorrido tiene que hacer, ya que su puesto de trabajo está justo a la entrada, en la tienda de tabacos y bebidas que hay antes de la pista del aeropuerto. De hecho, dice, “yo dentro voy poco, soy más de España”.

Sin embargo, está preocupada por lo que sucederá con la Seguridad Social tras la ruptura total. “Tengo derecho a la sanidad en España y en Gibraltar, aunque prefiero la de Gibraltar, con todo lo que se dice. Estuve ingresada una vez en el hospital de dentro y la atención era mejor que en el hospital de La Línea”.

A Alfonso, que trabaja en una tienda de electrodomésticos y fotografía de Main Street, lo que le preocupa es la jubilación porque acaba de cumplir 60 años. “Mi padre tenía un negocio aquí cuando cerraron la verja a finales de los 60 y se quedó sin nada, lo perdió todo. Volvió a montar otro negocio en La Línea, pero no era lo mismo. Aquello fue tremendo. No es que pensemos que se va a cerrar la verja, pero nos tenemos que encomendar a lo que negocian unos y otros. El PSOEdice una cosa, la oposición lo contrario y a los trabajadores nos tienen en ascuas”.

Alfonso decidió buscar trabajo en Gibraltar cuando se quedó en paro, aunque no podía evitar que le viniera el recuerdo de la ruina de su padre: “No quería volver”. Ahora no se quiere ir. En cualquier caso, llegó como asalariado “y nunca he tenido problemas. Es verdad que ahora los precios se han igualado un poco, hay mucha competencia y ya no es como antes. Y claro, ahora con la jubilación tan cerca que te lo pongan en el aire...”

“Que tengan cuidado con lo que hacen que, al final, la parte más débil somos nosotros”

Donde acaba el Gibraltar de escaparates y se adentra la parte vieja, la más castiza, las más cargada de historia, donde está el cementerio de los caídos de Trafalgar y cruza la fortaleza una vía llamada Europa Road, tres trabajadores del alcantarillado, los que limpian el subsuelo, los tres de La Línea, despachan su almuerzo en las tarteras.

Que les dejen tranquilos tal y como están. Ellos no molestan a nadie, se dedican a sus negocios y nos dan trabajo a la gente de La Línea, que no sé que sería de nosotros sin ellos. Y luego, sí, dicen muchas cosas de ellos, pero es más lo que dice la gente de fuera que lo que de verdad hay aquí”.

El trabajo de las arquetas es casi exclusivamente para los españoles. “No es agradable y casi no hay gibraltareños que lo hagan, pero hay que entenderlo, ellos viven aquí y nosotros somos los visitantes, es normal que ellos elijan primero los mejores trabajos”, dicen justificándoles, al tiempo que les reconocen que el empleo que proporcionan es estable y bastante mejor del que pudieran encontrar, si lo encontraran, al otro lado, en el lugar al que regresan cada tarde tras el tajo.

A Dani, obrero de la construcción de La línea en un lugar que está plagado de andamios, no le faltó trabajo en la Roca durante la burbuja española.Quitándose un momento el casco, reflexiona: “Dicen que nos engañan con los sueldos, pero engañan más los constructores españoles pagando lo que pagan. Aquí los sueldos son buenos y se paga al día”.

Melania también lo tiene claro. Le gusta trabajar en Gibraltar y no tiene pensado marcharse a ningún otro lugar a buscar empleo. Ella ha ido “abriendo la calle”, que es como llaman los dependientes españoles de Main Street a ir mejorando de tienda en tienda. En la calle comercial se prospera de esta manera. Se empieza en una tienda, se pasa a otra que te ofrece mejores condiciones y, poco a poco, vas llegando a los mejores lugares de la calle.Melania ahora está en una tienda de juguetes que ha hecho buena caja, nos dice, con el black friday. En la puerta hay un click de Famobil gigante con gorro de pirata.

“Trabajar aquí es mucho mejor que en La Línea. El horario es más lógico. Entras a las nueve y te vas a las siete y, por lo menos, tienes un poco de día para ti. En España con el horario de comer ese tan largo te pasas todo el día pillada. Además, yo con la moto estoy a veinte minutos de mi casa. Si trabajara en Algeciras tardaría muchísimo más. Y bueno, en La Línea, como sabéis, apenas hay trabajo”, explica.

Hablando de horarios recuerda el verano en que “en Madrid ordenaron que se ralentizara el paso de la aduana. ¿Os acordáis?Había unas colas enormes. Yo tardaba dos horas en llegar a casa. Los trabajadores nos preguntábamos que por qué, para fastidiar a Gibraltar, nuestro Gobiernos a quien fastidiaba era a nosotros. Por eso tienen que tener mucho cuidado con lo que hacen porque al final la parte más débil somos nosotros”.

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