Andalucía

Secuestros y torturas sin piedad como castigo por llevarse alijos de droga ajenos

En el lado oscuro la piedad es un bien escaso. Una vez traspasada la línea roja sangre el dinero es lo único que tiene valor y la vida humana se desprecia. Por eso la Guardia Civil y la Policía Nacional están acostumbradas a enfrentarse a bandas perfectamente jerarquizadas que no dudan en secuestrar, torturar y asesinar, llegado el caso, por mor de un alijo perdido. El caso del vecino de Cuartillos que ha encontrado la muerte a manos supuestamente de un grupo que buscaba 120 kilos de hachís birlados no es nuevo. Recientemente fue muy sonada la detención de Ismael López 'El Ojos' y su banda después de varios secuestros violentos y del presunto asesinato del Pelón, un chiclanero envuelto en negocios turbios y con el que no mostraron ningún tipo de clemencia tras considerar que se había quedado con el dinero de un supuesto alijo perdido.

En otras ocasiones la Guardia Civil ha llegado a rescatar a personas que eran torturadas en su propia casa, como ocurrió en la denominada Operación Toante, que se destapó cuando la Benemérita tuvo conocimiento del secuestro y la agresión de una persona en su chalet de Conil. Sobre este hombre emplearon una violencia extrema mientras le interrogaban sobre el paradero de una partida de hachís. Su infierno se prolongó por espacio de cinco horas, en la que cuatro miembros de la banda le rompieron los dedos de los pies con un martillo y llegaron a rociarlo con vinagre para causarle más dolor en las heridas.

En otras ocasiones los miembros de estas bandas incluso llegan a hacerse pasar por agentes de los cuerpos de seguridad del Estado para hacerse con alijos o secuestrar a otros narcotraficantes. No llevan uniformes pero sí placas y abundante documentación con la que consiguen parar coches y lograr intimidar a sus blancos.

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