Cinco llagas

Sermón en la capilla

  • Toma de posesión como jefa de la oposición. Con seis meses de retraso, Susana Díaz ha asumido ayer la jefatura de la oposición. Abandonó la cantinela del 'trifachito' con Vox al mando

Susana Díaz

Susana Díaz / Efe

Susana Díaz tomó ayer posesión como jefa de la oposición en Andalucía. Es noticia destacable. Lo dijo ella en su turno de réplica al presidente Moreno: allí hablaba como jefa de la oposición. Le ha costado seis meses abandonar el sambenito de que había ganado las elecciones y que en Andalucía había un trifachito usurpador dirigido por Vox. Moreno se dio cuenta del cambio de estrategia, pero no vino preparado para la embestida de una buena polemista como Díaz. Era más fácil burlar los lamentos de reina destronada que un ataque político en toda regla. Susana le ganó a Juanma un debate sobre educación.

Quizá llegó el presidente demasiado confiado a ese momento tras darse, como de costumbre, un par de bailes con los portavoces de Ciudadanos y PP, siempre tan inmisericordes con la pasada administración socialista, como complacientes con su jefe. El azúcar no es recomendable en la dieta parlamentaria. Contribuyó a esta confusión que Hernández, el portavoz del ultranacionalismo patrio, se sumara al carril de los afectos hacia el patrón del Ejecutivo y a las pullas contra los gobiernos del PSOE. Cuando se levantó Díaz, sólo había desentonado en la capilla de Las Cinco Llagas la espada de fuego de Ángela Aguilera, de nuevo titular del equipo Adelante: un ciclón gaditano de categoría 3 sacudió a Moreno, al franquismo, al Rey, a Aznar, a Teófila Martínez, al sursum corda y al PSOE, que siempre cobra cuando esta portavoz se pone el traje de izquierda auténtica.

El presidente tuvo buenos y regulares momentos. Se ha hecho al papel y está cuajando un personaje hipotenso estilo Rajoy. Ayer lució una oratoria de púlpito en la que lo mismo hablaba del infierno fiscal que había con los socialistas, que explicaba el paraíso social al que se encamina Andalucía con los presupuestos que hoy presenta su consejero de Hacienda. De eso trató su diálogo guionizado con José Antonio Nieto, el portavoz del PP. Nieto arrancó dándole jabón a toda la oposición, por los acuerdos para renovar los órganos de extracción parlamentaria. A todos, incluso a Maíllo, aunque no ha pactado nada con él. Y no olvidó a Romero, portavoz de Ciudadanos, ahora que PP y Cs andan de cortejo poselectoral.

Todo el mundo es bueno, parecía decir, antes de sostener que su presidente era una persona y un político valiente. (Aguilera lo había llamado cobarde). Abandonó el portavoz enseguida su buenismo para explicar los presupuestos de manera sectaria: "Antes era primero el partido, después los amigos del partido, tercero mantener la burocracia y si quedaba algo para invertir. Eso se ha acabado". Un Barrio Sésamo perverso.

Aplastado por toneladas de algodón, el presidente le contestó desde el púlpito. Se congratuló de los acuerdos, que son sin duda un triunfo diplomático de su gobierno, y se animó a resaltar sus buenaventuras: "el camino más corto para mejorar la calidad de vida de los andaluces es el acuerdo". Después pasó a sonreír cuando sacó la misma tabla de Excel con la que nos castigaba en situaciones similares Díaz y empezó a desgranar datos presupuestarios, que también arrancaron sonrisas a la consejera de Agricultura. Eso sí, no pudo evitar hablar de Lucifer: el Gobierno anterior había marginado a la agricultura, había olvidado el agua...

Con Romero los bailes presidenciales tienen más rock and roll. El portavoz de Ciudadanos necesita pista, es un caso perdido de afición al ajuste de cuentas. En sólo tres pasos ya está sacudiendo al socialismo. Ayer primero citó a Einstein, después definió la importancia de la educación, y en un minuto estaba en su práctica favorita: "al PSOE durante 37 años no le ha importado que Andalucía se hundiese".

Hablaba Romero de educación, y su preámbulo fue monográfico sobre las políticas del PSOE. Los puso de limpio: recortes, bajas sin sustituir, precariedad laboral, instalaciones deficientes, temperaturas extremas… Un panorama dantesco que induce a la duda sobre el conocimiento de esa situación por parte de este diputado en los últimos cuatro años, cuando su partido apoyaba a los socialistas.

Para responderle, Moreno se bajó del púlpito a la barra de bar, en plan compadre: "hubo logros en los primeros años, pero después vino el conformismo, la resignación, el fracaso y la propaganda, mucha propaganda". Todo este arsenal era una medida preventiva en defensa de Javier Imbroda, sobre el que llueven las críticas desde las filas socialistas. Romero le dedicó unos piropos: "El escozor que usted le produce al Partido Socialista es directamente proporcional al grandísimo trabajo que está haciendo su Consejería". Moreno también se apuntó a la operación de salvar al soldado Imbroda, habló de plan plurianual, reconocimiento de la autoridad docente, centros bilingües, bachillerato internacional, FP...

Pero quedaba el guión de las preguntas de Díaz, que no estaba escrito como el de Nieto. Llegó la ex presidenta con unas preguntas que le repitió dos veces a su sucesor, y Moreno hizo un gallego muy marianista: no se dio por enterado. Susana fue al grano, elogió el sistema educativo andaluz, el mayor de España, con 100.000 profesores. Se lamentó de las constantes críticas de la coalición de gobierno.

Admitió que hubiese cosas por mejorar. "Pero de ahí a que todo esté mal media un abismo. En los últimos 10 años ha bajado 16 puntos el abandono escolar". Y fue a por Imbroda. Ridiculizó sus declaraciones. "Sobran comentarios como que los padres abandonan a los hijos en infantil y los recogen después del bachillerato, que los profesores son unos vaguetes, que tienen flojera y se dan siempre de baja". [Imbroda dijo: "hay profesionales que tienden a la baja, que flojean; sucede entre el profesorado como en cualquier otro colectivo laboral"].

El presidente hizo mutis por dos veces a cuatro preguntas. Si iba a reponer los 700 puestos eliminados de la oferta de empleo, si iba a ampliar la gratuidad de los libros para 3 a 6 años, si iba a cerrar colegios en zonas rurales y si iba a mantener en el 80% la educación pública. O quizá a la última sí contestó, cuando dijo que el presupuesto en educación más alto de la historia sube un 3,5% hasta 7.508 millones, mientras la concertada aumenta en un 5,3%.

Confortada con su futuro estable por dos años, la ex presidenta tomó posesión como jefa de la oposición.

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