Sesión de investidura

Susana Díaz amaga ya con unas nuevas elecciones tras recibir un tercer no

  • La socialista culpa a los otros partidos de pensar en "trueques" con los resultados del 24-M. La oposición exige a la presidenta que lidere la negociación. Sin fecha para la cuarta votación.

Compuesta, pero sin apoyos, Susana Díaz encajó ayer el tercer rechazo de toda la oposición a su investidura como presidenta de la Junta manteando la amenaza de unas nuevas elecciones autonómicas, como hiciera con IU meses antes de la ruptura anticipada del Gobierno. "Si hay que ir a unas nuevas elecciones, se irá", planteó Díaz por primera vez la posibilidad de que vuelvan a repetirse los comicios por la imposibilidad de recabar apoyos a su candidatura antes del 5 de julio.

Paradójicamente, los cuatro grupos que recabaron menos votos que el PSOE el 22 de marzo y a los que Díaz culpa del "bloqueo" recibieron el órdago sin urgencias. "Si hay que ir se va, pero ir pa ná...", hizo la gracia Juan Manuel Moreno, presidente del PP andaluz, que criticó la incapacidad de Díaz para llegar a acuerdos en cualesquiera de las vías que le permiten formar Gobierno.

Teresa Rodríguez, portavoz de Podemos, consideró que "si Díaz está echando cuentas otra vez y poniendo en marcha su máquina demoscópica está demostrando quién tiene de verdad intereses electoralistas" y señaló que unas nuevas elecciones "certificarían el fracaso del PSOE". Juan Marín, líder de Ciudadanos, dijo que "no es lo más razonable ni lo más aconsejable para la comunidad", pero que "si hay que ir, se irá", abrigado en los resultados que le dan las encuestas a nivel nacional. Antonio Maíllo, coordinador general de IU, auguró que el PP impedirá una nueva votación y facilitará antes la investidura.

La sucesión de rondas de negociación ha deteriorado las relaciones entre el PSOE y los demás partidos, los que se conocían y los que no, enrocados cada uno en sus posiciones, de manera que la gobernabilidad sigue tan impredecible que, a falta de instrucciones, el presidente del Parlamento, el socialista Juan Pablo Durán, dejó sin fecha la próxima votación en el hemiciclo, aunque se da por seguro que se celebrará tras las municipales. Susana Díaz siguió indolente una votación que duró once minutos y que repitió el guión anunciado con los 47 síes del PSOE y los 62 noes del resto. "Vámonos", se leyó en los labios de Díaz a la finalización, ausente la sonrisa y fruncido el entrecejo.

Sin contrayente que la avale, Díaz insistió, primero en una reunión ante su grupo parlamentario y luego en declaraciones a los periodistas, en los mismos argumentos que no le han valido hasta el momento el apoyo de ningún otro partido. La socialista culpó del fracaso a los intereses electorales de todos los demás, aglutinados en "el bloque del no" y presumiblemente interesados en introducir a Andalucía en el reparto de poder territorial que se abrirá tras el 24 de mayo. Díaz aseguró que no va a permitir que Andalucía sea "trueque" de nadie o un "cromo que van a intercambiar".

La candidata presumió de la dote que, en su opinión, la hace de merecer (el pacto anticorrupción más contundente de España, el paquete de medidas antidesahucios más avanzado del país…) sin que le agrade lo que ofrecen los demás. "Que tenga la mano tendida al diálogo no significa que asuma íntegramente lo que dicen quienes han perdido, eso es dogmatismo", dijo. Lejos de lanzar carantoñas a los posibles pretendientes, Díaz continuó con su división entre vencedores y vencidos: "El PP-A no se ha recuperado del resultado del 22 de marzo; Podemos está mirando de reojo a Ciudadanos y viceversa, e Izquierda Unida no se sabe ni a dónde mira, y mientras, los andaluces esperando y pagando el oportunismo político".

El argumento de la parálisis e inestabilidad en la Junta fue el que causó mayor enojo a la oposición. Moreno se preguntó "hasta cuándo van a estar los andaluces pagando la soberbia de la señora Díaz" y la conminó a "bajarse del pedestal". "Nos ha llevado a esta especie de callejón sin salida por la falta de visión y falta de humildad", agregó Moreno. Rodríguez mostró su indignación por que la socialista tenga la "irresponsabilidad" de decir que lo servicios públicos están en riesgo. Algunas advertencias de Díaz sobre lo  que no puede hacer como presidenta en funciones, como el plan estival en los centros de salud o la ampliación de plazas en guarderías, no las han secundado ni los suyos. "Es una urgencia exclusivamente electoral, no realmente de gestión", dijo Marín.

Los grupos coincidieron en exigir a Díaz que lidere la negociación  (PP, IU, Ciudadanos), recriminaron que ignore sus propuestas (Podemos, C's), avisaron de que hay semanas para negociar (PP, C's) y todos esperaron que no se repitan nuevas convocatorias de Pleno si no hay novedades que favorezcan un acuerdo. Descartado un candidato alternativo, Susana Díaz espera otra oportunidad. Si no lo logra, habrá elecciones en septiembre.

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