Andalucía

Valores deltrigo

  • Los especuladores internacionales y los fondos de capital riesgo hacen negocio con los cereales, sin apenas beneficio para los agricultores, y abocan a la desaparición a centenares de pequeños ganaderos andaluces

El negocio funciona así: el broker de la Bolsa de Chicago, pieza importante en un fondo de capital riesgo, ordena, con una alta dosis de crédito y dinero ajeno en la operación, el flete de un buque y la compra de toneladas de cereal cuando el precio internacional es mínimo. Da igual de donde sea el cereal. Él controla el precio desde su despacho enmoquetado. Una vez cargada la mercancía, el buque circula de puerto en puerto. Para él, ese buque de cereal es un número, una cotización, un commodity de gran valor porque es de esos productos, como el cobre -o más que el cobre-, que puede llegar a generar alarma. Y alarma es una buena palabra para el broker, sobre todo si una salvaje ola de calor en Rusia incendia campos de trigo y el cuarto productor del mundo anuncia suspensión de exportaciones. El trigo se acaba de convertir en oro en ese buque. Que siga navegando. No hace falta vender la mercancía para ganar dinero en el parqué cuando se tiene información sobre la mercancía. Chicago acaba de reventar el mercado del cereal y Juan Rodríguez, un ganadero de vacuno de leche de Cádiz estalla y cierra su explotación. El broker puede no saber cómo es un campo de cereal, pero acaba de expulsar del juego a un hombre con 50 años de trabajo a sus espaldas en los establos.

Juan hizo cuentas: desde hacía más de veinte meses no conseguía colocar la leche por más de 33 céntimos; en junio pagó el maíz a 23 pesetas (él sigue hablando en pesetas) y ahora no lo consigue por menos de 43. Ocurre igual con la cebada, la soja y la alfalfa. Esto se debe -entre otras muchas cosas, porque el broker es sólo el detonante- a que el buque del broker sigue navegando y genera una reacción en cadena. Juan sigue echando cuentas. Ya está en edad de jubilación y no quiere esta vida para sus hijos. Su paso no lo darán otros porque casi todos los ganaderos andaluces están entre los 45 y los 55 años "y a esa edad qué vas a hacer", pero él lo dará. Juan abandona. No piensa pagar 41 pesetas por un kilo de cebada... y la luz, y el gasoil, y los costes financieros, y la incineración de las vacas muertas. Por 33 céntimos no.

Es consecuencia de lo que el comisario de Agricultura de la UE, Dacian Ciolos, llama "hiperespeculación escandalosa, que renueva la preocupación por la seguridad alimentaria y el carácter estratégico de la agricultura". Y es que desde la Bolsa se puede provocar una crisis alimentaria porque el buque puede navegar y navegar. El broker no tiene prisa. A más alarma, más ganancia.

Manuel Vázquez, presidente de Asaja Cádiz, es agricultor y ganadero. Está en los dos puntos de la cuerda y entiende a los dos. "El agricultor no se está beneficiando del incremento de los precios del cereal por la sencilla razón de que cerró la operación durante la campaña, cuando los precios estaban aún bajos, al 40% del actual, pero lo cierto es que ese incremento del precio es una recuperación, no un precio disparatado. El problema para el ganadero es que su producto es el que no se recupera en el precio y cualquier incremento en costes de explotación con unos márgenes muy limitados le hace caer del alambre en el que se mueve".

Mucho más gráfico es Miguel Cobos, secretario general de UPA Córdoba: "El agricultor nunca puede ganar. El intermediario puede esperar y comprar a precios más bajos porque el agricultor acabará impacientándose. Será él, el intermediario, el que acabe por beneficiarse del incremento de los precios internacionales. ¿Y por qué? Porque los agricultores somos muchos y desorganizados y los especuladores son pocos y muy bien organizados". De esa maniobra especulativa, el intermediario, el almacenista, que no es un especulador, logra beneficio, pero no necesariamente el pequeño agricultor.

Aun así, Vázquez no ve la solución en el descenso de los precios del cereal, "que no creo que vayan a bajar a corto plazo, sino en que la ganadería se revalorice. Para ello no contamos con la ayuda de las grandes cadenas de distribución que utilizan habitualmente productos de primera necesidad como la leche como gancho para ser agresivos en sus ofertas en la estantería, vendiendo a veces por debajo del coste". Esto, sostiene Vázquez, lo entiende Agricultura, pero no Economía, más preocupada por que no se les desboque la inflación. "Pero esto es dejar el poder total a los mercados, donde los productores somos débiles".

Juan Rodríguez es pesimista. "Son años y años de llevarnos un palo detrás de otro sin que se vislumbre el futuro, años de rozar el abismo. Creo que dentro de quince años no quedarán ganaderos de leche en Andalucía". Y Vázquez subraya la situación de los criadores de porcino. Al fin y al cabo, el cerdo, al contrario que el becerro, come forraje todo el año y el precio del cerdo está estancado. "Necesitaríamos el apoyo de las administraciones para que adoptaran medidas puente porque no se sube el precio de un kilo de carne de 600 a 800 pesetas de un día para otro. Pero es indispensable. Si vendías a 600 pesetas la carne cuando el coste de producción de la alimentación era de 35 pesetas kilo y ese precio ha pasado a 60 y así se va a mantener, no puedes continuar. Vas a pérdidas. Estamos poniendo en peligro un mercado estratégico como es el de la alimentación".

Y nada va a cambiar. "No hay ninguna circunstancia que alivie la tensión en los mercados", aseguraron hace unos días a Efeagro fuentes de la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas de España. Las inundaciones en Australia, otro de los grandes productores, están jugando a favor del broker de Chicago. Más alarma. Al conectarse en el ordenador a la apertura de mercados europeos, se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja al escuchar a la cronista de Bloomberg: "El precio del cereal en el mercado de futuros de Londres (Liffe) alcanzó los 253,5 euros por tonelada, casi su nivel más alto en los últimos tres años. En la UE, las existencias de trigo ya están en un nivel bajo, por lo que los analistas estiman que esta materia prima en el mercado de futuros de Londres podría alcanzar el nivel de la primavera de 2008, cuando se situó en un máximo de casi 300 euros la tonelada". El buque puede seguir navegando.

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