Opinión
Pedro Domecq Loustau
La Agencia de Control de Fronteras Exteriores (Frontex) de la UE reconoce que el intento de entrada de forma irregular de los inmigrantes a bordo de barcas neumáticas de juguete es "motivo de alarma" para las autoridades tanto españolas como europeas, porque aumenta aún más la peligrosidad de la travesía.
Lo aseguró en una entrevista con Efe el director adjunto de Frontex, Gil Arias, que indicó que la llegada de inmigrantes de forma irregular en los seis primeros meses del año ascendió a 2.568, un 0,4% más que en el mismo periodo de 2012, cuando sumaron 2.559.
"España ha dejado de ser el punto de entrada para la inmigración irregular", constató Arias, ya que sólo el 7,4% de los inmigrantes irregulares que entraron a la UE en el primer semestre del año, lo hizo por este país.
En concreto, por vía terrestre entraron un total de 1.589, un 51% más que en el primer semestre de 2012, debido, fundamentalmente, a los asaltos a las vallas que separan Marruecos de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Por vía marítima, entraron 979 personas de forma ilegal, según las últimas cifras de Frontex que corresponden al primer semestre de 2013 y que, por tanto, no incluyen el repunte de la inmigración clandestina que se ha registrado en los últimos días en aguas del Estrecho.
En este sentido, Arias destacó que lo que sí ha cambiado respecto a 2012 y "es motivo de alarma" para las autoridades españolas, sobre todo para Salvamento Marítimo y el Gobierno además de Frontex, es el modus operandi de los inmigrantes que tratan de alcanzar las costas españolas con barcas neumáticas de juguete.
"Estas barcas están pensadas y construidas para los niños, para jugar en la playa y para transportar dos o tres personas y, sin embargo, se utilizan para cruzar el Estrecho y con siete u ocho adultos a bordo, lo cual hace la travesía muy peligrosa", subrayó.
Arias sostuvo que uno de los factores que contribuyen a la llegada por vía marítima de inmigrantes irregulares es la meteorología, así como los conflictos políticos y armados como se comprobó durante la primavera árabe, aunque este caso no influyó en España.
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